Luego de varios idas y vueltas en las últimas semanas, finalmente el senador nacionalista Gustavo Penadés solicitó ayer licencia en la Cámara de Senadores, por lo que se retirará de la actividad política mientras se resuelven las denuncias por presunto abuso sexual y explotación de menores que lo tienen como denunciado y que ya generaron el inicio de una indagatoria penal.

Según señalaron a El País fuentes del Partido Nacional, el senador herrerista decidió de esta manera “reconsiderar” su determinación original de pedir licencia a la cámara alta solo cuando la Fiscalía -que ya recibió al menos cuatro testimonios en su contra- decidiera citarlo.

“Fue por motivos personales”, señalaron allegados al legislador, quien había solicitado a la fiscal Alicia Ghione ser convocado cuanto antes, pero eso no ha ocurrido, para decepción -dijeron- de Penadés. Es justamente por este “atraso” que ahora resolvió “adelantar” su retiro al menos parcial del Senado.

En efecto, en la carta presentada ante la vicepresidenta Beatriz Argimón ayer sobre las 11.30, se esgrime ese motivo como el único y principal, y que la licencia correrá desde este lunes 8 de mayo al miércoles 7 de junio.

Pero Penadés también decidió tramitar licencia en el Partido Nacional -al que está afiliado y es convencional- y al sector del que es uno de sus principales dirigentes: el Herrerismo. La voluntad del legislador, señalaron las fuentes cercanas a él, sigue siendo -tal como ha insistido en diferentes ámbitos y oportunidades- no afectar ni al partido ni al gobierno, bajo el entendido que lo que enfrenta es un problema exclusivamente “personal”.

El miércoles a la tarde la bancada de senadores del Partido Nacional tuvo una reunión en la que estaba previsto, en realidad, abordar los informes publicados ese día sobre libertad de prensa, con conclusiones negativas para Uruguay. Pero el “tema Penadés”, como describen varios nacionalistas, terminó siendo el asunto central del encuentro, en el que el propio denunciado tomó la palabra para hacer una puesta a punto de su situación.

Penadés transmitió allí que entendía el “nerviosismo” que generaba su caso y la incomodidad que naturalmente producía su presencia en sus correligionarios.

Reiteró, como lo hizo en la primera declaración pública que hizo al respecto el 29 de marzo, que el caso solo lo involucra a él y que así espera que continúe sucediendo.

Los nacionalistas están divididos, pues hay opiniones encontradas sobre los pasos que debería dar el herrerista. Porque para algunos hace tiempo que Penadés debería haber tomado un descanso de la actividad parlamentaria -y esto es algo que ha sido pedido con insistencia por estos-, mientras que otros han preferido no adelantarse a hechos que deben ser investigados en la Justicia.

“Los partidos no se dañan por estas cosas. En todo caso estas cosas afectan fuertemente el prestigio de las personas”, opinó, por ejemplo, el senador blanco Sergio Botana, en declaraciones hechas a la prensa en las últimas horas. “No compromete nada -siguió-, y creo que hacer prejuicios es lo que no debemos en caso alguno”.

La bancada de senadores del Frente Amplio, en tanto, ya comenzó a presionar políticamente en forma directa, sobre todo a partir de que el senador estuvo presente esta semana en la sesión de el Senado en la que se aprobó la ley de corresponsabilidad en la crianza -también conocida co-mo de tenencia compartida-, que ha sido polémica por permitir -en determinados casos y con garantías- que hombres denunciados por violencia de género sigan viendo a sus hijos.

En definitiva, la coalición de izquierda ya habló de una mala “señal” por el hecho de que la licencia de Penadés no se haya solicitado por tiempo indeterminado (ver recuadro).