Por Raúl Santopietro
El director de Opinión Pública y Estudios Sociales de Opción Consultores analizó la situación política actual. El sociólogo ve que “el Frente Amplio parte con cierta ventaja” en relación a la coalición multicolor “pero con incertidumbre”. Rafael Porzecanski afirmó que la reforma de la seguridad social parte con un mayor nivel de desaprobación en la ciudadanía. Y que el gobierno puede mantener los niveles de aprobación.
-¿Cómo evalúa el momento del gobierno con esta álgida discusión sobre la anunciada reforma de la seguridad social?
-Están en juego dos grandes reformas que son la educativa y la de seguridad social. Y tienen índices diferentes en lo que es la receptividad de la población. En el caso de la reforma de la seguridad social, primero que nada, estamos viendo un contexto donde todavía el grueso de la gente se declara poco o nada informada, inclusive sobre los aspectos específicos de la reforma. Este es un tema que tomó mucha temperatura en el ámbito político, pero todavía no está del todo instalado ni mucho menos en el ámbito de la población en general.
-¿Es desconocimiento o falta de interés?
-Seguramente sea más desconocimiento porque son temas que atañen al bolsillo de los trabajadores. Y por lo tanto, son temas de pan y manteca, como se dice habitualmente.
-¿Y a nivel de cómo impacta la reforma qué se está viendo?
-Estamos viendo que entre quienes tienen algo de información lo que predomina es una visión más negativa que positiva sobre la reforma. De hecho, eso se explica por una diferencia muy clara en los electorados. En el Frente Amplio es muy alto el rechazo, según lo que la gente conoce, donde probablemente el tema más mencionado públicamente sea lo de incrementar los años de edad para la jubilación. Y adentro de la coalición multicolor predominan quienes aceptan el proyecto, quienes lo apoyan, pero mucho más divididos que los frenteamplistas. Y eso explica ese relativo desbalance. Algo que no estamos viendo en un tema que es incipiente en el conocimiento de la ciudadanía aún, pero que es la otra gran reforma: la transformación educativa. Ahí se invierten las cosas porque hay un predominio de quienes aprueban el plan de transformación educativa sobre quienes rechazan. Esto está condicionado para la seguridad social en la incógnita sobre si se va a aprobar o no. Y si se aprobara, qué pasaría. ¿Cómo se pararía la oposición? ¿Qué mecanismos buscaría si es que buscaría alguno para cambiar o derogar esta reforma? A medida que eso sucede sí pueden registrarse nuevos cambios en la opinión pública. Un caso muy reciente y pragmático de que la opinión pública puede ir cambiando a medida que tiene más información y ve posicionarse a sus líderes es el caso del plebiscito constitucional que impulsó el senador Larrañaga, que había arrancando con altos niveles de apoyo y fue quedándose en una situación de casi 50% a 50%.
-¿Cómo afecta a la coalición los idas y vueltas entre Cabildo Abierto y ahora el Partido Colorado para votar la reforma?
-Está claro que es el momento más difícil de la coalición. Una coalición que en los más de tres años que lleva ha funcionado y ha cumplido unida los grandes hitos que se esperaban. La aprobación de la LUC y su defensa en el referéndum. También se muestra abroquelada en el tema de la reforma educativa. Ni que hablar en cuanto a la gestión de la pandemia. También en votaciones como las rendiciones de cuentas. Hoy está en su momento más complicado, con el hilo mucho más tenso. También están más cercanos al período electoral, y eso puede estar jugando. Lo que sí uno podría decir es que no hay tampoco que sorprenderse tanto de que haya una mayor tensión. Primero, porque efectivamente hay algunas diferencias ideológicas y programáticas a la interna de la coalición que son relevantes, especialmente -y de hecho hay estudios sobre los programas de los partidos que lo han mostrado- en Cabildo Abierto, que estaba bastante distanciado del Partido Colorado y del Partido Nacional. Esto que pasa con la reforma de la seguridad social puede tener que ver en parte con eso. Y después, por supuesto, es una reforma en la que los actores políticos, Cabildo incluido pero no fue el único, toman el elemento electoral en su análisis al momento de asumir su postura.
-¿Aparece en la gente ese costo político, que miden algunos partidos, como consecuencia de aprobar la reforma?
-Cuando se pregunta a los ciudadanos las cosas que menos les han gustado del gobierno en el último año el rechazo a la reforma no es el gran tema. No aparece. Pero sí marco como un elemento, y el gobierno debe tomarlo como un dato de análisis, que el clima con el que se inicia este proceso de posible aprobación de la reforma es de cautela y de relativo bajo entusiasmo, de más desaprobación que aprobación.
-A un año y medio de las elecciones, ¿una eventual ruptura de la coalición cómo repercutiría?
-En la elección presidencial se juegan dos partidos: la disputa por partidos y la disputa por bloques. Y no necesariamente esas dos disputas están alineadas. Por ejemplo, un socio de la coalición puede decir que lo que le convenga como partido en realidad a la coalición la pueda debilitar y en ese sentido le perjudica también a él. Quizá algo que me pueda hacer votar bien en octubre puede perjudicar las chances de noviembre y con eso de integrar un nuevo gobierno de la coalición. Eso es parte de la complejidad que significa ser una coalición de partidos y no un partido de la coalición. Entonces, si la coalición llega rota, con ministros retirados, sin una propuesta o bases comunes al ciclo electoral, naturalmente es una mala noticia para el oficialismo.
-Cabildo y los colorados aparecen con niveles bajos de intención de voto. ¿Cuál es la perspectiva hacia futuro?
-Tenemos que ser muy cuidadosos cuando no están confirmadas las candidaturas. Las marcas partidarias Partido Colorado y Cabildo Abierto son más débiles a la de su socio principal que es el Partido Nacional. Podés hacer el ejercicio que quieras, pero si tu das nombres concretos en un escenario de intención de voto y das Guido Manini Ríos, Pedro Bordaberry o Pablo Mieres, todos estos partidos de la coalición mejoran. No hay ninguna intención de voto que sea estrictamente realista a menos que incluyas los nombres de posibles candidatos. El problema es que aún no lo sabemos. Sobre Cabildo si preguntamos con Manini nunca nos dio por debajo del 4%.
-De acuerdo a los sondeos ¿sería favorable para el Partido Colorado que Bordaberry sea candidato?
-Es difícil de estimar. La ventaja que tiene frente a cualquier otro candidato posible de su partido es su alto conocimiento en la población y probablemente el asegurar un piso básico de votos, que después hay que verlo en campaña.
-¿Juega a favor o en contra para Cabildo el rol crítico que tiene con decisiones de la coalición que integra?
-Poniendo ejemplos extremos, si uno dinamita los puentes con el bloque de pronto consiga el apoyo de un electorado descontento con la coalición que tampoco quiera cruzar la vereda y votar al Frente Amplio. Pero a su vez, perjudica las chances de la coalición en noviembre. Es un equilibrio delicado. Es difícil pensar que en la medida en que la coalición siga funcionando se traspasen determinados límites. Se van a buscar matices y diferencias, proponer cambio dentro de cierta continuidad.
-¿Cómo ve al Frente Amplio?
-El Frente está sistemáticamente en una base de intención de voto cercana al 40%. Esto significa que comparado a cinco años atrás está sensiblemente mejor, unos 10 puntos más. Se parece más a 2013, por lo tanto. ¿Esto significa que vamos a una elección que terminaría como 2014? Hay preguntas por responder aún. Y hay una diferencia de contexto central: esta vez es mano la coalición. Quien puede tomar medidas que beneficien a la coalición y mostrar logros de gobierno es la coalición. Lo que está claro es que posicionados los partidos hoy, el Frente Amplio parte con cierta ventaja en un escenario de incertidumbre. Así como partía con ventaja la coalición en el escenario pasado.
- El gobierno cuenta con niveles de aprobación en su gestión. Ahora, atraviesa momentos críticos. ¿Puede mantener hasta el final del mandato?
-Sin duda. Los escenarios están abiertos para la evolución de la gestión de gobierno. La realidad es que ha transitado por un período esperable de sucesivas caídas en la mirada de la gestión. No significa que está cayendo en todos los trimestres. De hecho, vimos relativa estabilidad en los últimos dos trimestres y es una pregunta abierta saber cómo evolucionará. Lo que suele suceder, pero tampoco es una ley de hierro, es que los momentos más difíciles para los gobiernos suceden a la mitad del período. Al principio hay una luna de miel y al final justamente que es un momento de campaña electoral y de cortes de cinta mostrando logros, esa mirada tiende a recuperarse. Es más probable que se recupere a que decaiga, pero todo puede pasar porque hay elementos coyunturales que son claves como la economía y los indicadores de seguridad que impactan en la ciudadanía.
- ¿La economía y la seguridad siguen siendo los temas principales?
-Sí, con una diferencia con respecto al ciclo anterior. Esta vez las preocupaciones económicas superan a la seguridad.
- ¿Afectaron los casos Astesiano, Marset? ¿Ahora el del senador Gustavo Penadés?
-Impactan en la mirada del gobierno. El porcentaje de la población que dice que la corrupción es el principal tema del país subió en los últimos dos trimestres. Lo que no modificó es el nivel general de aprobación. El caso Penadés es diferente porque está más enfocado en la persona. Está más aislado el tema.
En el Partido Nacional y en el FA “hay internas abiertas”
-¿Qué escenario ve en el Partido Nacional?
-En los dos grandes partidos del país hay un set de precandidatos más claros. Tanto en el Partido Nacional como en el Frente Amplio hay internas abiertas. Son abiertas por naturaleza, salvo casos excepcionales, porque para el elector es relativamente fácil cambiar de uno a otro líder. No los separan barreras ideológicas y son matices. Dentro de ese panorama, seguimos viendo un liderazgo de Álvaro Delgado bastante claro y, en el marco de las nuevas alianzas, quien comienza a posicionarse en la opinión pública como competidora es Laura Raffo. Quedan preguntas por responder. El senador Jorge Gandini está evaluando qué hacer. Es una novedad importante la alianza Mejor País y la 40, primero, y ahora con la vicepresidenta Beatriz Argimón. ¿Qué va a hacer ese sector?
-¿El Frente Amplio es un mano a mano Orsi-Cosse?
-Hay una creciente polarización entre Cosse y Orsi. Ahora se suma un elemento más que es prácticamente el descarte de Oscar Andrade como candidato. De un posible escenario de cinco pasa a uno de cuatro. Y nosotros vemos que hay una tendencia clara, muy dificil de romper, a la polarización entre los dos intendentes metropolitanos. La pelea por ganar la interna no es el único objetivo. Hay otros que pueden buscar posicionarse.
-¿Como Andrés Lima?
-Podría el caso de Lima y el de Mario Bergara también.
-Ante una elección que parece polarizada ¿no sería arriesgado exponerse a una baja votación?
-Ese es el riesgo. Y lo que suelen hacer es evaluar un piso deseable para decidir competir. Porque tener una votación testimonial no te posiciona. Al contrario, te puede dejar debilitado. Ese escenario lo tienen Bergara y Lima.