PARTIDO NACIONAL
Luis Lacalle Pou ganó la interna del Partido Nacional y ya designó a Pablo Da Silveira para trabajar el programa único.
La noche del domingo se empezó a zurcir el viernes. Los blancos saben que sus internas son pasionales, duras y con históricas rispideces, les han dejado -muchas veces- heridas difícil de cerrar. Y por eso Luis Lacalle Pou salió a mover las fichas temprano para tener una fuerte y contundente señal de unidad partidaria: terminar la jornada electoral con la fórmula presidencial cerrada.
El líder del sector “Todos” movió las fichas y salió a hablar con sus contrincantes. Él era el favorito, y de confirmarse su triunfo quería terminar el domingo con la fórmula blanca anunciada. Y así ocurrió.
El senador Lacalle Pou ganó la interna por más del 50% de los votos blancos y no necesita de las negociaciones en la Convención Nacional para nombrar a su vice. En las charlas previas con Jorge Larrañaga, Juan Sartori, Enrique Antía y Carlos Iafigliola apareció el nombre de Beatriz Arrimón: la presidenta del directorio del partido.
Y así fue. El candidato electo terminó la jornada anunciando a su compañera de fórmula. “Viva los blancos. ¡Todos los blancos! Gracias por estar acá, por estar en la casa de todos. Gracias a los militantes de todos los sectores del Partido Nacional que abrazaron la causa”, dijo en el estrado frente al directorio.
Unos minutos antes le agradeció a su familia y a su jefe de campaña Nicolás Martínez, los abrazó y se emocionó cuando habló de ellos como sus personas incondicionales para esta carrera electoral.
Al subir la escalera del directorio su padre -el expresidente Luis Alberto Lacalle de Herrera- lo abrazó con fuerza. El histórico dirigente blanco dio un paso al costado en la exposición pública por pedido expreso de su hijo, y muchas veces su candidatura recibió críticas por la gestión de su padre.
Ayer le agradeció especialmente. “Cada día que pasa le agradezco a mi padre, le agradezco a mis antepasados”, dijo emocionado en la puerta del directorio blanco.
El expresidente le había adelantado su triunfo en un sobre cerrado que le entregó unos días antes de la elección. “Ya le dije a Lacalle Pou. Primero Lacalle Pou, segundo Larrañaga y tercero el otro (en referencia a Sartori). Se lo dejé en un sobre cerrado”, comentó el expresidente a El País en la noche del viernes.
Lacalle Pou en ningún momento tuvo dudas del triunfo. Pero también repitió una y otra vez que nada estaba ganado, que no se podían dormir y caer en el exitismo. Más aun cuando la candidatura de Sartori tomó impulso y algunas encuestadoras opinaron que la elección “estaba abierta”.
Pero las dudas se disiparon en los días previos a la elección con los informes de las encuestadoras. Así se lo vio toda la jornada: disfrutando del día y pidiéndole a su equipo tranquilidad. “Hoy nosotros take it easy”, repitió a cada uno de su comando.
Cerró el día como quería: apuntando a la unidad del partido, “mimando” a sus adversarios blancos y apuntando a partir de ahora a construir una coalición con los partidos de la oposición para derrotar al Frente Amplio, en noviembre cuando se dé el más que probable escenario del balotaje.
“Hoy aquí está parado el Partido Nacional, aquí no está parado Luis Lacalle. Desde que se conocieron los resultados no tengo más sector, tengo la casa grande que es el Partido Nacional”, dijo en su discurso a los pies de la sede del directorio blanco.
Su hija Violeta, que comenzó a militar por su padre saludaba a militantes del Espacio 40 con el puño cerrado en alto. Allí su padre anunció que el partido tiene una responsabilidad histórica.
“Les pido que empecemos a construir ese puente. Me comuniqué hace un rato con el ganador de la interna del Partido Colorado, con Ernesto Talvi. Con el senador Pablo Mieres. Con Edgardo Novick y con el señor Manini. Me he comunicado con quienes seguramente en estos meses tengamos que buscar coincidencias. La capacidad que tengamos de juntarnos, caminar junto a otros, va a hacer que lleguemos a una segunda vuelta con una espalda grande, la más grande de los últimos 30 años de la vida del país”, marcó desatando los aplausos de la militancia que lo alentaron al grito de “¡Presidente! ¡Presidente!”
El cierre fue cuando abrazó a Argimón para oficializar lo que se había conversado el viernes. Él ya había adelantado que tenía dos nombres: un hombre y una mujer. Carlos Moreira, el intendente de Colonia, fue uno de los que había trascendido semanas atrás. Pero el de Argimón tomó fuerza en los últimos días. Las negociaciones lograron su cometido y fueron posibles por la diferencia que Lacalle Pou le sacó al resto.
“Le va a ofrecer al país una gran mujer que cumple con los requisitos exigidos para ser una buena candidata a vicepresidente”, expresó. Gritó el clásico “Viva el Partido Nacional”, y saltó el vallado para celebrar con “su barra”. “Ahora empieza otra campaña”, le dijo a El País.
La llegada del precandidato Juan Sartori a la sede del Directorio del Partido Nacional lejos estuvo de ser plácida. Desde la tribuna armada junto al escenario que esperaba por Luis Lacalle Pou y también desde la multitud, le dedicaron algunos vítores pero también silbidos e insultos. “¡Sos la mugre del Partido Nacional!”, le espetó una mujer. “¡Traidor!”, la secundó otra. Mientras, Sartori, armado de una mueca, aplaudía a manera de saludo a la militancia. Los gritos de reprobación volvieron cuando el precandidato subió al escenario, invitado por la senadora Verónica Alonso, quien apoyó al millonario en su campaña política. “¡Traidora!”, se escuchó a algunos militantes gritarle a la legisladora. Sartori y Alonso escucharon el discurso de Lacalle Pou desde el estrado aunque lejos del primer plano. El novel político devolvió con aplausos algunas de las intervenciones del candidato. El malestar de algunos blancos con Sartori ya había tenido un primer anuncio cuando la pantalla gigante instalada fuera del Directorio lo mostró dando un discurso desde su búnker. Dos momentos calientes del cierre de la jornada electoral en la noche helada del domingo.
El llanto de los jóvenes de Jorge Larrañaga
Hacía rato se habían convencido que ganar la interna blanca era muy difícil. Los dirigentes de Jorge Larrañaga de Alianza Nacional eran plenamente conscientes que el liderazgo de Luis Lacalle Pou estaba solido.
En los días previos ya varios de los militantes adelantaban que un segundo lugar era para festejar. Es que el desembarco de Juan Sartori fue la amenaza directa para Alianza Nacional. Por eso ayer cuando los dirigentes jóvenes del líder wilsonista llegaron a la puerta del Directorio blanco aflojaron la tensión. El llanto fue visible en unos cuantos de los jóvenes. Los números daban un empate en el segundo lugar entre Sartori y Larrañaga pero con tendencia favorable al empresario. “Es de verdad una injusticia. ¡No puede ser!”, le dijo una militante a su compañero de la lista 250 de Jorge Gandini. El llanto y las caras de tristeza quedaron abajo; incluso atrás del escenario. Arriba, en el estrado los dirigentes de Alianza salieron arengando a la barra. “Viva los blancos” gritó con efusividad Gandini. Y los seguidores de Lacalle Pou alentaron al “guapo”. “Olé, olé, Jorge, Jorge”, corearon los ganadores.