Yamandú Orsi y Álvaro Delgado protagonizaron este viernes una suerte de debate indirecto. Fue en la novena edición del America Business Forum, el encuentro de líderes globales de América Latina que se celebró en el Centro de Convenciones de Punta del Este. Ambos candidatos, a su turno y con escasas dos horas de diferencia, debieron responder una serie de preguntas del periodista Ismael Cala. El interrogatorio derivó en la práctica en un intercambio virtual, en el que los dos postulantes favoritos para ganar las elecciones nacionales plantearon su visión y sus perspectivas de gobierno.
Delgado apeló en todo momento a su "cercanía" con el presidente Luis Lacalle Pou, al lado del que, como secretario de la Presidencia, adquirió la "experiencia de gobernar". Sobre todo, dijo, durante la pandemia, cuando le tocó aparecer en televisión en una "conexión diaria" con la población. "No claudicamos ante planteos que nos querían encerrar. Lo logramos y salimos, y eso la gente lo valoró", dijo.
Orsi, en tanto, reivindicó su gestión de 10 años al frente de la Intendencia de Canelones y sus logros en "inversión" y "ordenamiento" en un departamento "de mucha complejidad". Eso le permitió, dijo el candidato por el Frente Amplio, "entender lo que la gente está pidiendo". Orsi reivindicò que las polìticas que aplicò fueron "centradas en generar fuentes de trabajo".
"En esta elección se eligen certezas", afirmó a su tiempo el candidato del Partido Nacional. E insistió: "Yo represento certeza y credibilidad".
Orsi, también habló de certezas: las que, sostuvo, dejó en claro el Frente Amplio en sus tres períodos de gobierno. Certezas que, remarcò, la coaliciòn de izquierda puede ofrecer a partir de 2025, al transmitir un mensaje que pareció más destinado a la interna: "El mundo cambió". Orsi optó por definirse a sí mismo como un "progresista pragmático" que, dijo, puede ser "presidente de todos" ya que no está dispuesto a "romper ningún puente".
Mientras Delgado reivindicó la gestión de este gobierno, Orsi fue por otro camino. "Perdimos cinco años", aseguró. Según su visión, todos los indicadores se "desplomaron" en esta administración en la que, aseguró, "no se visualiza nada novedoso".
Mayoría silenciosa y buenos indicios
De cara al 27 de octubre ambos coincidieron en el primer paso para lograr el triunfo en el proceso electoral: que cada bloque político al que representan logre la mayoría parlamentaria. También en que esa mayoría representará una señal inequívoca, si se consigue, del resultado que tendrá luego un probable balotaje.
Allí Delgado dijo que "aspira a liderar" a la actual coalición de gobierno. Insistió en el concepto de "dos modelos" de país. "Nosotros representamos futuro y certezas. El Frente Amplio, incertidumbre", afirmó.
Delgado apeló a los que, por "prejuicios", no votaron a Lacalle Pou en 2019. Esos prejuicios, dijo, hoy se acabaron. "Somos gestión y somos resultado. No todo está bien, pero todo está mucho mejor", aseguró.
Mientras el postulante nacionalista remarcó que existe una "mayoría silenciosa" que prefiere la "continuidad", Orsi dijo percibir "señales tranquilizadoras" para sus intereses en los indicios de las últimas encuestas. Obligado a "elegir" entre Delgado y el colorado Andrés Ojeda, no lo dudó. "Votaría en blanco", dijo, generando las risas del auditorio.
Tres prioridades
Al fijar las tres prioridades que tendrían sus gobiernos, cada uno hizo sus opciones. Delgado apuntó a la seguridad pública como la principal. Y, si bien destacó que este gobierno se irá "con menos delitos que los que recibió" sus baterías estarán enfocadas en ese tema. Así, prometió que el 2 de marzo, "después de prender la llave general" de la Torre Ejecutiva, convocará allí a los 19 jefes departamentales de Policía. Delgado también criticó al Frente Amplio su "visión romántica de la delincuencia" y su "problema ideológico con la represión".
El candidato nacionalista habló además de "poner el acelerador" en la educación, resolver los problemas de empleo que aún quedan y lograr un "Uruguay más barato" para vivir.
La prioridad uno de Orsi, en tanto, es abatir con medidas concretas la pobreza en la infancia y en la adolescencia. Una situación que, dijo, "rompe los ojos" y representa una "bomba de tiempo". Sin plantear una "gran reforma", el candidato frenteamplista habló de la necesidad de un acuerdo en educación y, con un paso más allá que su contrincante, atender con urgencia los problemas de seguridad pública.
Al ser cuestionados, Delgado no dudó en condenar a la "dictadura" venezolana y cuestionar a los que "andan haciendo piruetas" para evitar ese calificativo.
Delgado dijo que su eventual gobierno continuará con el intento de ser parte de un "nuevo Mercosur" al que, dijo, "hay que refundar". Ratificó así que, si es electo presidente, irá a todos los foros internacionales posibles para reclamar la flexibilización que le permita a Uruguay negociar acuerdos con terceros países.
Orsi, en tanto, remarcó que mantendrá los mejores vínculos posibles con la región sea cual sea el signo ideológico de sus gobiernos. Y, consultado directamente, realizó por primera vez un pronunciamiento claro sobre Venezuela. " Si no hay libertad no imagino la democracia. Un país es democrático si hay libertad a la hora de elegir", afirmó. Y concluyó que el reciente proceso electoral no fue limpio, y tuvo un resultado dudoso y sospechado. "No es una democracia, es un régimen autoritario y si se quiere una dictadura" dijo, despertando una fuerte aplauso entre los asistentes.
La familia
A juzgar por la descripción de sus parejas, ambas cultivan un bajo perfil y mantienen poco o escaso interés en la política. Pero una de las coincidencias más claras entre ambos estuvo en el delicado equilibrio entre la profesión política y la familia.
Orsi contó que la pregunta que le hacen sus hijos, ante la perspectiva de ser presidente, es "qué tanto vamos a estar juntos". Y, pese a que la política es un "trabajo de todos los días", el candidato del FA advirtió que nunca se podrá hacer bien si el vínculo familiar no está "bien consolidado".
A Delgado, su esposa le "bancó las ausencias" ante sus hijos y los momentos no vividos, "que nunca van a volver". El nacionalista cerró con un deseo. "Ojalá esas ausencias hayan valido la pena", concluyó.