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Uruguay es el país con la menor polarización política del mundo. Semejante afirmación despertará el escepticismo de cualquier usuario de redes sociales, especialmente Twitter, donde de un tiempo a esta parte cualquier discusión parece solo teñirse de blanco y negro, sin matices.
Sin embargo, es la conclusión que sacó en 2021 el Instituto V-Dem, que estudia distintos indicadores de la democracia desde el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), financiado por el Banco Mundial y otras instituciones.
Por esta razón, un equipo de investigadores uruguayos y argentinos se propuso tomar al país de la “sociedad amortiguadora” -al decir de Carlos Real de Azúa- como un “laboratorio privilegiado” para observar la tendencia transnacional a la polarización política, amplificada por la tecnología.
La idea surgió en la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República, donde el politólogo argentino Iván Schuliaquer, coordinador del proyecto, dictó cursos. En el seno de esta casa de estudio se conformó un equipo de investigación integrado por Federico Beltramelli, Jimena Torres Álvarez y Federico Barreto, respaldado por dos investigadores externos: Natalia Aruguete y Ernesto Calvo.
Con el patrocinio de la Fundación Friedrich Ebert (FES) de Alemania, en mayo finalmente se publicó la primera entrega del estudio: “Polarización en el país de los consensos. Política y redes sociales en Uruguay”.
Allí, los autores parten de la base de que en el escenario global cada vez hay más “movimientos políticos autoritarios” que “encuentran en las redes sociales un espacio propicio para comunicarse, articularse y correr los márgenes de lo decible y pensable políticamente en contextos democráticos”. Por eso se preguntan, por ejemplo, “de qué forma el modelo consensuado y amortiguador uruguayo se enfrenta a lógicas y acciones polarizantes”.
Para responder a esta y otras interrogantes, trazaron un mapa a partir de las cuentas de Twitter de los principales dirigentes políticos locales: el presidente de la República, la vicepresidenta, el gabinete, intendentes, senadores y diputados de todos los partidos. Midieron quiénes se siguen entre sí y el grado de interacción que hay entre ellos, analizando luego cuánto impacta esto en el debate público y en la polarización política.
En el medio se dio la campaña por el referéndum para derogar 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, que suponía de por sí dos opciones polarizantes.
La investigación señala que “entre las élites político-institucionales uruguayas hay un quiebre claro en un mapa que está dividido en dos y cortado a la mitad”. Por un lado están los integrantes de la coalición de gobierno, formada por los partidos Nacional, Colorado, Cabildo Abierto, Independiente y de la Gente. Y, por el otro, se encuentran los referentes del Frente Amplio, que encarnan la oposición a nivel nacional.
“La estructura de las redes, un lugar central en la disputa por definir la escena pública, muestra un distanciamiento grande entre las coaliciones y una clara tendencia al cierre sobre sí mismas de cada una de ellas. Uruguay, país con una tradición de que los actores se sientan a las mesas a negociar y consensuar, más allá de posiciones políticas confrontadas, se encuentra con una novedad en uno de los ámbitos públicos y políticos clave de la contemporaneidad, donde los puentes de diálogo e intercambio son mucho menos claros que en otros espacios”, plantean los autores.
El presidente Luis Lacalle Pou es “la personalidad de mayor tamaño de toda la red”, aunque su ubicación está en el centro de su propia coalición de gobierno y no en el del sistema político en general.
A su vez, cada una de las mitades -oficialismo y oposición- tiene sus particularidades. La red de interacciones de la coalición de gobierno está “fuertemente jerarquizada y con verticalidad ordenadora en la cuenta del presidente”. Dentro de ella también destacan figuras como la vicepresidenta Beatriz Argimón y los ministros de Interior y Desarrollo Social, Luis Alberto Heber y Martín Lema, respectivamente.
Conversarán con políticos para ampliar el estudio
En la segunda mitad del año, los investigadores pondrán en marcha la segunda etapa del estudio, entrevistando a dirigentes políticos. Los datos serán manejados como insumos cualitativos, pero presentados de forma anónima en la futura entrega. “Será algo mucho más analógico. Queremos saber cómo se manejan y qué noción tienen sobre sus adversarios políticos. Porque al medir la polarización, una de las dimensiones claves es qué percepción de distancia tienen del otro”, apuntó Schuliaquer.
Según se reseña en esta primera entrega de la investigación, Twitter de Uruguay tiene una red de alrededor de 300.000 usuarios, “con un
grupo muy activo en política”, cuyo núcleo es de alrededor de 11.760 cuentas. El mercado potencial es de 575.000 usuarios.
Dentro del Frente Amplio hay dos actores que se destacan sobre el resto: los intendentes Carolina Cosse (Montevideo) y Yamandú Orsi (Canelones). “La red del Frente Amplio es horizontal, sin liderazgos rutilantes, ya que el tamaño de sus figuras más destacadas no es tanto mayor que el del resto”.
La figura de la senadora nacionalista Graciela Bianchi, que se ubica más cerca de la otra mitad del mapa que otros integrantes del oficialismo, es tomada de ejemplo para marcar que el centro “no solo se ocupa por moderación, sino también porque la interacción permanente se hace para erosionar la reputación de los otros”. “Aunque a los actores que radicalizan muchas veces se los señala como extremistas o marginales, el mapa muestra que su lugar no está en los extremos ni en los márgenes. Por el contrario, ese tipo de figuras y sus discursos se colocan en el centro de la discusión pública en redes sociales”.
La investigación también analiza la cobertura mediática de la campaña del referéndum y cómo se involucraron los distintos actores políticos en ella.
Schuliaquer conversó con El País acerca de los principales hallazgos del estudio. El primero es que, incluso en el lugar menos polarizado del mundo, hay actores que “radicalizan el debate”. Y que en Twitter, con dos mitades bien identificadas, “las mesas de diálogo tan habituales en Uruguay son muchas menos”.
No obstante, la influencia de cada actor en las redes sociales se corresponde con su peso institucional, algo que no ocurrió en estudios similares realizados en otros países. “La centralidad de los partidos en la vida social y política uruguaya, una tradición que han demostrado tantos politólogos e historiadores, se sostiene aun en un mundo digital”.
Esto supone una ventaja ante el avance de tendencias mundiales. “La gran diferencia en Uruguay es que, a medida que la polarización avanza, si tanto depende de la política institucional, eso quiere decir que los políticos tienen muchas herramientas y poder como para ser quienes le bajen el tono a ciertos escenarios de deslegitimación de la política y de los otros”.
Por último, Schuliaquer señaló que los medios de comunicación uruguayos, “antes que ser productores importantes de la polarización son, por el contrario, quienes equilibran el debate público”.
Luis Lacalle Pou
Presidente de la República
Es la figura “central y excluyente” del bloque oficialista. En el mapa está en el centro de la coalición de gobierno, pero no del sistema político en general.
Yamandú Orsi
Intendente de Canelones
Es la figura del FA más cercana al centro del sistema. Comparte protagonismo con Cosse, seguido de cerca por los senadores Sánchez y Carrera.
Pablo Mieres
Ministro de Trabajo y Seguridad Social
Es el dirigente oficialista más cercano al centro. Junto a Orsi “expresan sus voluntades centristas, o al menos de diálogo y cercanía con el otro sector”.
Carolina Cosse
Intendenta de Montevideo
La ingeniera tiene igual relevancia que Orsi, pero en el mapa se muestra “más recostada sobre su propio partido” que el intendente canario.
Graciela Bianchi
Senadora del Partido Nacional
Está cerca del centro pero, según el estudio, es porque “tiene discursos que buscan arrasar el debate” y “minar” la reputación de sus adversarios.