Redacción El País
En un discurso bajo la lluvia, cargado de simbología blanca, como suelen ser las exposiciones en Masoller en cada aniversario de la muerte de Aparicio Saravia, el candidato a presidente por el Partido Nacional, Álvaro Delgado, se dirigió a los militante de su fuerza política para pedirles el mayor de los esfuerzos en esta campaña electoral.
El presidenciable blanco comenzó de entrada aludiendo al homenajeado caudillo —que es de los más importantes que reivindica el Partido Nacional—, y a su propia trayectoria participando de los homenajes en Masoller desde 2004, y acto seguido pasó a hacer referencia a las actuales circunstancias por las que atraviesan los nacionalistas: el desafío de intentar retener el poder en las elecciones de este año.
“Ese ritual tan cívico, tan lindo que es poner un voto en la urna se lo debemos a muchos gauchos que con poncho blanco murieron en estas cuchillas para tener un voto libre y un sufragio universal”, dijo el exsecretario de la Presidencia, que, con optimismo, dijo tener sentimientos “encontrados” pues entiende que el de este domingo fue un discurso de despedida de por al menos cinco años, ya que dio por seguro que le tocará “ejercer la Presidencia de la República”.
Delgado dijo entonces que los blancos tienen “un compromiso con la historia” y que “lo que importa” es lo que pueden aportar los militantes” para lograr la continuidad del gobierno de Luis Lacalle Pou y, con eso, asegurar que haya un “Uruguay integrado, descentralizado” y con mejoras en indicadores económicos.
“Vamos a pedirle al clarín que toque —dijo luego Delgado, yendo al centro de su argumento—, porque empezó la carga cívica. Ahora no es con lanzas, es con listas. (Y) es con listas que vamos a ir casa por casa a decirle a la gente que acá hay un partido que tiene historia, que tiene futuro y le quiere dar al Uruguay la oportunidad de seguir construyendo lo mejor de sí mismo”.
Sobre las elecciones de octubre y noviembre, Delgado dijo que definirán “qué tipo de país” será el que se viene “y con qué rumbo”, y en ese sentido fue que pidió el compromiso de todos para “no retroceder”. Para “seguir yendo para adelante y solo hacia adelante”.
Para entonces, la lluvia dejó de molestar, y el candidato de los blancos aprovechó para decir que “el de arriba seguramente esté con la misma esperanza” que defiende el Partido Nacional: “Que el país no retroceda”.
Sobre el final, y acompañado de su compañera de fórmula, Valeria Ripoll, Delgado apeló “a los más lindo del partido”, algo que según dijo lo lleva “en el corazón” y lo arrastró a lo largo de sus 188 años de historia. “Quiero apelar a la rebeldía blanca”. Y citó una canción de Carlos María Fossati, Milonga del sacrificio, porque resume parte de la épica blanca: “El Partido Nacional, muchas veces de situaciones que no son lindas, saca lo mejor de su ser”.
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