El Partido Nacional busca mejorar su defensa de la gestión de gobierno de cara a las elecciones de 2024

Con un nuevo mapa nacionalista que define posibles candidatos y sus apoyos, dirigentes blancos salen al territorio a destacar logros de la administración Lacalle Pou.

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Reunion del Partido Independiente con el Partido Nacional
Reunión de representantes del Partido Independiente con el Directorio del Partido Nacional para llegar a un acuerdo de cara a las elecciones departamentales.
Foto: Leonardo Maine/Archivo El País

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El gobierno de Luis Lacalle Pou ya sabe que está en la recta final con varios partidos jugándose en paralelo y con la determinación de que este último tramo deberá estar acompañado por una intensa comunicación de lo realizado hasta el momento.

El panorama, como todo final de gestión, es complejo. Por lo pronto, hay al menos tres cosas que están coexistiendo en estos días y con las que directa o indirectamente debe lidiar el oficialismo. Para empezar, está en pleno desarrollo una pesada discusión por la Rendición de Cuentas -que tiene a Cabildo Abierto, una vez más, advirtiendo que se atienda su reclamo por más recursos para las Fuerzas Armadas-; está también en el tablero la decisión ya adoptada por el Pit-Cnt de recolectar firmas para que en 2024 se plebiscite una reforma constitucional que anule la transformación del sistema previsional planteada por Lacalle Pou. Y están los inevitables movimientos internos del Partido Nacional porque el calendario electoral empieza a apretar y quienes se proyectan como precandidatos están plasmando en la cancha sus estrategias, sus acuerdos y sus improntas, aunque sabiendo que en cualquier caso tienen el mismo destino en común: defender al gobierno y ofrecerse ante la ciudadanía como una continuidad.

Lo primero -el desafío de sortear la Rendición y aprobar el plan de salud mental y adicciones que es prioritario para el presidente- será una nueva prueba para el partido de gobierno como líder de la coalición oficialista y responsable de mantener unida una alianza que ha tenido en los cabildantes a un socio duro y rebelde. En este plano fue relevante la intervención del secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado -futuro precandidato blanco que corre con ventaja en las encuestas-, que acordó con Guido Manini Ríos no trancar la iniciativa en Diputados y volver a negociar su reclamo en el Senado.

Lo segundo, que es el nuevo frente que supondrá defender la reforma jubilatoria de un plebiscito en las elecciones que vienen, es visto por varios dirigentes del oficialismo como una nueva oportunidad para que Lacalle Pou se embarque en una campaña como lo hizo cuando debió defender los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC) que quedaron firmes en el referéndum de marzo de 2022. Pero incluso más que aquella vez, porque en este caso la central sindical -en una decisión que hoy incomoda en el Frente Amplio, dividido al momento en este tema- estaría habilitando al primer mandatario a participar de la campaña electoral de 2024, ya que -como con la LUC- estará habilitado a defender una ley que es parte integrante de su gestión y sin salirse de la Constitución -o al menos esa sigue siendo la interpretación oficial.

Adelantándose a la juntada de firmas, la juventud nacionalista ya salió a recorrer el país a informar a la militancia y a la población sobre la reforma jubilatoria y los cambios que, entienden, mejoraron el deficitario sistema que tenía el país. Y el Espacio 40 encendió los motores para defender este y otros ejes de gestión (ver aparte).

Los movimientos

Con todo esto de fondo están las alianzas políticas que van tejiendo Delgado y la economista Laura Raffo y, algo más relegado pero presente en el mapa nacionalista, el senador Jorge Gandini.

Los últimos días estuvieron cargados de novedades y movimientos en este sentido y van dando una idea bastante clara de la configuración interna del Partido Nacional para 2024, con varias diferencias con la que mostró en 2019.

La gran federación de sectores que para ese año fue Todos Hacia Adelante -que reunía, en torno a la figura de Lacalle Pou, a los grupos Aire Fresco, Herrerismo, Espacio 40 y Dale- no correrá en esta edición. El desembarco de Delgado y Raffo -precandidatos obvios pero no oficializados- obligó a un reacomodo porque ambos surgieron de los dos principales grupos integrantes de Todos, como son el oficialista Aire Fresco y el Herrerismo, respectivamente.

A su vez, con el nuevo espacio Sumar, Raffo convocó a Alianza Nacional, el sector creado por Jorge Larrañaga, instrumento con el que el fallecido caudillo compitió por última vez en 2019, además del Movimiento Nacional de Rocha y dirigentes independientes.

Delgado, por su lado, está buscando generar “vías de acceso” o “puertas de entrada” a su futura precandidatura, que se sumen a la columna ya consolidada de Aire Fresco y finalmente cristalicen en listas al Senado. En este marco, días atrás salió al ruedo el grupo D Centro, conformado por algunos intendentes y dirigentes que en su momento estaban con Larrañaga, y que reivindican una identidad wilsonista.

Wilsonista también es Gandini, quien todo indica que será precandidato, con menos apoyos y aparato que Delgado y Raffo. Y el mismo wilsonismo reivindica Beatriz Argimón, quien participó de la inauguración de D Centro pero aún no define si competirá o apoyará alguna de las precandidaturas.

“No estamos comunicando bien la gestión” de Luis Lacalle Pou, aseguró Javier García

El diagnóstico no es bueno, y más cuando se trata de un activo que para el ministro de Defensa, Javier García, es bastante clave para la campaña que se viene: comunicar lo que se considera como logros del gobierno. Y esto, para el líder del Espacio 40 -que desde hace unos meses forma parte de un proyecto aún sin nombre con el grupo Mejor País-, no se viene haciendo bien. “Dentro de las cosas que recibimos por parte de los compañeros de todo el país es que no estamos comunicando bien lo realizado por la gestión de gobierno”, lamentó García a El País. “Nos dicen con razón que hay dificultades con eso y hay que atender ese reclamo para comunicar mejor”, agregó.

Por eso, en parte, el Espacio 40 comenzó a inaugurar lo que dieron en llamar “Casas 40”, que para García buscan catalizar “una nueva concepción de lo que eran los tradicionales clubes partidarios”. La idea, señaló, es que cada vez más sean lugares en los que se puedan llevar adelante “actividades en defensa del gobierno”, como por ejemplo al invitar a jerarcas o representantes del Poder Ejecutivo a transmitir “a los vecinos” algunos de los ejes de la gestión, que van desde la reforma jubilatoria y la educativa, pasando por las inversiones vinculadas en asentamientos, saneamiento o agua potable, hasta la labor que se hace a nivel del Ministerio de Desarrollo Social. “Porque tenemos que tener una comunicación de cercanía, que no es aquella que se hace a través de los medios, sino en las recorridas y en el diálogo con la gente”, apuntó García. Todo lo cual, concluyó, partiendo de la base de que “el mejor comunicador que tiene el gobierno es, por goleada, el presidente, pero no puede ser solo él”.

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