Por Pamela Díaz
La proximidad de las elecciones hace que se empiece a mirar con más atención las evaluaciones políticas que marcan las encuestas. Y en este momento, donde aún no se han definido las candidaturas en algunos partidos, el escenario que ven los analistas es competitivo. La ventaja la tiene el Frente Amplio con el 43% de la intención de votos, con la coalición en la otra vereda que acumula 38%.
Los datos pertenecen a la última encuesta de Equipos Consultores, que se realizó en febrero y se presentó ayer en un evento del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED). Allí expusieron el director de dicha consultora, Ignacio Zuasnabar, y el director ejecutivo de la organización sin fines de lucro Agustín Iturralde.
El 38% de la coalición se desagrega en un 24% al Partido Nacional, otro 9% al Partido Colorado, un 3% a Cabildo Abierto, un 1% al Partido Independiente, y otro 1% a la coalición multicolor sin especificar partido. Después hay un 5% que votaría en blanco o anulado, y un 13% aún indeciso.
Zuasnabar, a su turno en el evento, indicó que el Frente Amplio “ha crecido sostenidamente desde la elección anterior”, y que “se encuentra en niveles comparativamente altos en su propia historia”. También señaló que la coalición de izquierda está en una situación, en lo que refiere a las intenciones de voto, “más parecido a la que estaba en las tres elecciones que ganó a donde estaba en las tres que perdió”. “Esto puede mantenerse el semestre que viene, no lo sabemos”, dijo.
El director de Equipos Consultores recordó que pueden medir la intención de votos por partidos o dándole a los encuestados un “menú con nombres de candidatos”. En general, en una “sociedad tan politizada como la uruguaya” se daban “resultados razonablemente consistentes” entre una y otra. Pero ahora, sin embargo, ven una “diferencia un poco más de lo habitual”.
En ese sentido, contó que hay un “efecto”, “sobre todo en los partidos chicos de la coalición”, que “mejoran” cuando se dan candidatos a los encuestados. Esa situación hace que la coalición sumada, “por efecto de rastrillo electoral más amplio”, tenga un “escenario más competitivo con el Frente Amplio.
Por otra parte, habló sobre la evaluación del presidente y el gobierno por parte de la población, que tuvo una recuperación parcial después de la caída del último trimestre de 2022. El 45% aprobó el mandato en febrero (en diciembre fue el 39%), el 34% lo desaprobó (en diciembre un 38%), el 20% ni aprobó ni desaprobó (en diciembre un 22%), y el 1% no supo o no contestó (valor que se mantuvo sin cambios).
Y ante la pregunta de cuál es el principal problema del país, la inseguridad y la delincuencia están en el podio con 39 menciones. Le siguieron la situación económica (37 menciones) y el desempleo y la falta de trabajo (29 menciones). Pero hay dos temas significativos, marcó Zuasnabar, que no aparecen en la lista. Uno es el llamado caso Astesiano, ya que el tema corrupción no está dentro de los principales (solo tiene tres menciones). El otro es la reforma de la seguridad social -hoy a estudio en la Cámara de Representantes y en plena negociación dentro de la coalición. En ese sentido, el director de Equipos indicó que el gobierno “podría avanzar en la reforma sin costo político demasiado significativo”.
Economía
Por su parte, el director ejecutivo del CED realizó un análisis del contexto económico mundial y regional (con centro en Argentina y Brasil); y marcó los dos temas que Uruguay “tiene que abordar sí o sí en los próximos años”: el empleo no calificado (y los desajustes que hay en el mercado laboral) y niveles de precios.
Sobre el mercado laboral, que tiene un “desajuste muy grande”, el economista indicó que hay dos “problemas brutales”. Uno por parte de los sectores más dinámicos para conseguir mano de obra, y otro por parte de los sectores populares de baja calificación para conseguir empleo. En ese sentido, indicó dificultades que constató: “Muchísimas personas encuentran cada vez menos trabajo, o son de muy mala calidad, mal pagos o muy precarios”.
Iturralde cree que se precisa “algo realmente disruptivo para atacar masivamente a los adolescentes de sectores populares y poder incluirlos de manera más brutal en el sistema educativo”, como manera de atacar el problema. En esa línea, recordó las bajas tasas de egreso en Secundaria y alto nivel de desempleo juvenil que hay en el país.
También se refirió a los costos laborales que hay en Uruguay: “Cuando el empleado cobra $ 100, el empleador paga $ 145. Es muy alto. Sacando a Argentina, un país con problemas de informalidad brutal, y a Brasil, Alemania y Francia, que son países mucho más ricos que nosotros, tenemos que todo el resto está bastante por debajo”.
El otro tema que Uruguay debe debatir, según Iturralde, es el nivel de precio en el país. “¿Cómo nos hacemos más baratos, más pagables?”, se preguntó el economista. En ese sentido, planteó que hay “bienes de primera necesidad, que son consumidos intensivamente por sectores populares, que son caros”. Y la hipótesis de por qué hay determinados precios es que hay “bajos niveles de competencia”. En Uruguay, continuó, “hay demasiados sectores que tienen la ‘vaca atada’, con baja competencia y restricciones al ingreso de nuevos jugadores”.
Iturralde señaló que Uruguay tiene una “tensión muy grande en el mercado laboral con salarios de baja calificación, que son bajos para el costo de vida, pero que son altos para la productividad de ese trabajo”. Y continuó: “Cuando un empresario tiene que medir todo lo que está en un trabajador de baja calificación y ponerlo a trabajar, le resulta caro. Viene un inversor y le resulta caro. Ahora, nadie puede dudar que para el empleado que cobra $ 20.000 o $ 25.000 al mes, el salario es bajo para lo que cuesta vivir en este país”.
Incertidumbre por renovación
Aún quedan por definirse varios asuntos claves para las próximas elecciones. Zuasnabar planteó que se está en un “momento de enorme renovación de la oferta política y eso abre un conjunto de incertidumbre mucho mayor en todos los partidos políticos”.
Y puso de excepción a Cabildo Abierto, el Partido Independiente y, en caso de que regrese a la política Pedro Bordaberry, el Partido Colorado. “Estaríamos ante personas que nunca han sido candidatos presidenciales de sus partidos. No está Luis Lacalle Pou, no está Jorge Larrañaga, no está Tabaré Vázquez, ni José Mujica, ni Danilo Astori”, continuó.
En ese sentido, planteó que es un escenario electoral “donde va a haber cambios”. Porque, cuando ya hay candidatos conocidos, es “bastante más sencillo imaginarse cuál pueden ser los límites, el desempeño de ese candidato”, señaló. Pero ahora la situación es diferente. Y continuó: “Cuando uno tenía a Larrañaga en el Partido Nacional, era clarísimo lo que era y representaba. No había dudas”. Sin embargo, ahora los candidatos están muchos iniciando y “hay que verlos en la cancha”.