Pre-si-den-te! ¡Pre-siden-te!”, cantaron los militantes y simpatizantes blancos reunidos a las afueras del Club Banco República, al ver al candidato nacionalista a la Presidencia, Álvaro Delgado, bajar de su camioneta. Para acompañar el coro, varios autos hicieron sonar sus bocinas en señal de apoyo. El presidenciable respondió con su pulgar arriba y accedió a los pedidos de fotos y saludos de quienes salían a su paso.
Tras una espera de casi una hora, finalmente el aspirante presidencial entró al cuarto secreto y posó -como es de rigor- ante las cámaras y los celulares de los periodistas.
El día había comenzado muy temprano en la casa del candidato; se levantó antes de las siete de la mañana; dijo que durmió “tranquilo”. La zona de la Plaza Joaquín Torres García (en Carrasco), donde Delgado vive con su familia, amaneció igual de calma. Apenas el canto de unos pájaros, los ocasionales ladridos de Cala (la perra del nacionalista) y algunos bocinazos a medida que avanzaba la jornada interrumpieron el clima apacible del barrio.
“La procesión la llevás por dentro; no podés estar nervioso cuando todo tu entorno está con ansiedad”, comentó Delgado sobre cómo ha vivido su círculo más íntimo las horas previas a un día tan crucial. Pero, ante todo, explicó que ser una “persona de fe” lo ha ayudado a manejar esa situación. Y la “convicción del trabajo que hicimos”, agregó.
Para sus hijos -Felipe, Pilar y Agustina- fue “muy removedor” y un “orgullo” el hecho de poder votarlo para el cargo de presidente. “Están contentos, con ansiedad pero confiados”, resumió Delgado.
En su familia se apoyó el candidato durante las horas previas a la elección. El viernes, su hijo Felipe organizó y preparó un asado con la idea de compartir todos juntos. Allí el candidato recibió de regalo dos portarretratos de Tacho, el perro cimarrón que lo acompañó en su campo de Paysandú durante 15 años y que falleció hace una semana. Y el sábado Delgado visitó a su hermana por su cumpleaños.
La tradición de comer en familia se repitió ayer; la lasaña y unas barritas de limón (preparadas por Pilar) fue el menú en la casa del nacionalista, que almorzó junto a su esposa, sus hijos, sus padres y su cuñada que vino desde República Dominicana. “Me había prometido que si pasaba la interna, venía a votar”, confesó Delgado. Y dejó un augurio: “Va a venir en noviembre también”.
Escones caseros y bizcochos
Junto a su perra Cala, Delgado salió de su casa para atender a la prensa con una bandeja repleta de escones de queso que su hija Pilar preparó la noche anterior. “Se financió un viaje con las amigas porque los lunes en el comando nos vendía escones y galletas”, reveló Delgado. Más tarde, fue a comprar bizcochos para agasajar a su staff.
Reflexiones. De la campaña al accidente de la rambla
Delgado resaltó el trabajo hecho en la campaña. “Estamos convencidos, confiados y contentos”, afirmó y se mostró optimista de que “mucha gente acompañe este rumbo”. En sus primeras declaraciones del día a la prensa contó cómo vivió las horas previas y también dijo haberse “impactado” por las imágenes del accidente del sábado en la rambla. “Fue una desgracia con suerte”, dijo y deseó que “se recuperen los que están internados”.
Arbeleche: “Un día de fiesta”
La ministra de Economía, Azucena Arbeleche, llegó caminando a visitar al candidato blanco, ya que vive por la zona. “No es un motivo saludable el que me lleva a caminar, hoy se trata de venir a saludar a Álvaro”, comentó la secretaria de Estado. Luego, indicó qué representa para ella la jornada electoral:“Es un día de fiesta, celebramos la democracia”.
Visita. “Ministra y amiga” que dio apoyo al candidato y su familia
“Es una amiga de muchos años que además fue compañera de trabajo, yo como secretario de la Presidencia y ella como ministra de Economía”, recordó Delgado tras el encuentro. “Es una gran ministra y una gran persona, con una calidad humana excepcional”, agregó. El presidenciable señaló que Arbeleche lo ha acompañado a lo largo de la campaña y contó que ayer lo visitó a él y a su familia para brindarles su apoyo en un día importante.
Tránsito lento por la rambla
Junto a su esposa, Leticia Lautelade, Delgado salió en una camioneta rumbo al Club Banco República donde estaba asignado su circuito de votación. El intenso tránsito en la rambla enlenteció la marcha del vehículo, que llegó a las 12.20. Allí lo recibieron un enjambre de periodistas y varios militantes mientras una larga fila de personas esperaba para votar.
Noche de diálogo con el presidente
El presidente Luis Lacalle Pou fue una de las personas con las que Delgado estuvo en contacto antes del día de la elecciones. El mandatario y el candidato conversaron el sábado a la noche e intercambiaron sobre la recorrida que Delgado hizo ese día por Canelones. “Hablo seguido con él. Antes que nada es un amigo. Trabajamos juntos, despacho por medio, durante cuatro años, en momentos lindos y en otros. Es una linda relación, de confianza, afecto y sugerencias”, definió.
El rol clave de su esposa
Delgado acompañó a su esposa a votar al colegio Ivy Thomas. Ambos recordaron que se casaron hace 27 años y en aquel entonces la candidatura presidencial “no estaba arriba de la mesa”. Delgado remarcó el rol de “padre y madre” que ejerció su esposa durante sus ausencias, motivadas por las obligaciones de gobierno y luego la campaña.
“Emoción”. Leticia y una charla distendida con delegada del FA
“¿Por qué tanto periodista?”, preguntó una delegada del Frente Amplio (FA) en el circuito donde votaba Leticia, la esposa del candidato. “Lo vi a Delgado” recién, le respondió otra mujer. “Yo soy la señora”, terció Lautelade, que se encontraba a un costado pronta para votar. Tras conversar con ellas, votó y charló con la prensa. Allí habló de su “emoción” por acompañar a su marido y dijo que votar por él es “darle la oportunidad para seguir este camino”.