CAMBIO EN EL GABINETE
El descontento del Partido Colorado con algunas de sus actitudes, se sumó a una serie de molestias desde la Torre Ejecutiva por algunos errores cometidos en su cargo.
La última convocatoria del Luis Lacalle Pou a todo su gabinete fue el 19 de junio. Un día antes el jefe de Estado les pidió a sus ministros que estuvieran a las 11 de la mañana a la Plaza Independencia por el acto de conmemoración del natalicio de José Artigas. Lo dejó escrito en el grupo de WhatsApp que comparten los jerarcas. Pero Carlos María Uriarte no fue, se confundió y faltó a la convocatoria.
El entonces ministro de Ganadería viajó ese día a Sauce, Canelones, porque sabía que allí iba a hacerse una ceremonia. Ese acto había sido a las 9, así que cuando Uriarte llegó a las 11 ya no había nadie. Esta distracción es una perla más que se suma a una larga lista de errores que se repitieron a lo largo de su gestión, según advierten fuentes coloradas y del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
Pero lo que desencadenó la salida de Uriarte del gobierno fue la falta de apoyo político, y una carencia de cintura para cumplir con compromisos en la orgánica del Partido Colorado. Es que Uriarte es de origen blanco y fue Ernesto Talvi quien lo eligió para ocupar el cargo. “Uriarte era blanco y en su momento dijo públicamente que era blanco y eso molestó”, dijo Julio María Sanguinetti ayer al ser consultado por Canal 12.
Desde no aportar económicamente al partido -como lo hacen todos los dirigentes-, hasta no informarle de sus acciones a la bancada parlamentaria. Desde caer de improviso al interior y reunirse con blancos, frenteamplistas y no con los colorados, hasta contratar a personal de otras tiendas políticas, e incluso mantener a personal de confianza de la administración pasada. Estos descuidos, por llamarlos de algún modo, se convirtieron en enojos, molestias y desconfianza en la dirigencia colorada.
Esto fue admitido por Uriarte ayer, luego de salir de la reunión que mantuvo con Lacalle Pou en Suárez. “Son razones políticas que tengo que acatar como corresponde. Es como un cuadro de fútbol: cuando las cosas hay que cambiarlas, hay que cambiarlas. Me voy tranquilo por haber hecho los máximos esfuerzos de servir a la patria”, declaró.
Uriarte tampoco logró construir buenos socios en el MGAP. No había una buena sintonía con los números dos y tres del ministerio: el subsecretario, Ignacio Bufa, y la directora general, Fernanda Maldonado. Ambas, además, figuras de especial confianza de Lacalle Pou.
El presidente sabía que el equipo en Ganadería no había logrado “aceitarse”. De hecho intentó arreglar la falta de entendimiento y los convocó a los tres a su despacho. Esto pasó en 2020, durante la discusión presupuestal.
En ese entonces, Ganadería había incluido en el proyecto un artículo sobre la gobernanza de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM), el que desató una gran polémica con la Intendencia de Montevideo. El mandatario entendía que alguien debía hacerse responsable de ello, y Nicolás Chiesa, director general de la Granja, fue el primer señalado.
Un mensaje enviado a los tres jerarcas -Uriarte, Buffa y Maldonado- por parte de Chiesa, y que llegó al celular de Lacalle Pou, fue el que salvó al director de no perder su cargo. Lacalle entendió que la responsabilidad final estaba en esa cúpula y no en el funcionario.
Para peor el combo de enredos se completó con declaraciones poco oportunas, como ser comparaciones de cifras deabigeato con casos de violencia doméstica, y errores de gestión.
El último fue con el etiquetado de contenedores de carne a China, una falla que ocasionó un pequeño conflicto diplomático en el que debió intervenir el canciller Francisco Bustillo, y el cual podría tener implicancias económicas importantes por posibles multas.
Por eso los días de Uriarte en el MGAP estaban contados desde hace meses. Al punto que la dirigencia colorada pidió su cabeza en reuniones internas en diciembre, comentaron a El País fuente de esa colectividad.
Pero tampoco había conformidad de Lacalle Pou. Por eso cuando el coordinador de Ciudadanos, Adrián Peña, le planteó su remoción no discutieron.
Con esta salida, el jefe de Estado renueva su Consejo de Ministros y soluciona la gran mayoría de las rispideces que tenía en el gabinete. Talvi fue el primero, y con Bustillo cambió el clima interno de la cancillería.
La salida de Pablo Bartol del Ministerio de Desarrollo Social descomprimió una interna difícil con el entonces subsecretario Armando Castaingdebat, y aceleró la puesta en marcha de planes sociales. Tras la muerte de Jorge Larrañaga, el presidente eligió pasar a Luis Alberto Heber, que estaba Transporte, al Ministerio del Interior, y así también solucionó las diferencias que había con su subsecretario, Juan José Olaizola, que ahora tiene un socio de su colectividad como ministro: José Luis Falero.
Las fichas que se movieron en el gabinete de Lacalle Pou.
Ganó su interna y fue el principal socio de Lacalle, quien lo designó canciller. El desgaste de la pandemia y diferencias en el modo de trabajo lo hicieron dejar el cargo por voluntad propia
Fue una de las grandes apuestas de Lacalle en la campaña, pero no logró en ningún momento adaptarse a la rutina política. Presidencia quería más resultados y lo sustituyó por Martín Lema.
Durante su gestión en el Ministerio del Interior bajaron, luego de muchos años, los números de delitos. Falleció de forma repentina en una de las etapas más exitosas de su carrera política.
Arrancó como ministro de Transporte con diferencias con el numero dos: Juan José Oliazola. Luego pasó a sustituir a Larrañaga y hoy su cargo está en manos de José Luis Falero.
La salida de Talvi de la política lo dejó sin respaldo de los colorados. Algunos errores también le retiraron la confianza de la Torre Ejecutiva. Fernando Mattos fue el elegido para sucederlo.