Redacción El País
Álvaro Delgado se subió al estrado, donde ya estaban ubicados los principales dirigentes de Aire Fresco, y con un “sí” puso en marcha su precandidatura a la Presidencia de la República por el Partido Nacional.

En el gimnasio del Parque Cambadu, sobre las 17:20 horas de este sábado, flamearon las banderas de Uruguay, de la Lista 404 y la divisa blanca. Hicieron eco los aplausos y los gritos de ovación. El repiqueteo de los bombos y el pitido de las cornetas llegó al punto más alto del evento, que había comenzado al mediodía y tuvo a 26 oradores, ante ese simple “sí” de Delgado.

“Queremos ser presidentes porque el Uruguay, a nuestro juicio, está harto de divisiones. Queremos ser el presidente de la unidad de los uruguayos. Queremos ser el presidente de la esperanza”, exclamó en una parte de su discurso.

Ya el lunes Delgado comenzará el proceso de transición para dar un paso al costado del cargo en el Poder Ejecutivo, abocado plenamente a la campaña. El primer mojón será en junio de 2024, cuando se enfrentará a Laura Raffo, Jorge Gandini y tal vez otros contrincantes blancos. Eventualmente llegarán el segundo y el tercer paso, con la primera vuelta y en el posible balotaje entre la coalición de gobierno y el Frente Amplio, que aspira a conformar un paraguas electoral más abarcativo.

A lo largo de su oratoria, Delgado machacó en su trayectoria política y en lo que aprendió teniendo a cargo, en parte, el destino de los uruguayos desde el 1° de marzo de 2020.

Si bien destacó los “muchos logros” del gobierno, aseguró que lo que más lo marcó fueron las “crisis” que atravesó, como la pandemia, la sequía, la crisis hídrica y las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania.

“Además de anunciar medidas, lo que le dimos a la gente fue seguridad y amparo”, afirmó Delgado. Quien fue quizás el principal vocero de los asuntos relacionados a la pandemia de covid, confesó que en ese momento sentía el mismo “miedo” que quien estaba del otro lado de la pantalla, pero que siempre se actuó en pos del bienestar colectivo. Es en estas oportunidades -dijo- que se mide si un dirigente tiene “temple”.

No obstante, a pesar de la “manija consistente” de los dirigentes de la oposición -agregó-, los distintos pasos dados por el presidente Luis Lacalle Pou, alma máter de Aire Fresco, dieron frutos. El dirigente recordó que cuando tomaron la decisión de no decretar una cuarentena obligatoria por el virus, apostando a la “libertad responsable” de los uruguayos para evitar las consecuencias negativas del encierro, muchas personas -incluso votantes de otros partidos- se lo agradecieron.

El precandidato se remontó a sus inicios como militante, vinculado al Wilsonismo, y recordó todas las etapas de su carrera política. Desde que inflaba globos en congresos del partido hasta acceder, a los 29 años, a su primer cargo, en el Ministerio de Trabajo. También cuando se embarcó junto a Lacalle Pou en el proyecto de Aire Fresco.

“Siempre tuve la capacidad de ir al encuentro. De escuchar, recibir pero, sobre todo, tolerancia”, destacó, y dijo que a él lo han visto tanto en los congresos de la Federación Rural como en los actos por el Día de los Trabajadores, organizados por el Pit-Cnt.

Por eso, pidió que no solo los militantes nacionalistas depositen en él su confianza, sino todos los uruguayos que buscan a ese “presidente de unidad”.

“Quiero ser presidente porque tenemos la oportunidad histórica de seguir transformando el país, de seguir cambiando para continuar este camino de desarrollo, soñar en grande. Cuando nos unimos, podemos. Quiero ser presidente porque está en juego el modelo de país que queremos ser: queremos ser un país que avanza guiado por los principios de libertad, solidaridad y justicia. Quiero ser presidente porque ya ordenamos la casa y sentamos las bases para poder mirar mucho más lejos y seguir el camino de un Uruguay más libre, justo y con mayor bienestar. Quiero ser el presidente de un país integrado, gobernar para todos, con unidad, con oportunidades para los que nos votan y para los que votan otra opción, para los que viven en cada rincón del país”, expresó.

Fue Martín Lema, el ministro de Desarrollo Social, quien se encargó de darle el pie al secretario de Presidencia, preguntándole a la militancia si quería que Delgado aceptara el desafío.

Lema, compañero de sector -que meses atrás llegó a marcar en las encuestas de intención de voto del Partido Nacional- dijo que la elección de 2024 es “simple”, entre “dos modelos”. El del Partido Nacional, aseguró, se posiciona “desde acciones y hechos”.

Por el contrario, aseguró que este es “el peor Frente Amplio de la historia” y que “los radicales se llevaron puesto todo”, pero que no podrán con Delgado.

Para el secretario de Estado no importa si el candidato frenteamplista es Yamandú Orsi o Carolina Cosse, los únicos dos que mencionó. “Es lo mismo, les vamos a ganar igual”, dijo, confiado. Según Lema, su fuerza política “está en su mejor momento” y hasta “enamora” a votantes de otros partidos.