Redacción El País
Cuando el entonces senador Gustavo Penadés, que hacía horas había sido acusado por Romina Celeste Papasso de explotarla sexualmente cuando era menor, salió de la conferencia de prensa en el Parlamento en la que se defendió, se echó a llorar. “Es el fin de mi carrera”, dijo a allegados, según reconstruye el libro Gustavo Penadés: dos caras de un hombre con poder (Sudamericana) que saldrá a la venta este lunes y fue escrito por Carolina Delisa (editora de El Observador) y Martín Tocar (periodista del suplemento Qué Pasa de El País).
El libro, al que accedió El País, publica un extenso perfil que retrata el declive del legislador más importante del gobierno anterior, quien terminó preso preventivamente en una cárcel de Florida por estar acusado de una veintena de delitos sexuales. El perfil abarca su ascenso político, su infancia, adolescencia y explora cómo su orientación sexual fue mantenida al margen de su vida política y, al comienzo, de su familia.

En el capítulo “La cara oculta de su sexualidad”, el libro informa que su primera pareja oficial, al momento de conocerse, tenía 17 años cuando él 38 años. A su vez, ahonda en las características de masivas fiestas sexuales que organizaba en los 90 y en donde varias fuentes citadas en el libro coinciden en que había menores de edad. Uno de los que lo afirma es Javier Viana, un hombre uruguayo de cerca de 50 años, que en entrevista para el libro asegura haber salido con Penadés cuando tenía “17 o 18 años”. El exsenador del Partido Nacional, tenía alrededor de 27 años y era edil de Montevideo. Esto ocurrió, según dice, en algún momento entre 1993 y 1995, relatando varios episodios en los que Penadés lo pasó a buscar —o lo mandó pasar a buscar— por un chofer por la sede de la UTU de la calle San Salvador, donde estudiaba peluquería.
Viana contó cómo llegó a conocer a Penadés y relató que, en sus primeros encuentros, él fue amable y cortés. Luego, afirmó en el libro, se tornó una persona violenta, que lo denigraba constantemente e incluso llegó a pegarle. A su vez, indicó que asistió a dos de estas “fiestas” que organizaba el exsenador. Allí había drogas y todo otro tipo de excesos, también, dijo, probablemente, menores de edad. Eso le pareció por su aspecto, pero nunca lo supo a ciencia cierta.
El ahora adulto lo hizo, según contó, por necesidad. Al principio no le daba dinero, pero dijo: “Lo que él hacía era como pagarme. A veces yo tenía que comprar material de estudio, y él me decía: yo lo pago. No me daba el dinero en sí. O, un ejemplo, yo salía tarde de su casa, y él tenía un chofer que me llevaba”. Luego sí, comenzó a darle dinero y él a aceptarlo por lo mismo: tenía necesidad. “No te va a faltar nada”, contó que le decía. “Yo me llegaba a volver con cuatro o cinco chicos en el auto (con el chofer)” de las fiestas, afirmó.
En esos encuentros vio cómo “chiquillos” —utiliza este tipo de expresiones producto que hace casi 20 años que vive en España— llevaban arneses, collares de perro que otros hombres ataban a una correa y, a veces, los violentaban contra su voluntad.
Así, Viana describió el halo de posesión que había sobre “los chicos Penadés”.
El libro también divulga la versión de los hechos que dio Penadés a la Fiscalía la única vez que declaró, a pocos meses de haberse iniciado la causa en 2023. Allí negó terminantemente haber tenido sexo con menores por dinero.
"Mi vida la he intentado llevar adelante en un plano de la máxima reserva y discreción. Y además conociendo como conozco la ley, sabiendo lo que se puede y lo que no se puede, lo que se debe y lo que no se debe. No ha sido nada sencillo desempeñar mi tarea; el vilipendio y el permanente insulto lamentablemente ha estado presente durante todo el transcurso de mi vida. Y he tratado siempre de ser muy cuidadoso, en el sentido de no transgredir la ley. Porque justamente lo que traté siempre de evitar es en lo que lamentablemente hoy estoy presuntamente involucrado", dijo Penadés en Fiscalía, según consta en el libro.
Carlos Taroco, exdirector del ex Comcar, condenado por delitos de corrupción para “salvar” a Penadés, fue entrevistado para el libro y afirmó que solo pretendió “ayudar” al exsenador nacionalista y que el dinero que recibió no equiparó de ninguna forma el gasto que hubo que invertir.
“Hay cosas que el viejo sí hizo”, dijo Taroco
La investigación de Delisa y Tocar también incluye la primera entrevista al policía Carlos Taroco, condenado por participar de “la trama” en la que, a espaldas de la Fiscalía, se utilizaron recursos del Estado para llevar adelante una contrainvestigación de las víctimas que denunciaron a Penadés.
Pese a haber reconocido su culpabilidad mediante un proceso abreviado, Taroco insiste en que lo realizado fue simplemente una tarea de “inteligencia”.
“La idea no era llegar a los denunciantes, como dicen, extorsionarlos, mandar a matar. No. La idea del hombre era que quería saber quién lo estaba denunciando, porque no es lindo que te denuncien atrás de una pantalla oscura con la voz robótica y no saber quiénes son”, dice Taroco en el libro, que de todas formas reconstruye en detalle las acciones y motivaciones del grupo que colaboró con Penadés y su defensa mediante una serie de acciones ilegales. En un audio enviado desde prisión, Taroco todavía se jactaba de que había estado “haciendo un trabajo de Inteligencia muy bueno respecto a Mastropierro”, uno de los denunciantes más polémicos de la causa. “Su involucramiento con los taxiboys no salva a Penadés de otras cosas que… ta, no lo salva. Ni todo es negro ni todo es blanco. Hay cosas que el viejo sí hizo y cosas que fabricaron”, afirmó.
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