ENTREVISTA
No descartó regresar a la política pero afirmó que se encuentra en un "limbo"; además, opinó sobre los dos posibles candidatos del FA para las elecciones de 2024: Yamandú Orsi y Carolina Cosse.
De un lado de la mesa de su casa en San Carlos está el libro Ser de izquierda hoy, y del otro Historia Política del Pensamiento del Partido Nacional. A un poco más de dos años de haber decidido dar un paso al costado, Darío Pérez asegura que se encuentra en un “limbo” a pesar de que el “bicho” político sigue estando. Para el exdiputado “rebelde”, el Frente Amplio es parte de un “capítulo cerrado”. ¿Y los blancos?
-¿Qué lo llevó a dejar la política y cómo se siente fuera de ella?
-El resultado de las últimas elecciones me hizo reflexionar en un montón de cosas, pero la principal es que sentí que el pueblo frenteamplista de Maldonado me decía que tenía que dar un paso al costado, que no lo representaba y que no avalaba mi conducta política.
-¿Así se sintió después de las elecciones nacionales?
-Sí, porque no salí diputado, perdí por 200 votos con el candidato del Movimiento de Participación Popular. Entonces la verdad es que sentí que no había sido respaldado en lo que consideraba un accionar correcto. Yo me había trazado determinadas líneas: la decencia, la adhesión al trabajo y la defensa de la República primero, antes que del partido.
-¿Fue un golpe no haber sido electo?
-Ya venía con incomodidades. Mi decisión de abandonar la política no tuvo que ver con el grupo al que pertenecía (Liga Federal), sino con mi relación con el Frente Amplio. Lo que consideraba que era mi principal sustento, que era el apoyo que me daba el pueblo, desapreció y me pareció que debía dar un paso al costado.
-¿Cómo era su relación con el Frente?
-Venía desde hace mucho tiempo con cuestionamientos y desilusiones, y enfrentándome a lo que yo consideraba que eran incoherencias. Hay otras cosas que son humanas y tienen que ver con ser valorados o no, yo y también el grupo creíamos no haber sido valorados. Cuando fundamos el sector lo hicimos para compensar lo que creíamos que tenía flaco el FA, que era el trabajo en el interior del país. Teníamos un Frente centralista, gigantesco en el área metropolitana y en el resto del interior no. En 25 años le di todo al FA, le di parte de mi vida, parte de mi profesión. No es un reproche, porque lo hice voluntariamente, pero dejé de lado cosas, por ejemplo, no terminé mi especialidad que era anestesista, donde me faltó la prueba final y algún trabajo más. Dejé recursos económicos porque la mayor parte del esfuerzo económico salía del sueldo de diputado. Así durante 20 años. Dejé muchas cosas por el FA.
-¿Se arrepiente?
-No me arrepiento, ni tengo reproches. Capaz que sí cierto dolor por no haber sido valorado, como puede suceder con amigos o con un trabajo. Fui cargando cosas en el tiempo, debo ser el único legislador al que el gobierno le vetó un proyecto.
-¿Cuál proyecto?
-La gente se olvida, pero el proyecto de seguro de paro para los trabajadores zafrales fue aprobado por unanimidad y vetado por (Rodolfo) Nin Novoa en el ejercicio de la presidencia en momentos en que teníamos dificultades a nivel departamental con Óscar De los Santos, que era del mismo grupo. Otra cosa, había miles de cargos en el Ejecutivo y la Liga Federal en ninguno de los tres gobiernos fue tenida en cuenta para nada. Como decía un compañero: “ni para portero del Banco República”. Pero muchas veces no fuimos tenidos en cuenta en las opiniones, por ejemplo, en el tema de la seguridad, que sabíamos iba a ser un talón de Aquiles.
-¿Se sintió destratado?
-Me sentí destratado. Te hablan de la sacrosanta disciplina partidaria así tengas que meter la cabeza en un avispero. No fueron tantos los proyectos que no voté porque consideraba que era coherente no votar. No voté la maniobra de Unitas (ejercicios navales), porque 25 años dijimos que maniobras Unitas no y en el primer gobierno hubo. No voté la ley de educación, cuando el PCU no votó, y me retiré de sala. No voté el impuesto a las jubilaciones militares porque era inconstitucional hasta la manija. Voté la ley de vivienda popular con Unidad Popular porque consideraba que había una falla evidente en soluciones habitacionales. En la reforma del servicio de retiro de militares negocie por los milicos chicos.
-¿Cómo es no estar más en política?
-Hay más paz, pero a veces el corazón o la sangre piden. O me llaman a interesarme, a opinar, pero no públicamente.
-¿Tiene alguna militancia?
-Ninguna, después de la elección nacional dejé la militancia política.
-¿Le interesaría volver?
-No lo tengo en la mira en este momento, pero hay cosas que me alejan por lo menos de dónde estaba.
-Se definía como un frenteamplista desencantado, ¿lo sigue siendo?
-Directamente diría que me siento desenamorado y no veo síntomas de cambio en este FA; no he visto autocrítica.
-¿Qué lectura hace de la última elección?
-Si bien se puede mostrar una cara más amable y dialoguista con Fernando Pereira, los dos grupos que predominaron son el Partido Comunista y el MPP, y son los que van a mandar. O sea que quien trabaje en política en el Frente va a trabajar para engordar al PCU y al MPP. En los últimos meses he visto declaraciones de los comunistas avalando las medidas del gobierno cubano con respecto a las movilizaciones que existieron y me resulta incomprensible, por haber sido preso político y haber estado en contra de una dictadura. También vi declaraciones del FA en las que de alguna manera festejaba las elecciones de Venezuela como un avance, cuando es una gigantesca mentira.
-¿Con las mayorías actuales entiende que se ha radicalizado el FA?
-Me parece que se está alejando del centro por el propio resultado de la interna. Si sumas el MPP, el PCU y el Partido Socialista de (Gonzalo) Civila, y otros grupos pequeños, se aleja del centro.
-El FA acaba de cerrar la autocrítica, ¿qué opinión le merece?
-La autocrítica es inexistente, es declarativa. Se menciona la palabra, pero no existió nunca. Si hubiera existido hay una cantidad que deberían dejar de aparecer hasta públicamente.
-¿Quiénes?
-Montones, responsables de fracasos en diferentes áreas. Por ejemplo, en seguridad, en educación, en salud pública, donde durante los gobiernos del FA hubo una enorme transferencia de recursos económicos al sector privado de la salud. Lo que son las paradojas: siempre reclamábamos por aperturas de CTI y se iban millones de dólares a privados, y alguien que a priori podía haber sido acusado de neoliberal -como es el caso de Leonardo Cipriani- terminó abriendo un montón de CTI públicos. Se empiezan a romper ciertos relatos, porque por un lado se ponían la boina con la estrella en la cabeza, pero sus acciones iban contracorriente.
-Cuando dice que hay un montón de personajes que no deberían aparecer más, ¿el exministro Eduardo Bonomi es uno?
-Uno de ellos sí, pero no fue solo él, porque a veces mandó leyes al Parlamento y después había grupos políticos que se las rebajaban. Pero llama la atención algunos premios que otorga la ciudadanía a quienes obtuvieron un notorio fracaso.
-¿Se arrepiente de haberse parado tan firme en algunos temas?
-No, no me arrepiento. En mi vida tomé referentes y el principal es mi padre: me enseñó decencia y adhesión al trabajo. A lo largo de la historia tomé otros que son mi guía: de Artigas, su republicanismo; de Oribe, la defensa de las leyes y el desarrollo intelectual; de Leandro Gómez, su principismo sin nobleza; y de Aparicio Saravia su amor por la libertad.
-La mayoría de los que nombró son blancos, frenteamplista no hay ninguno.
-Bueno no tengo la culpa (risas).
-¿El general Líber Seregni no?
-También, sí. Entró tarde en mi vida y tuve que vencer ciertos preconceptos, porque milico y colorado para los que tenemos el origen que tenemos es bravo de tragar. Pero el tiempo me hizo respetarlo y me parece un tipo maravilloso.
-Se retiró después de la elección nacional, ¿qué voto en la departamental?
-El voto es secreto.
-¿Qué piensa de los posibles candidatos del FA Yamandú Orsi y Carolina Cosse?
-Orsi es un muy buen tipo.
-¿Y Cosse?
-No me convence
-¿Cómo ve el gobierno nacional?
-Se enfrentó a un monstruo gigantesco que fue la pandemia y lo manejó bien. Creo que con el ministro Daniel Salinas hay que sacarse el sombrero y con quienes dirigen ASSE también. Es indudable que hubo una disminución de ingresos, y hay que ver cómo se puede mejorar el salario y el trabajo de acá en adelante. Eso es lo que veo como más importante, más que esa especie de distracción de la LUC.
-¿Qué piensa de la LUC?
-La LUC le sirvió al FA para dejar esa autocrítica declarativa e inexistente de lado y juntarse en función de una causa común. Si bien no he profundizado demasiado en cada uno de los artículos, por lo que he visto da la impresión que los detractores de la ley quieren forzar lo que realmente dice el artículo para adaptarlo a lo que piensan. Sobre todo, los que tienen que ver con la seguridad y otros temas donde se dicen verdades a medias, por ejemplo, en cuanto a los alquileres, porque no se abolió ningún sistema anterior, simplemente se abrió una puerta más.
-¿Es favorable a mantener la LUC?
-En este momento diría que estoy votando en blanco. De aquí a marzo, cuando tenga toda la información, probablemente tome otra decisión.
-Votar en blanco es como votar el “NO”.
-Y sí.
-¿El presidente Luis Lacalle Pou qué opinión le merece?
-Cuando asumió como presidente de Cámara de Diputados, y con la franqueza que me caracteriza, le dije que tenía varias mochilas arriba. Una era ser nieto de quien era nieto, hijo de un expresidente y el estigma que decían que era un pituco. Eso se lo dije delante de los 99 diputados; le dije que lo respetaba pero que tenía esa mochila. Creo que es un hombre realmente preocupado por su pueblo y me gustaría que le pasara lo mismo que le pasó a monseñor (Óscar) Romero, no por cómo terminó sino por la transformación que sufrió, porque empezó en una posición conservadora y terminó en una sumamente progresista. Una vuelta en el pasillo, ahí entre bambalinas, le dije que si llegaba a ser presidente no se vaya mucho para la derecha y se río. No nos conocíamos demasiado, pero no lo tomó como algo negativo. Creo que él está intentando mantenerse al centro por los gestos de sensibilidad social en la pandemia.
-¿No cree que es de derecha como se dice desde el FA?
-No, creo que es alguien preocupado por su pueblo y lo respeto.
-¿Qué libros está leyendo?
-Son dos libros que tienen que ver con política. Me puedo haber alejado de la política, pero el bicho sigue existiendo dentro de uno. Hay títulos que me provocan como Ser de izquierda hoy (de Álvaro Simeone) y el otro es Historia Política del Pensamiento Político del Partido Nacional, porque lo escuché en radio a Daniel Corbo y me interesó, la historia me gusta mucho.
-Uno es sobre la izquierda y el otro del Partido Nacional. ¿Está en esa disyuntiva?
-No, no puedo decir en este momento qué puede llegar a pasar.
-¿Lo han tratado de captar de otros partidos políticos?
-Me han llamado personas o han venido hasta mi casa. Esto es como los jugadores de fútbol, conversaciones nada más (risas).
-¿Le gustaría volver a hacer política?
-Hay días que sí y hay días que no.
-¿Qué es lo más malo de la política?
-La gente que hay en política, el cinismo y la deshonestidad intelectual. Eso es lo que me aleja, eso influye para pensar que no tengo que dar ese paso de nuevo. Pero el amor puede aparecer en cualquier momento (risas).
-¿Volvería a ser parte del Frente Amplio o es capítulo cerrado?
-Yo diría que el Frente Amplio es un capítulo cerrado. Me costaría mucho trabajar para quien no se siente molesto para nada con el gobierno de Cuba, de Venezuela o de Nicaragua. Iría como el caballo azotado, que va con el cogote mirando para atrás, porque el palo puede venir en cualquier momento.
-¿Sus inicios fueron dentro del Partido Nacional podría llegar a retornar?
-Mis inicios fueron a los 13 años en la juventud del Partido Nacional.
-¿Podría retornar?
-No puedo decir eso, ahora estoy en el limbo.
-Pero del limbo dice que no va a ir al FA...
-Al FA no.
-Por lo que dijo al Partido Colorado no iría. Quedan blancos y cabildantes.
-Guido Manini es una creación del FA por acción u omisión.
-¿Por qué?
-Porque se generaron las condiciones con la familia militar, donde se creó determinado caldo de cultivo para que surgiera la figura de Manini y de Cabildo.
-¿Qué opina del accionar de Cabildo?
-Creo que ellos tienen un pensamiento estratégico, o sea que saben en el fondo que no pueden romper la coalición. Es como una familia que se necesitan unos a los otros para poder seguir viviendo.
-¿Cómo ve que Cabildo desafíe al presidente con la ley forestal?
-Lo que más me preocupa de Manini no es la ley forestal, sino lo que tiene que ver con el tema de los desaparecidos, y de las personas que tuvieron relación con eso. Considero que el tema de los Derechos Humanos es absolutamente irrenunciable.
La opinión sobre su viejo sector
-¿Cómo ve el hecho de que el intendente Salto Andrés Lima esté al frente de la Liga Federa, el sector que usted fundó?
-Con el finado (Víctor) Semproni lo fuimos a buscar y nunca nos dijo sí o no. Luego lo volvimos a ir a buscar, pero eligió a (Danilo) Astori. Y lo volvimos a ir a buscar, pero eligió a (Raúl) Sendic. Lo volvimos a ir a buscar, pero realmente fue para la Liga cuando yo ya no estaba.
-¿Y eso qué opinión le merece?
-Que cada uno saque sus propias conclusiones.
-¿Es oportunismo?
-No es lo mismo hacer un grupo desde cero que ir a un lugar armado.