CIEN AÑOS DE ELECCIONES: 1930
Sorpresiva diferencia colorada sobre el Partido Nacional.
En apenas cuatro días de 1929, dos hechos determinaron buena parte del rumbo del Uruguay de los años 30: el 20 de octubre falleció José Batlle y Ordóñez, el dirigente de mayor peso en la política nacional; el 24 de octubre se produjo el crac de la Bolsa en Wall Street, que traería una profunda recesión internacional. Ese era el panorama cuando se celebraron las elecciones del 30 de noviembre de 1930, que marcaron el triunfo de Gabriel Terra.
Terra, abogado, empresario industrial y hacendado, inició su carrera política en 1905 y dos años más tarde ya fue ministro de Hacienda del gobierno de Claudio Williman. En la década de 1920 era una de las principales figuras del Batllismo, pese a que se manejaba con independencia del sector, no compartía varios de sus postulados e incluso era resistido por el líder Batlle y Ordóñez. Este lo había criticado desde El Día porque había sido padrino de bodas en el casamiento religioso de una de sus hijas. Pero su capacidad de gestión y su versación en temas económico-financieros le aseguraron siempre un puesto destacado en los gobiernos colorados de la época. Muerto Batlle, se abrió su camino hacia la Presidencia.
Por supuesto, nadie ignoraba esa situación. Incluso uno de los sublemas que acompañaron su candidatura era el de los “anticolegialistas”, cuando el Colegiado era tema de principios para el Batllismo.
Pero eran tiempos agitados en la política. Los partidos tradicionales llegaron a los comicios de 1930 con agudas divisiones internas, que se tradujeron en la conformación de las listas.
El Batllismo presentó dos candidatos a la presidencia: Gabriel Terra y Federico Fleurquin, este con el apoyo explícito de los hijos de Batlle y Ordóñez a través de El Día. El otro postulante colorado fue Pedro Manini Ríos, por el sector riverista.
El Partido Nacional tuvo dos candidatos: su líder Luis Alberto de Herrera y Eduardo Lamas por el sector "doctoral". Por el Partido Comunista, el candidato presidencial fue Eugenio Gómez, su máximo dirigente durante años.
Una curiosidad de aquellos comicios fue que las listas de los partidos no se identificaron con números sino con letras. Así, en el Partido Nacional, Herrera presentó las listas A, C, E y F, en tanto Lamas llevó la B y la D. Los colorados tuvieron las listas M, Ñ, O, S, T, U e Y.
En vísperas de las elecciones, el Comité de Vigilancia Económica -una organización que nucleaba a empresarios y hacendados- convocó a un "paro patronal" de 48 horas, en protesta por la iniciativa del Gobierno de establecer un salario mínimo y expresó su apoyo a las candidaturas de Herrera y Manini Ríos.
Aquel 30 de noviembre de 1920, el Partido Colorado se impuso con el 52% de los votos, en tanto el Partido Nacional sumó el 47,27%. El Partido Comunista alcanzó el 0,72%.
El triunfo colorado por la apreciable diferencia de 15.000 votos resultó sorpresivo, porque en 1926 apenas 1.500 sufragios habían separado a los dos viejos partidos.
La derrota electoral agitó las aguas del nacionalismo. Herrera criticó actitudes de varios de sus correligionarios y a la vez resultó cuestionado, pese a que obtuvo abrumadora mayoría entre los votantes blancos. En 1931, el Congreso Nacionalista le impuso condiciones para elegirlo presidente del Directorio, ante lo cual el candidato quedó en minoría y renunció. Entonces, los blancos se dividieron: un sector de dirigentes, varios de ellos vinculados a El País, se alejó del lema y constituyó el Partido Nacional Independiente. Dos años después, el apoyo de Herrera al golpe de Estado de Terra, repudiado por los nacionalistas independientes, terminó de sellar la separación. Recién en 1958 todos los blancos volverían a votar unidos.
Si bien en su visita a El Día, al otro día de los comicios, Terra citó varias veces a Batlle en su discurso (ver aparte), ya como presidente acentuó su independencia respecto del Batllismo. Entre sus actitudes figuró una activa campaña por una reforma constitucional que eliminara el régimen colegiado y regresara al presidencialismo. Y no ocultó que haría esa reforma por las buenas o las malas. Terminó optando por las malas, con su golpe del 31 de marzo de 1933 desde el Cuartel de Bomberos.
Gabriel Terra, en un discurso en el diario El Día, 24 horas después de su elección como presidente.
“La Voz del Gigante”
Para la difusión de las noticias de la elección, El País anunció en noviembre de 1930 "La Voz del Gigante", definida como"la última palabra en materia de radiofonía". "Se trata del maravilloso aparato conocido con el nombre de La Voz del Gigante, cuya potencia para difundir los sonidos está en relación con su fama mundial y su elevado costo", se indicó. El enorme parlante se instaló en unas antiguas casas de la plaza Cagancha adquiridas por El País para construir allí su nuevo edificio.
Uno de los temas centrales de la campaña electoral de 1930 fue el "handicap", un acuerdo interno del Partido Colorado, de singular alcance y discutible constitucionalidad, destinado a evitar que el riverismo votara fuera del lema, permitiendo que "corriera" con ventaja.
Según ese acuerdo, que demandó trabajosas negociaciones, si el candidato riverista Pedro Manini Ríos obtenía por lo menos el 17,5% de los votos totales del Partido Colorado (y este ganaba la elección), le correspondería la Presidencia.
Manini Ríos, cercano colaborador de Batlle y Ordóñez a comienzos del siglo XX, se distanció del líder batllista cuando este lanzó a la idea del gobierno colegiado, aunque también lo separaron sus concepciones sobre el reformismo. Manini terminó fundando el Partido Colorado Fructuoso Rivera, conocido como riverismo, un sector conservador.
Los blancos y algunos colorados denunciaron el handicap ante la Corte Electoral, pero este organismo no lo objetó.
"Esa pretendida solución de pleitos internos es netamente violatoria de los principios democráticos y constitucionales (...) reñida en absoluto con las normas más elementales de moral republicana", declaró el Directorio del Partido Nacional. El País la llamó, irónicamente, la "fórmula bicloruro".
El diario riverista La Mañana, que durante casi todo el mes de noviembre de 1930 publicó en su portada la foto de Manini Ríos -curiosamente, siempre la misma foto-, definió esas críticas como "cuento chino". Gabriel Terra no se mostró satisfecho con ese acuerdo y en varios discursos lo criticó. El dirigente batllista Domingo Arena, en cambio, defendió el handicap desde una columna en El Día, aunque al mismo tiempo su sector atacaba con dureza a Manini por sus posturas políticas.
La misma noche del 30 de noviembre de 1930 se supo que el Partido Colorado había triunfado en las elecciones, pero no estaba claro qué ocurriría con el handicap, pues el riverismo estaba muy cerca del porcentaje acordado. Dirigentes nacionalistas insistieron en la inconstitucionalidad del handicap y señalaban que si Terra renunciaba en cumplimiento del pacto, le correspondía a la Asamblea General designar al nuevo presidente de la República.
Cuando culminó el escrutinio definitivo, se supo que a Manini Ríos le faltaron apenas 138 votos para ser presidente. En porcentaje, alcanzó el 17,3%.
Resultados de las elecciones de 1930
Presidencia de la República
Partido Colorado 165. 827 (52,0%)
Gabriel Terra 136.832
Federico Fleurquin 8.340
Pedro Manini Ríos 28.882
Partido Nacional 150.642 (47,3%)
Luis A. de Herrera 132.345
Eduardo Lamas 18.087
Partido Comunista (Eugenio Gómez) 2.291 (0,7%)
Fuente: Una democracia única, de Nelson Fernández y Hugo Machín (Fin de Siglo, 2017)