Fenómenos como la DANA ocurren en Uruguay, pero existen ventajas geográficas para que no se vuelvan extremos

Las gotas frías, poco conocidas en Uruguay, podrían transformarse en eventos extremos bajo ciertas condiciones. Expertos explican su dinámica.

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La dana ocasiona las peores inundaciones en lo que va de siglo en España 11 de 23
Vehículos amontonados en una calle tras las intensas lluvias de la fuerte dana que afecta el sur y el este de la península ibérica.
Foto: EFE

España afronta las horas finales del segundo temporal en solo 15 días, sin víctimas mortales hasta el momento, aunque miles de personas permanecen fuera de sus hogares debido a desalojos preventivos. Esto ocurre mientras aún no se terminan de reparar los daños causados por el violento temporal del 29 de octubre, que afectó principalmente a la provincia de Valencia. La DANA –siglas de Depresión Aislada en Niveles Altos– dejó un panorama devastador: 224 personas fallecidas, centenares de damnificados y numerosas viviendas y edificios destruidos o anegados. Las precipitaciones rompieron récords, con más de 500 litros por metro cuadrado en pocas horas solo en Valencia, una cifra muy superior a la precipitación anual promedio.

¿Podría este fenómeno meteorológico darse en Uruguay? Sí, en Uruguay también ocurren danas, particularmente en otoño e invierno, aunque suelen denominarse "gota fría" o "baja segregada", su nombre técnico. Este término, sin embargo, suele pasar desapercibido porque se estudian y visibilizan más otros eventos de mayor impacto en la superficie, como turbonadas, tornados o ciclones extratropicales.

“Ocurren, pero no todas las gotas frías generan” precipitaciones de tal magnitud, explicó Madeleine Renom, investigadora del Área de Ciencias de la Atmósfera de Pedeciba Geociencias y expresidenta del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet), al comparar estos eventos con las intensas lluvias registradas en España, una situación que describió como “dantesca”. Sin embargo, un ejemplo cercano fue la lluvia e inundación que afectaron a la ciudad argentina de La Plata en 2013, con una duración aproximada de siete días y un acumulado total de 392,2 milímetros. Geográficamente, Uruguay tiene alguna ventaja.

Inundación
Dos personas vadean un terreno de chabolas inundado a causa de las lluvias torrenciales en Valencia.
Foto: EFE

¿Qué es una dana o gota fría?

Una DANA, también conocida como gota fría, es un fenómeno que describe las fuertes lluvias de otoño e invierno. Se produce cuando una masa de aire cálido colisiona con una masa de aire frío "estancada" en la atmósfera media-alta, entre cinco y diez kilómetros de altitud. En esa zona, una corriente de vientos muy intensa rodea la Tierra como un cinturón (“es la que los aviones intentan evitar”, apuntó Renom). Sin embargo, esta corriente puede comenzar a oscilar, adquiriendo un movimiento serpenteante en lugar de mantenerse como un cinturón. Cuando esto ocurre, la oscilación puede quedar "estancada", similar a un embotellamiento en una carretera, lo que permite que la masa de aire frío permanezca inmóvil en un área.

En el caso de España, el aire frío en altura interactuó con el aire muy cálido cerca de la superficie, impulsado por el mar Mediterráneo, lo que generó un marcado contraste de temperaturas entre las distintas capas de la atmósfera. Este contraste permite que el aire caliente ascienda rápidamente, saturándose de vapor de agua, lo que a menudo resulta en tormentas intensas acompañadas de lluvias torrenciales. Si además se suma humedad y energía al sistema, las precipitaciones pueden alcanzar niveles extremos.

La gota fría o baja segregada es un fenómeno recurrente en las latitudes medias del planeta, como la que ocupa Uruguay. En diálogo con Infobae, Diego Araneo, investigador en ciencias de la atmósfera del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, dijo que en Sudamérica se registran 17 fenómenos de este tipo por año. Sin embargo, suelen formarse principalmente sobre el océano Pacífico y, al llegar al territorio uruguayo, pueden estar ya debilitados. La cordillera de los Andes contribuye a que algunos sistemas de baja presión en altura queden "estancados" del lado occidental. Además, la influencia de la Corriente de Malvinas, que transporta aguas frías subantárticas, contrasta con el Mediterráneo, que durante el evento en España estaba excepcionalmente cálido.

“Muchas veces se generan gotas frías que las vas siguiendo, pero no ves nada en superficie porque no se potencian. Hay veces que se mueren, se disipan, y no pasa nada. O te pueden tirar una lluviecita de la nada”, explicó Renom a El País.

Tal es la excepcionalidad de una gota fría extrema sobre Uruguay que la experta no recuerda ningún evento grave que pueda atribuírsele directamente.

No obstante, los fenómenos extremos pueden ocurrir, y lo hacen. Una gota fría puede regenerarse y dar lugar a una ciclogénesis –hay que recordar que Uruguay está en una de las regiones más ciclogenéticas de Sudamérica– y transformarse en un sistema de baja presión en superficie, que, combinado con otros factores, puede desencadenar eventos severos como ciclones extratropicales, complejos convectivos o líneas de turbonada.

En España, las lluvias torrenciales asociadas a la DANA alcanzaron niveles excepcionales debido a una combinación de factores. Además de los climáticos, como la energía aportada por un mar Mediterráneo más cálido de lo habitual, se presentaron problemas en la comunicación de las alertas. Según Renom, aunque las advertencias se emitieron con antelación, la información no se transmitió de manera adecuada o llegó demasiado tarde. Esto, sumado a la falta de preparación, agravó las consecuencias humanas de este evento extremo.

Residentes limpian sus casas mientras después de que las inundaciones repentinas afectaran a la ciudad de Alfafar
Residentes limpian sus casas mientras después de que las inundaciones repentinas afectaran a la ciudad de Alfafar.
Foto: AFP

¿Tiene que ver el cambio climático?

Los eventos extremos, como la DANA que azotó España, suelen estar vinculados a dinámicas atmosféricas naturales. Sin embargo, existe un creciente interés por entender hasta qué punto el cambio climático antropogénico contribuye a su intensidad o frecuencia. Renom señaló que grupos como el World Weather Attribution analizan estos fenómenos utilizando metodologías específicas para determinar la influencia del cambio climático en su comportamiento.

En el caso de la DANA en Valencia, los análisis preliminares de este grupo concluyeron que el cambio climático podría haber incrementado la intensidad de las lluvias en un 12%. Esto significa que, sin el cambio climático, las precipitaciones habrían sido algo menos intensas, pero el evento habría ocurrido igualmente como parte de las dinámicas naturales de la atmósfera.

En su opinión, los fenómenos extremos han existido siempre y no pueden explicarse únicamente a partir del cambio climático. Atribuir un evento específico a este fenómeno global sigue siendo un desafío, especialmente en casos de menor escala como las gotas frías. Los modelos climáticos globales, aunque avanzados, trabajan con escalas amplias que no permiten capturar detalles finos de sistemas más pequeños o rápidos, como tornados o tormentas convectivas. Por este motivo, la incertidumbre en torno a la relación entre el cambio climático y ciertos eventos meteorológicos persiste.

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