El Frente Amplio (FA) se planteó como objetivo cerrar en mayo el proceso electoral con un crecimientoen todo el país, que confirme el comienzo de su anhelado "nuevo ciclo progresista" a partir del triunfo de Yamandú Orsi, con metas de diverso grado en función de las chances que tiene en cada departamento.

En algunos lugares, confirmar una nueva gestión o conquistar nuevas intendencias. En otras, incrementar su caudal de ediles. En todas - y lo fundamental - aumentar la cantidad de votos, con respecto a octubre y a 2020.

Allí se plantea, dado el proceso de los últimos meses, que para el FA aparece un "escenario bastante claro" de triunfo en Montevideo y Canelones, en donde goza de un "favoritismo muy amplio".Por otra parte, se señala como "razonable" aspirar, con mayores o menores expectativas, a disputar el gobierno comunal en otros seis departamentos.

Así, un análisis presentado la semana pasada en la fuerza política - al que accedió El País - indicó que la coalición de izquierda tiene reales chances de disputar los gobiernos de Salto, Paysandú y Rocha. El primero, en manos hoy del FA. Los otros dos, gobernados por el Partido Nacional.

Y en un tercer escalón, aparece otro grupo de intendencias en las que se entiende probable, aunque más dífícil, un triunfo. También, en este caso, se trata de comunas administradas por el nacionalismo como Río Negro y Soriano, que en las últimas semanas cobró una relevancia muy particular, debido a la imputación del exintendente Guillermo Besozzi por siete delitos vinculados a corrupción en su gestión.

Aunque existen dudas sobre la capacidad real de capitalizar políticamente el tema. Al respecto, un informe en poder de la Presidencia del FA señaló que, pese a resultar posible, no existen "elementos empíricos" que demuestren que la imputación del exintendente tendrá efectos electorales. Entre la dirigencia frentista se sostiene que en Soriano "nadie se sorprendió" con lo de Besozzi. "Se rumoreaba", contó un dirigente. Pero el desafío para la izquierda a la hora de capitalizar el incidente radica en que, se afirmó, "nadie cree que Besozzi se haya enriquecido con esto".

En ese sentido, se habla de cierta "naturalización" de este tipo de prácticas a nivel departamental. A eso se le agrega el buen concepto personal que, en general, se tiene en el FA sobre el exintendente blanco.

Así las cosas, la estrategia del FA pasará, según dijeron algunos dirigentes, en "despersonalizar" la cuestión y atribuir la situación de Besozzi a un esquema más amplio, común a todos las gestiones del nacionalismo en cualquier punto del territorio nacional.

Las distintas realidades harán que no exista una sola forma de encarar las campañas que - en eso hay certeza - serán cortas e intensas y en su resultado inciden varios factores. Entre ellos, que no necesariamente la definición será partidaria. En la mayoría de los lugares, habrá una "alta personalización" en la figura de los candidatos a intendente.

La dirigencia nacional, en tanto, instalará un comando político que, con apoyo técnico, contribuirá a las respectivas campañas departamentales. La izquierda, por otra parte, procurará capitalizar el alto índice de aprobación del que goza el presidente Yamandú Orsi en el arranque de su gestión.

En esa estrategia, según lo indicado por el presidente del FA, Fernando Pereira, cobrará relevancia el rol de varios jerarcas de la actual administración nacional. "El Poder Ejecutivo va a salir a los territorios a conversar con organizaciones sociales y en mesas departamentales del Frente Amplio, lo que debería estimular una mayor presencia de militantes en las elecciones", indicó.

La premisa es que cada una de las acciones del gobierno y de la fuerza política en el territorio pueda generar mayores posibilidades a la hora de disputar los gobiernos departamentales. "Nos proponemos el inicio de un nuevo ciclo progresista y para eso la posición del Frente Amplio debe ser clara", advirtió Pereira durante la última sesión de la Mesa Política Nacional. "Cómo encontramos el gobierno, cómo vemos el futuro y cuáles son los objetivos, a corto, mediano y largo plazo", dijo, es lo que intentarán, desde su perspectiva, explicar.

Como parte de esa estrategia, el FA elaboró una lista con 85 "escándalos" que involucran a doce intendencias nacionalistas y a distintos jerarcas del gobierno de Luis Lacalle Pou, que abarcan situaciones tan amplias como "corrupción, nepotismo, condenas penales, abuso sexual, licitaciones observadas, clientelismo y uso indebido de recursos públicos".

Al respecto, el documento recuerda especialmente una frase atribuida a la senadora nacionalista Graciela Bianchi, en cuanto a que no apoyó el juicio político que se promovía contra Carolina Cosse ya que había "intendentes nacionalistas que tenían cositas que tapar".

La lista constituye apenas un "resumen" y va desde la condena de Pablo Caram en Artigas a la imputación de Agustín Bascou en Soriano, pasando por la condena al alcalde de Florencio Sánchez. Se enumeran allí los vínculos de varias comunas administradas por el Partido Nacional con la Fundación A Ganar y la contratación directa de familiares directos de varios jefes comunales.

A nivel nacional, el FA está decidido a insistir en el caso de Alejandro Astesiano, el intento de "ocultamiento" en torno al proceso de otorgamiento del pasaporte a Sebastián Marset o el "enchastre" denunciado, se dice, por Ernesto Talvi, que lo habrían llevado a renunciar.

La lista incluye la "atribución de título" por parte de Adrián Peña, el uso por parte de Luis Alberto Heber de la camioneta decomisada a "Betito" Suárez, la contratación, por parte de José Luis Falero, de 17 asesores con sueldos "fuera del tope legal" y la renuncia de Germán Cardoso por el escándalo de las contrataciones en el Ministerio de Turismo.