El coordinador general de las propuestas programáticas de Laura Raffo cree que Uruguay tiene que “sincerarse” en materia de seguridad, actitud que implica reconocer que pese a que hoy, tras el gobierno de Luis Lacalle Pou, se está “mucho mejor”, el asunto sigue siendo preocupante. “Estamos mal todavía y hay de verdad un tema de emergencia en seguridad que tenemos que seguir tratando”, dijo en entrevista con El País, en la que también adelantó que, tal como se proyecta en Sumar —el sector político de la economista— bajar el costo de vida es un objetivo que puede empezar a concretarse “entre marzo y julio” de 2025, en caso de ganar las elecciones y aplicarse las medidas que propone la precandidata del Partido Nacional.
—¿Qué lo sedujo de Laura Raffo para aceptar ser su coordinador de programa?
Bueno, la conozco de toda la vida, porque en realidad fuimos compañeros de clase desde 1977 hasta 1991. Y luego retomamos contacto 30 años más tarde, en 2021, en el programa Todas las Voces (de Canal 4). Y cuando me comentó que estaba en vías de armar un nuevo sector dentro del Partido Nacional yo tomé la iniciativa y le dije que la quería acompañar.
—¿Fue desafiante armar un programa cuando se parte de un lugar muy asociado al gobierno actual?
—Efectivamente, Laura Raffo nos planteó un desafío importante: teníamos que hacer unas propuestas que partieran de la base de lo bueno que se había hecho en estos años, pero que tuvieran el objetivo de plantearse nuevas metas, nuevos horizontes, que fueran más allá de lo que se había hecho. Por eso damos por bueno un primer escalón, un primer piso, para a partir de allí construir una segunda etapa.
—Bajar el costo de vida parece ser la gran apuesta del programa de Raffo. La precandidata hablado de al menos tres ejes: desburocratización del Estado, facilitación de importaciones y fortalecer la Comisión de Proporción y Defensa de la Competencia. ¿Pero por dónde se empieza?
—Planteamos una batería de medidas que se pueden aplicar rápidamente. Nosotros estamos urgidos porque, evidentemente, cuanto antes se tomen las medidas, antes se cambia la realidad y antes se podrá llevar adelante lo que se está prometiendo en campaña.
—¿Está estimado cuánto tiempo puede llevar desde que se aplica lo que proponen hasta que se pueda percibir la baja del costo de vida?
—No soy especialista en la dimensión económica, pero está claro que en los primeros meses se puede. O sea, entre marzo y julio, por decir algo, se pueden plasmar cosas concretas que permitan que rápidamente esto se traduzca en el bolsillo de la gente. Nosotros no estamos planteando esto para que se demore dos o tres años.
—Dice que se va a notar “en el bolsillo”. Eso quiere decir que proyectan una baja ostensible.
—Sí, claro. Tenemos, por ejemplo, la propuesta de mejorar la competencia, la habilitación de un comercio mayor y todo lo relacionado al comercio de frontera. Todo esto se tiene que poder hacer rápidamente, entre otras cosas porque este gobierno ya ha tenido proyectos sobre esto. No es que partimos de la nada.
— ¿Hay una fórmula concreta para lograr el objetivo de crear 15 mil puestos de trabajo para los jóvenes o es en función del crecimiento económico esperado?
—El diagnóstico que tenemos es que, por los aportes patronales, hoy tomar mano de obra joven y sin experiencia está siendo muy caro en la ecuación de las empresas. Por eso planteamos una subvención de manera de que la primera experiencia laboral sea más fácil de llevar adelante ya que las empresas tendrán un incentivo. Es algo que, por tanto, tiene incentivos concretos, que no depende simplemente del crecimiento natural de la economía. Y es una acción del Estado de manera de poder plasmar rápidamente que, en el espacio de un año, haya 15 mil nuevos puestos de trabajo.
—¿Quién es el principal referente en la mesa de seguridad de Sumar? ¿Luis Alberto Heber?
—Son cuatro referentes importantes y complementarios. Heber por supuesto, pero también están Carlos Daniel Camy, Matías Terra y la exfiscal Gabriela Fossati. Los cuatro han aportado desde sus distintos puntos de vista.
—En esta materia proponen que 1.000 efectivos militares, previo curso de formación policial, pasen a integrar las filas de la Guardia Republicana. ¿No hay un riesgo de que prevalezca su faceta militar cuando van a operar en zonas civiles?
—Creo que Uruguay tiene que sincerarse en materia de seguridad. Nosotros en 2005 teníamos aproximadamente 8500 rapiñas por año. En 2019 se llegó a 31 mil y hoy estamos en 22 mil por año. Estamos mal todavía y hay de verdad un tema de emergencia en seguridad que tenemos que seguir tratando. Logramos estar mejor, mucho mejor, pero falta mucho para estar bien. Entonces, si ese es el diagnóstico de la realidad, lo que nosotros hacemos cuando decimos que tienen que haber 1000 efectivos que pasen del Ministerio de Defensa al Ministerio de Interior con la formación específica para ser buenos policías es reconocer en los funcionarios del Ministerio de Defensa algo que es muy importante que es: espíritu en cuerpo, sentido de nación y disciplina. Esas son cosas muy importantes en sí mismas para lo que tenemos enfrente, que es un problema serio de seguridad. Sabemos que no es lo mismo la defensa que la tarea policial. Entonces, tomamos una ventaja que tenemos en cierto tipo de funcionarios y desde esa ventaja tratamos de mejorarlas aún más para atender esta emergencia.
—¿Cree que hay algunos contenidos del programa de Raffo que están siendo tomados en cuenta por el comando del precandidato Álvaro Delgado?
Las ideas no tienen padre ni madre; lo que tienen es una difusión cuando resultan que están bien y que tienen gente que las apoya. Evidentemente formamos parte del mismo partido, por tanto es muy razonable que haya ideas que sean primas hermanas unas de otras. Y también es cierto que hay muchos técnicos que trabajan con Delgado que son amigos o conocidos. Sin ir más lejos, Agustín Iturralde y yo hemos trabajado juntos en la cátedra de Economía y Sociedad de la Universidad ORT. O sea que no me extrañaría nada que finalmente hubiera zonas de acuerdo y bienvenido sea, porque quiere decir que tenemos diagnósticos parecidos y soluciones parecidas y eso está muy bien, forma parte de la vitalidad de los partidos políticos.