FRENTE AMPLIO
Quedó tercero en la interna en las elecciones para la Intendencia de Montevideo, superado por Carolina Cosse y Álvaro Villar.
"Ahora estoy liberado”. La frase corresponde a una de las figuras del Frente Amplio que se proyectaba como la renovación dentro de la izquierda. Un dirigente político que arañó la Presidencia de la República en una elección nacional que se definió por los votos observados. Y que logró gestionar el gobierno de la capital con una aprobación de gestión muy alta, dejando un paquete de obras importantes.
En poco tiempo derrumbó su caudal político, producto de deslices y desaciertos en sus discursos, y cierta incapacidad de comunicarles a los frenteamplistas sus logros al frente del gobierno en Montevideo.
La frase corresponde a Daniel Martínez. Fue de las primeras expresiones que soltó tras reconocer ayer de noche la derrota en la elección municipal de Montevideo. Lo dijo camino a la sede del Frente Amplio, unos pasos antes de cruzar la avenida 18 de Julio.
Martínez terminó último en la interna de la coalición de izquierda, superado por Carolina Cosse, a quien le había ganado en junio de 2019, y también por Álvaro Villar, un debutante en la arena política con apenas seis meses de carrera.
“Intentaron enterrarnos, lo que no sabían era que somos semilla”, dijo en la noche del domingo 24 de noviembre del año pasado. Ese día el Frente Amplio ya había comenzado a digerir la derrota que los sacaba del gobierno nacional luego de tres períodos consecutivos. Pero la diferencia que las encuestas proyectaban no fue tal, y Martínez prefirió esperar a que se abrieran los votos observados para reconocer el triunfo del blanco Luis Lacalle Pou.
Desde ese momento, para gran parte del Frente Amplio, Martínez pasó a ser el culpable principal de la derrota, y su proyección política fue cuesta abajo. A tal punto que su propia fuerza política, el Partido Socialista, decidió darle la espalda y a la hora de elegir un candidato le negaron el apoyo para ofrecérselo a su rival directa: Cosse.
Pero eso no fue preocupación para los dirigentes frenteamplistas que apoyaron a Martínez en el intento de ir por la reelección en Montevideo porque “el Pelado” -como lo llaman amistosamente- inició la carrera con ventaja en tres niveles.
Lo primero fue la evaluación de su gestión en el gobierno capitalino; según Factum, el 62% aprobaba su administración. Al mismo tiempo, las encuestas lo ubicaban entre el selecto grupo de los cinco políticos con mejor popularidad. Y el tercer elemento fue haber arrancado con amplia ventaja en la intención de voto ante Cosse y Villar.
“Al Pelado no le ganó Cosse, le ganó el coronavirus”, comentó a El País uno de sus principales escuderos en esta campaña. En el comando sostienen que si las elecciones no se hubieran cambiado de fecha por la emergencia sanitaria, Martínez habría ganado y con comodidad.
Algún analista lo dijo en estas palabras: el principal enemigo de Martínez era el propio Martínez. Su derrota fue volviéndose una carga cada vez más difícil de sobrellevar.
En una de las primeras entrevistas, con Telemundo de canal 12, admitió haber sufrido “falta de memoria por estrés permanente” durante su campaña hacia la Presidencia en 2019. “Recién hace un mes o dos volví a recuperar la memoria de qué hice el día anterior”, contó Martínez el 28 de junio.
Ayer de noche, Martínez decidió esperar los resultados en un local partidario ubicado detrás del Palacio Municipal. Unos 30 dirigentes lo acompañaron. En el ambiente previo parecían tener asumida una derrota que venían marcando las encuestas hacía semanas ya.
“Gracias a todos los Montevideanos/as por dejarnos construir durante 5 años el #MejorMontevideo. Una alegría la victoria del Frente Amplio. Felicitaciones a Carolina Cosse, a seguir construyendo la Montevideo que queremos”, escribió rápidamente Martínez en Twitter.
Ayer Martínez quedó “liberado”, como él mismo se lo admitió a uno de sus asesores camino a la sede del Frente. Su derrota no solo lo coloca en una posición de debilidad dentro de la coalición de izquierda; también abre un escenario de incertidumbre sobre quién ocupará ese lugar. Pues parte de los sectores políticos que buscan el centro del espectro político que apoyaron a Martínez ya piensan en su nueva estrategia futura con nuevas alianzas.
“No pienso perder”, dijo en una entrevista en Canal 4 el domingo 20. Al final se quedó sin partido, sin banca en el Parlamento, sin el sillón municipal, con un caudal electoral muy bajo, y con la mochila puesta por parte del Frente de señalarlo como el culpable de la pérdida del gobierno nacional.
En busca de nuevo espacio de centro
Álvaro Villar y Daniel Martínez fueron los candidatos que reunieron el apoyo de los dirigentes y sectores frenteamplistas de centroizquierda: el llamado voto “socialdemócrata”. Con Villar fueron Mario Bergara, exastorista, y Fernando Amado, excolorado. Con Martínez fueron Pablo Ferreri, del Nuevo Espacio, Álvaro García y Daisy Tourné del Partido Socialista, y Cristina Lustemberg con su agrupación “Par”, que conformó tras el alejamiento del grupo de Raúl Sendic.
Ahora estos grupos buscarán reacomodar sus alianzas para reagruparse luego de la extensa e inédita campaña electoral.
Pero en el medio tendrán la competencia de la propia Carolina Cosse, que ayer desde el balcón de la sede del Frente Amplio en su discurso invocó a dos de las figuras más populares de la historia de la coalición de izquierda: Tabaré Vázquez y Líber Seregni.
La gran batalla será por quién se convierte en el nuevo Danilo Astori del Frente Amplio. Pues el exministro de Economía y hoy senador de la República está algo alejado de la política pública por recomendación médica. De hecho, ayer no votó para evitar el riesgo en medio de la emergencia sanitaria por coronavirus.
Ese espacio de centroizquierda es el más anhelado por los dirigentes frenteamplistas. Bergara, Ferreri y García son tres figuras de renovación, con experiencia en gestión en los pasados mandatos de José Mujica y Tabaré Vázquez. Sin embargo, entran a jugar la competencia cargando con la derrota de la elección municipal de ayer.
Unos piensan en salir a buscar una alianza seregnista como lo fue hace un tiempo el Frente Líber Seregni. Para otros, es necesario hacer una autocrítica intensa, y salir a seducir a dirigentes que hoy están en la coalición “multicolor” pero que tienen un claro perfil de centroizquierda. Allí las miradas están puestas en los dirigentes del Partido Independiente.