FRENTE AMPLIO

Un huevo. Un simple huevo de gallina, de esas que andan deambulando por las calles ahora asfaltadas del barrio, puso fin a la visita de Daniel Martínez a Casavalle. O, mejor dicho, precipitó el final. Porque cuando el huevo se estrujó contra la oreja derecha del presidenciable oficialista, y manchó su buzo negro y su camisa blanca, ya estaba acabando la recorrida por la tierra en la que el Estado le ganó la pulseada al narcotráfico. A Los Chingas.

Martínez se lo tomó con humor y bromeó con que un huevo no le u201chará crecer el cabellou201d. Pero, aunque el huevo y elcandidato del Frente Ampliohayan querido robarse el protagonismo, la de ayer fue la tarde de Gustavo Leal.

Al norte del bulevar Aparicio Saravia, allí donde hay un asesinado cada 18 días o donde hasta mediados de 2018 u201cgobernabanu201d Los Chingas, Leal fue ayer el más aplaudido, el más fotografiado, y -tal vez por alguno de los narcos damnificados- el más odiado.

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u201cAquí hubo una estrategia de seguridad muy precisa para desarticular a un grupo criminal que, entre otras cosas, había dado la orden de que en esta plaza (en la Casavalle, la misma en que le tiraron el huevazo a Martínez) no se podía estaru201d, dice el sociólogo Leal, devenido en director de Convivencia y referente de seguridad en la campaña oficialista. Habla como si fuese locatario. O como si fuese la imagen del orden que llegó para ordenar el caos.

-¿Leal es Bonomi, como dijo el nacionalista Jorge Larrañaga?

-A Larrañaga no le entiendo mucho cuando habla. Pero se lo voy a decir claro: en el fútbol Kesman es Kesman, en seguridad Leal es Leal.

En los pasajes 306 y 316 de Casavalle, donde otrora eran Los Palomares, varios jóvenes grafiteaban las paredes con el u201c79u201d, el número del ladrón, y coreaban el estribillo de una canción del grupo argentino Fuerte Apache: u201cSuenan pistolas en honor a tu memoriau201d.

Pero desde julio de 2018, tras la demolición de las casas que ocuparon Los Chingas y el realojo de un centenar de vecinos, llegó la luz, el saneamiento y lo que Leal llama u201cla cultura de la legalidadu201d.

Esa cultura es la que Martínez quiere u201cseguir extendiendou201d en su arremetida u201ccontra las mafiasu201d. Según el candidato a la Presidencia por el Frente Amplio, u201cla apertura de calles, la mejora de la iluminación y la dignificación de la vida es lo que termina haciendo que el Estado recupere el territoriou201d.

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La casa que será de Alberto y su familia está aún cerrada con candado. Aquel sitio de 22 metros cuadrados que le arrebataron Los Chingas y que, tras la expulsión de la banda de narcotraficantes, el Plan Juntos reformó, volverá a sus dueños originales u201cdentro de pocou201d.

A Martínez le abren las puertas en ocasión de su visita y recorre la casa con una mezcla de orgullo y curiosidad. Hace girar la perilla de la canilla para ver si sale agua, mira los artefactos de luz y el espacio donde irá la escalera que conecta a las dos plantas. Pero su concentración se interrumpe con un niño que canta jingles de Juan Sartori, de Edgardo Novick y del Frente.

u201cLos políticos vienen y prometen, pero después somos nosotros los que tenemos que vivir en estas condicionesu201d, le retruca una vecina a la que le falta trabajo y tiene que mantener a un hijo con discapacidad.

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Pero el candidato oficialista saca pechera y, mientras le pide al jerarca del Mides Federico Graña que tome apuntes de los reclamos, aclara que él viene seguido u201cy no solo en época de campaña como hacen algunosu201d.

Ahora que Los Chingas dejaron de ser el principal problema, los lugareños piden trabajo. u201cTrabajo para los jóvenesu201d, grita una señora que lleva en su cuello la bandera de la lista 711. u201cTrabajo para los uruguayos y no tanto para los extranjerosu201d, dice otra que Martínez conoce hace u201ccomo 14 años y que siempre rezongau201d.

Ante cada encargo -salvo el de un borracho que le pidió u201cuna moneda pau2019 la uvitau201d- Martínez les pide a sus asistentes que tomen nota. No quiere hacer promesas puntuales.

Camilo Álvarez, uno de los militantes y dirigentes frenteamplista que acompañó al presidenciable en la recorrida, explica que u201caunque suene trillado, lo relevante es la solución integral: de nada sirve dar una casa sin oportunidades laborales para mantenerla, y de nada sirve el trabajo sin una buena educación para que los hijos de esas personas tengan un futuro más prometedoru201d.

Martínez le dirá a un vecino que eso u201cde garantizar derechos es la democraciau201d. Aunque justo ayer, en el Día Internacional de la Democracia, un huevo la haya querido manchar.

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La esquina de Colman y Trillo Pays pareció, por un instante, una escena de esas películas que recrean la época de gladiadores. De un lado de la calle venía Daniel Martínez con los suyos. Del otro, Graciela Villar, candidata a vicepresidenta por el Frente Amplio, más militantes y un muñeco u201ccabezudou201d con el rostro del presidenciable. Se estrecharon en un abrazo y dieron inicio a la recorrida de casi tres horas por Casavalle.

Hasta ahí era todo alegría, era banderas flameando, conversaciones con los vecinos y el jingle de u201cvení, vení con lo buenou201d. Pero sobre el final, en la plaza Casavalle, un huevo cayó sobre el costado derecho de la cabeza de Martínez -el verdadero, no el muñeco- y la seguridad -compuesta mayormente por guardaespaldas de Presidencia- apuró el adiós del candidato.

La oposición reaccionó en las redes sociales. Pablo Mieres (Partido Independiente) expresó u201csolidaridad ante el ataqueu201d y dijo u201casí nou201d. El colorado Ernesto Talvi pronunció u201cel repudio más absolutou201d y señaló que u201cla política civilizada es un tesorou201d. El nacionalista Luis Lacalle Pou concluyó: u201cFirme con las ideas, suave con las personasu201d.

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