Redacción El País
Uruguay ya tuvo una elección reñida que mantuvo en vilo al país:el 27 de noviembre de 1994 ganó el Partido Colorado con Julio María Sanguinetti. Pero el resultado no se supo de manera rápida dada la paridad con el Partido Nacional y Frente Amplio. Hubo dos instancias clave que explican mucho de lo que sucedió en las horas siguientes: primero el Canal 10 —con información del Instituto de Estadística de la Universidad de la República— dio ganador erróneamente a Tabaré Vázquez, y después Canal 12 —con el politólogo Luis Eduardo González— sobre las 00:30 proclamó al colorado.
Estas elecciones, de alguna manera —con la salvedad de que antes no había balotaje y la brecha tecnológica pasados 30 años—, recuerdan al escenario que se podría vivir el próximo domingo por la poca diferencia de votos que se pronostica entre Yamandú Orsi (Frente Amplio) y Álvaro Delgado (Partido Nacional).
Escenario que tampoco estaría tan lejano del que se vivió en las últimas elecciones presidenciales de 2019, cuando el presidente nacionalista Luis Lacalle Pou (50,79%) le ganó al frentista Daniel Martínez (49,21%).
Es tal el escenario de paridad —como lo muestran los resultados de las últimas encuestas— que integrantes de la Cámara de Empresas de Investigación Social y Mercado del Uruguay plantearon la posibilidad de que negociar con los canales de televisión dar previsiones después de lo habitual. Hasta ahora, las encuestadoras dan sus números una vez que se levanta la veda a las 20:30 hora, pero para el balotaje del domingo se propuso hacerlo a las 21 horas, con media hora más de escrutinio que permitiría tener un panorama más claro. Sin embargo, según supo El País, este planteo ya fue descartado.
Con aún un último relevamiento por cerrar, las encuestas vienen mostrando un escenario reñido hacia el balotaje. La última proyección de Cifra —se dio el lunes en Canal 12— es que Orsi alcanzaría el 47% y Delgado el 46% si se toma en cuenta la inclinación de los indecisos, más un 7% en blanco o anulado.
La directora de la consultora, Mariana Pomiés, habló en esa instancia de un “empate técnico o cabeza a cabeza”.
La semana pasada, Opción Consultores informó en Canal 4que el 48,5% se inclinaría por Orsi y el 45,1% por Delgado, y que un 6,3% iría por el voto en blanco o anulado. Se explicó que el Frente Amplio tenía una ventaja sobre la coalición, pero que el “escenario es altamente competitivo, existiendo una mejora de la fidelización del bloque coalicionista respecto a meses previos".
Ya quedan pocos días para la veda, en la que se prohíbe publicar proyecciones.
Pomiés indicó a El País que van a llegar al “domingo con una situación de mucha paridad” en la que no van “a saber mucho qué va a pasar”. Ante la consulta de si sabrán las proyecciones a las 20:30, cuando se levante la veda, respondió: “Me parece difícil salvo que la diferencia se acreciente en estos días dado que están casi en el margen de error”.
Por su parte, el director de Factum, Eduardo Bottinelli, explicó a El País que la proyección es “mucho más compleja” en escenarios “tan parejos”. Primero porque, “desde el punto de vista técnico”, cuanto "más se acerca un valor al 50%”, más está en su tope del margen de error estadístico” de alrededor de un 3%. Y en este caso los dos candidatos están en esa situación.
Esto es diferente, aclaró, cuando uno de los valores está en el 15% dado que tiene un margen de error de 2%.
También hay otras limitaciones como la “cobertura” —“llegar a todo el público”— y que “no haya un sesgo en las tasas de respuesta”. Un tercer punto —continuó en diálogo con El País— son las “preguntas mismas” para que puedan reflejar el “comportamiento efectivo de la gente”.
El escenario de paridad que se vive para el domingo, explicó Botinelli, se refleja en lo que sucedió en el país “a lo largo de los años”. En ese sentido, indicó: “Si miramos lo que ha sido la historia desde 1999 hasta acá, más o menos hemos tenido elecciones que terminan en segunda vuelta en escenarios —no tan parejos como en las últimas— con dos bloques relativamente similares. Jorge Batlle (Partido Colorado) en el 1999 ganó con un poco más del 50%, el Frente Amplio ganó por primera vez en 2005 en primera vuelta apenas por arriba del 50%, las otras dos elecciones del 2009 y 2014 también se dio apenas por arriba del 50%”.
Por lo tanto, en esas instancias la otra mitad de la población no votó esa opción, ya sea porque prefirió al otro bloque u optó por el voto en blanco o anulado.
En ese sentido, recordó que en las últimas elecciones —en las que hubo segunda vuelta— se dio el “escenario más parejo de todo” así como sucedió “en 1994 cuando quedó el país dividido en tercios entre el Partido Colorado (32,25%), Partido Nacional (31,21%) y Frente Amplio (30,61%)”.
Otro resultado estrecho se vivió en el referéndum de la Ley de Urgente Consideración, que recibió el apoyo del 48,67% y el rechazo del 51,33%.
Por lo tanto, se configura un “escenario que era esperable, quizás más estrecho de lo que podía llegar a esperarse en algún momento pero similar a las que hemos tenido”, añadió a El País.
En este escenario de balotaje donde se elegirá el próximo presidente de Uruguay, el Frente Amplio y los integrantes de la coalición están con la calculadora en la mano. Ya están en la recta final y a pocos días de la veda, los que les limita hacer campaña.
Es así que el presidente de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, llamó a la poblacióna “no lavarse las manos” al votar en blanco o anulado en el balotaje. El líder de su partido le habló a quienes piensen ir por esas opciones: “Razonará ‘no me gusta ninguno de los dos’ y voy a algo neutro, pero no es así. De esa manera, se favorece a quien va adelante” en la cantidad de votos entre las dos fórmulas presidenciales que se presentan.
El comentario de Manini Ríos, explicó, está vinculado a que las encuestas —“de ser ciertas”, puntualizó— dan que un 4% o 5% va a votar en blanco y anulado, y que Yamandú Orsi (Frente Amplio) “va adelante en la intención de voto”. Por lo tanto, puntualizó que no es un “voto neutro”, que estas personas tienen que “tener claro que se está jugando el futuro del Uruguay” y que, “en definitiva, es lavarse las manos y dejar que ocurra lo que sea sin importarles”.
Aunque reconoció que es un “razonamiento válido” que pueden tener “muchísimos uruguayos”, marcó como “importante” que sepan que no es que “no favorecen” a uno u otro candidato.
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