EL ADIÓS A ABT
Blancos despidieron a Andrés Abt; el presidente Luis Lacalle Pou, y el secretario de Presidencia Álvaro Delgado saludaron a la viuda y la familia del fallecido en Torre Ejecutiva.
A las 10 de la mañana de ayer, la Plaza Matriz lucía casi toda despoblada excepto en la parte frente a la Casa del Partido Nacional. Ahí, militantes habían hecho dos filas, con banderas celestes y blancas en mano, esperaban que llegara la camioneta que se iba a llevar el féretro de Andrés Abt hacia el Cementerio de La Paz.
El shock inicial luego del fallecimiento de Abt no parecía haberse disipado del todo. El senador Sebastián Da Silva andaba con flores en la mano (el único entre todos que iba de acá para allá con un ramo) y lucía hasta algo desorientado entre los saludos y las conversaciones que se daban entre los dirigientes, militantes, allegados y colaboradores.
Cuando dialogó durante unos minutos con El País, Da Silva se quedó mirando en silencio durante unos segundos ese ramo, que había ido a buscar a una florería en donde Abt era conocido, como recordando algo del recientemente fallecido. “La buena gente se destaca. Cuando fui a comprar estas flores, el dueño me comentó que Andrés iba a verlo dos veces por mes no por una reglamentación, sino para coordinar con él para que el quiosco estuviera lindo, que las flores se lucieran. Esos detalles se ven. Éramos muy amigos, aunque nunca militamos juntos”, recordó.
Da Silva contó que con Abt siempre estuvo en listas “que competían por los votos”, pero al estar tan cerca durante años hizo que se forjara un vínculo de amistad. “Cuando ganamos el gobierno, tocó que estuviéramos uno al lado del otro en la carpa donde nos habíamos reunido todos para esperar el resultado del balotaje. Nos dimos un gran abrazo”, comentó Da Silva y aunque no se le quebró la voz, sí había un palpable dejo de tristeza en ella.
El colorado Andrés Ojeda también deambulaba entre la gente, solo, con un termo bajo el brazo y un mate que lucía recién preparado y con apenas un par de cebadas encima. No quería inicialmente hacer declaraciones: “No es un día para eso, sino para honrar la memoria de un tipo excepcional”.
Con el pasar de unos minutos aflojó: “Fue el jefe de nuestra campaña en las municipales, realizada en pandemia. Sin él, no la podríamos haber hecho. Trabajaba mucho, estaba en todo. A él lo definía el trabajo y el diálogo. Poca confrontación y mucha conversación. Priorizaba los resultados por encima de las diferencias. Un tipo valioso, al que se le va a extrañar mucho”.
Luego de un rato el ánimo entre quienes fueron a despedirlo era algo menos apesadumbrado. La desazón inicial había dado lugar a cierta ligera concordia, alumbrada por reencuentros y afectos expresados. Todo eso se terminó cuando llegó la camioneta que iba a llevarse los restos de Abt hasta el Cementerio de La Paz.

Ver el féretro a través del vidrio (que llevaba una estrella de David en honor a la condición de judío de Abt) hizo rondar, de nuevo, la muerte frente a la Casa del Partido Nacional. Primero fueron unos aplausos, pero no pasó casi nada de tiempo antes que la presencia de ese ataúd empezara a arrancar lágrimas, algunas más o menos contenidas y otras que fluían sin restricciones, como un torrente que caía por mejillas y humedecía los tapabocas.
En un segundo plano, atrás de todos quienes eran parientes, amigos, correligionarios o conocidos de Abt, había unos pocos policías que hicieron la venia cuando llegó y se fue el cortejo. Estaban trabajando, claro. Pero en ese gesto se podía intuir que el fallecido dirigente dejó una huella de respeto y afecto mientras estuvo vivo.
El saludo afectuoso de Lacalle Pou
La vicepresidenta Beatriz Argimón fue una de las figuras centrales de la despedida que le hicieron a Andrés Abt en la sede partidaria (el presidente Luis Lacalle Pou, y el secretario de Presidencia Álvaro Delgado habían saludado a la viuda y la familia del fallecido un rato antes, en el edificio de Presidencia).
La vicepresidenta fue una de las que estuvo todo el tiempo en la fila junto a los militantes, sosteniendo una bandera del Partido Nacional. Consultada por varios medios, Argimón resaltó dos aspectos de Abt: el cariño que generó durante su vida, y el consenso que hubo en todo el arco político en destacar la trayectoria profesional y humana del alcalde del Municipio CH. Eso no habla únicamente del carácter de Abt, dijo, sino también de lo que para ella tiene que seguir siendo un rasgo importante en el sistema político uruguayo: “Por encima de las diferencias, que siempre las hemos tenido, reconocer que el otro desde su lugar quiere construir una sociedad mejor”.
El senador Jorge Gandini, por su lado, expresó la esperanza de que la muerte de Abt, “abra los ojos” de todos respecto de los riesgos que conllevan la pandemia.
Le corresponde asumir a Antía
Si la vacancia del alcalde del CH fuera temporal asumiría en su lugar el suplente de la línea respectiva (de Andrés Abt), pero como es definitiva y se trata de un sistema mixto se debe de proclamar el primer titular “no proclamado”. En este caso asumiría en funciones Matilde Antía, sobrina del intendente de Maldonado Enrique Antía, dijeron fuentes políticas.