La autocrítica, que nadie reconoce como formal, es un proceso que parece iniciarse gradualmente en filas del Partido Nacional. Y un primer paso comenzó a darse ya este lunes, a 24 horas del balotaje, en asambleas que dieron distintos sectores y agrupaciones blancas en Montevideo.

En una de ellas, en la de la lista 40 —del sector Alianza País, que cuenta con cuatro senadores y nueve diputados—, sus dos principales referentes dieron algunas pautas del tipo de oposición que buscarán que ejerza el Partido Nacional y la coalición de gobierno a partir del 1º de marzo el año próximo, cuando asuma como presidente de la República el frenteamplista Yamandú Orsi. Y es una distinta a la que propuso Álvaro Delgado, en su último discurso el domingo a la noche.

El primero en hablar, el senador electo Sebastián Da Silva, aseguró antes que nada que a su entender el actual gobierno de Luis Lacalle Pou entregará al Frente Amplio una "Ferrari con las cubiertas nuevas" para que la izquierda se "haga cargo", y rogó "a Dios que la sepa manejar y la lleve a buen destino".

Pero ya avisó. Da Silva dijo que era hora de "ir mandando algún mensaje" a Orsi. "No encontrará en la lista 40 a los vocacionales del palo en la rueda, acá lo que queremos es el progreso del país. Pero cuidado, que cuando quieran sacarnos una sola de las libertades conquistadas van a encontrar una espuela de oro y plata" para impedirlo. "Si nos quitan la libertad —siguió—, tendremos que tener las botas prontas y arrancar".

A continuación, afirmó: "Nosotros respetamos la voluntad democrática. Pero tampoco vamos a permitir que los sindicatos entren por la ventana a tratar de gobernar nuestras cosas".

El exministro de Defensa Javier García, en tanto, comenzó su exposición reconociendo que mentiría sino admitía que hay "dolor" por la elección perdida, y que es necesario estudiar qué errores se cometieron, aunque "ya llegará el momento" para profundizar en lo ocurrido.

"Si no corregimos es porque no entendimos nada —dijo García—. La única forma de modificar las actitudes cuando no están bien es reconocer que uno mete la pata y aquí metimos la mata. Y seguramente, y saquen el seguramente, yo me hago caro de mi metida de pata".

Asimismo, el senador dijo que entendía que la ciudadanía había dejado como "mensaje" que hay "un millón de uruguayos" que votaron a la Coalición Republicana. "Ese millón de uruguayos nos otorgó un papel que es un papel esencial para la vida democrática", y que no es otro que "ejercer la oposición".

Para Da Silva el dolor del fracaso electoral —"nos derrotaron en buena ley"— tiene que llevar a que que los blancos busquen cuanto antes, "detenida y detalladamente", las razones que determinaron que la Coalición Republicana perdiera "por más de 100 mil votos, algo que nadie vio". "Nosotros en esta mesa no vimos. Eso nos va a llevar, no digo que autocrítica, pero sí análisis". Y apuntó al desempeño en algunos departamentos: "Quiero saber por qué el Frente Amplio creció tanto en el litoral. Quiero saberlo, porque de no hacerlo estaría jugando a la gallinita ciega".

Fue entonces que Da Silva consideró que su sector enfrentó "en soledad" el "relato miserable" que hizo mella "en la población" y que permitió "la victoria del Frente Amplio". "Qué hubiera pasado si hubiésemos sido más" en esa tarea, se preguntó, y cargó de nuevo contra la coalición de izquierda, en un tono también distinto al que empleó Delgado en su discurso del domingo a la noche, en el que había asegurado que Orsi "podía contar" con los blancos para "la construcción de los acuerdos que el Uruguay necesita".

"Está el bien y está el mal. Tener más votos no significa que no hayan sido miserables; han sido miserables y por más de haber enfrentado ese relato, nos ganaron las elecciones. Esa es mi primera conclusión", cerró el senador.

García también hizo una aclaración sobre aquel mensaje final de Delgado. "Una cosa es tender la mano y otra cosa es confundir los roles. Una cosa es ofrecer gobernabilidad y otra es confundirse de quién es gobierno. Y nosotros somos oposición, no somos gobierno".