El presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Robert Silva, tomó la decisión de dejar el organismo educativo sobre fines de octubre, tal como informó El País, para abocarse de lleno a la arena política como precandidato del Partido Colorado. Hasta el momento, suenan cinco nombres para sucederlo en el cargo.
Silva se presentará como precandidato, tras haber sido el compañero de fórmula de Ernesto Talvi en las elecciones nacionales de 2019. Acordó con Adrián Peña, además, que liderará la principal lista de Ciudadanos, la 600, como primer candidato al Senado.
Según supo El País, el dirigente ya transmitió su decisión a la cúpula de ANEP esta pasada semana. Mientras los sindicatos educativos apuntan que el exconsejero electo por los docentes impulsó la reforma educativa para su desarrollo político personal, comienzan a manejarse a nivel del organismo rector de la educación nombres de quienes podrían relevarlo.
Lo cierto es que en cualquiera de los casos, tendrán una impronta diferente a la de Silva. Esto es reconocido a la interna de ANEP hasta por sus detractores, quienes pese a las críticas reconocen el perfil de liderazgo que ha llevado adelante el jerarca en sus más de tres años de gestión.
Uno de los nombres que más fuerte suena es el de Adriana Aristimuño. La actual directora sectorial de Planificación Educativa del Codicen ha ocupado un puesto clave en todo el diseño y articulación de la reforma educativa. Hay una broma recurrente en la ANEP, si Silva es el papá de la transformación educativa, Aristimuño puede ser perfectamente considerada su mamá.
La exintegrante de Eduy21 es doctora en Ciencias de la Educación en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y fue docente por unos 35 años en la Universidad Católica, donde llegó a ser decana de la Facultad de Ciencias Humanas. También fue consultora para el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y Unicef.
Fuentes consultadas coincidieron que es un nombre importante para suceder a Silva por su papel en la transformación educativa, su trayectoria académica y el respaldo que tiene a nivel del Poder Ejecutivo. No obstante, a la interna de ANEP hay quienes plantearon a El País que también tiene algunos detractores, por lo cual su nombramiento no es 100% seguro.
Otro de los nombres que suenan al mismo nivel que el de Aristimuño es el de Víctor Pizzichillo, actual presidente del Consejo de Formación en Educación (CFE), que también tiene cercanía política con Silva.
El jerarca cuenta con un Máster y Diploma en Formación de Formadores en la Universidad ORT, así como con un posgrado en Planificación y Gestión de Centros Educativos de la Católica. Fue consejero y secretario docente efectivo en el CFE y director del CERP del Litoral.
Silva destacó hace dos meses que bajo la gestión de Pizzichillo se retomó -tras casi 20 años de no realizarse- la evaluación diagnóstica de lectura y escritura (Informa 2023) a quienes ingresaron este año a cursar algunas de las carreras del CFE. Pese a los resultados desalentadores, anunció un paquete de medidas para revertirlos, lo que fue destacado por el titular de ANEP.
Pizzichillo fue investido en diciembre de 2021 como presidente del CFE tras la renuncia de la maestra Patricia Viera, que fue electa directora del campus de la Universidad de la República.
Viera, hermana de Tabaré -ministro de Turismo, exintendente riverense y también factible precandidato colorado-, es otro de los nombres que suenan en ANEP para suceder a Silva. Tiene un Máster en Educación, Investigación de Procesos de Enseñanza y Aprendizaje, es doctora en Educación y cuenta con estudios de posdoctorado en Políticas Educativas, entre otras aptitudes.
También se habla del diputado Felipe Schipani. Muy cercano a Silva, es una de las figuras políticas más resistidas por la Federación Nacional de Profesores de Secundaria (Fenapes), luego de que impulsó hace dos años una comisión investigadora por el uso de horas de licencia sindical, que derivó en que Secundaria iniciara sumarios y denunciara penalmente a varios líderes sindicales.
Mientras desde el FA se planteó que la comisión impulsada por Schipani era un “circo político”, el oficialismo insistió con que se hallaron “irregularidades”.
El quinto nombre que está hoy sobre la mesa para relevar en el cargo a Silva es el del director general de UTU, Juan Pereyra. Es ingeniero agrónomo y tiene un posgrado en Estrategia Nacional y Altos Estudios Nacionales. Además, fue director efectivo del Instituto Tecnológico Superior de UTU. Desde el comienzo de este año mantuvo una relación tirante con el sindicato de UTU (Afutu), que lo acusa de falta de diálogo.
El acuerdo político establecido a nivel de la coalición es que el máximo cargo de la ANEP corresponde al Partido Colorado. De esta forma, para suceder a Robert Silva se descarta un enroque con los otros consejeros políticos (Juan Gabito y Dora Graziano). El artículo 58 de la ley de educación (18.437) establece que el sucesor deberá ser designado por el presidente de la República, en este caso Luis Lacalle Pou, actuando en Consejo de Ministros, previa venia de la Cámara de Senadores, otorgada por 18 legisladores (tres quintos de los votos).
Esto supone que la designación no necesariamente sería automática, dado el apoyo que se requiere para integrar el Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP. Si no se llegara a completar el proceso de elección de un nombre y su posterior designación oficial antes de la salida del dirigente colorado, prevista sobre fines de octubre, quedaría como titular, de forma interina, el consejero Gabito.