El gobierno busca firmar un convenio para financiar con fondos públicos soluciones habitacionales, como contenedores o pisos, que hoy brindan varias ONG con fondos privados para la población de máxima vulnerabilidad que vive en ranchos de lata, indicó la ministra de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Cecilia Cairo, consultada por El País.
La secretaria de Estado, que asumió en un asentamiento, se reunió este lunes con el cura Juan Andrés “Gordo” Verde, al frente de la asociación civil Cireneos, para plantearle la voluntad del gobierno de Yamandú Orsi de “paliar la máxima precariedad y la situación del mientras tanto” de las familias, en un trabajo conjunto con las ONG que trabajan en la materia.
“Con Cireneos vamos a ir para adelante, vamos a firmar un convenio, donde también va a estar Piso Digno, y un Techo para mi país si quiere estar. Vamos a hacer un llamado a las organizaciones sociales y vamos a conveniar”, dijo Cairo a El País tras el encuentro. De concretarse, sería la primera vez que el Estado financia este tipo de soluciones habitacionales pensadas para la población más vulnerable.
La ministra manifestó en la reunión de ayer que el foco estará puesto en “llegar a las familias que tienen niños más chicos”, con las soluciones habitacionales previstas, indicaron a El País fuentes del encuentro que estaba previsto para el final de la semana pero se adelantó para este lunes. “No se habló de montos, cantidades de soluciones y números”, agregaron.
"Me pone muy contento que la causa por la que está trabajando Cireneos con Rancho Cero sea una prioridad para el Estado, y que se hable de una disponibilidad o del deseo de querer trabajar en conjunto. Creo que los diálogos con la ministra son muy positivos, pero no pongamos la carreta delante de los bueyes. Veremos cómo se dan las cosas", dijo el cura a El País tras la reunión.
Cireneos lanzó a fines del año pasado el proyecto Rancho Cero, que apunta a brindar viviendas dignas a quienes están en extrema vulnerabilidad. El plan, financiado hasta ahora por privados, implica ofrecer gratis contenedores, llamados “hogares modulares”, a las familias más vulnerables. Las ONG estiman que hay 15.000 hogares están en esta situación y se aguardan datos del Censo 2024.
“La idea es trabajar con el ‘Gordo Verde’ que cumple una función importante para la gente que está peor”, dijo Cairo sobre la labor del cura que estuvo en la parroquia Stella Maris, de Carrasco, y desde hace cuatro años se fue a vivir al asentamiento Santa Eugenia. Cireneos ya entregó allí un centenar de “hogares modulares”, que ahora busca escalar con Rancho Cero.
Días atrás cuando se entregó la primera vivienda de Rancho Cero en Montevideo a la familia de un niño con cáncer que recibe tratamientos en la Fundación Pérez Scremini, la ministra de Vivienda estuvo presente y destacó la tarea de Cireneos de buscar ofrecer una vivienda digna.
“Yo soy atea, pero reconozco que el trabajo de mucha gente —algunos lo hacen por fe y otros creen que es lo que precisamos hacer por el otro— pero todo eso sirve para que respondamos a lo más importante, que es a la gente que precisa una ayuda”, resaltó Cairo en esa instancia. “Nuestro rol como ser humano, ni siquiera estoy hablando como ministra, es estar en cada lugar donde la gente nos precisa”, añadió.
Cairo destacó la tarea de Cireneos con Rancho Cero en virtud del trabajo que realizan con gente que “está en una emergencia habitacional muy jodida, que no tiene piso, o que el rancho es de chapa”. Por ello, es el gobierno de Orsi trabaja ahora en un convenio de Cireneos con el Estado que “quedó acéfalo” en el gobierno anterior.
La ministra también nombró como objetivo alcanzar un convenio que involucre a Piso Digno. Se trata de la ONG que fundó Pablo Bartol, exministro de Desarrollo Social en el gobierno de Luis Lacalle Pou, que coloca pisos de madera, en horas, a quienes viven en ranchos con piso de tierra. Con esta medida se busca evitar desde la propagación de enfermedades a la filtración de ratas.
Cairo puntualizó que por ahora “no se están hablando de cifras”, tanto de soluciones habitacionales como de dinero que aportaría el Estado. “Se pueden redireccionar recursos en el caso de una emergencia” pensando en la asistencia para este año, en caso de concretarse. Pero su idea es que el apoyo sea “a largo plazo” y se mantenga durante el quinquenio.
Salir del techo de chapa y la tierra por US$ 15.000
“Vivir en condiciones de extrema vulnerabilidad, por más política social que acompañe, va a ser muy difícil que sea efectiva. La vivienda es como un potenciador de otros grandes aspectos de la vida, como la educación, la salud y la seguridad”, dijo el director ejecutivo de Cireneos, James Mc Cubbin, consultado por El País.
La ONG que nació en 2017 ofrece dos opciones de “hogares modulares”: un contenedor grande, o una estructura metálica con isopanales. Cada uno tiene unos 29 metros cuadrados y cuesta US$ 15.000. Se brindan en comodato por diez años, bajo condiciones, acompañado de un trabajo social para intentar que esas personas salgan de ese esquema.
Cireneos instaló un centenar de estas casas en un asentamiento donde se resolvió un realojo. Por ello, se resolvió reacondicionar las que quedaran libres para instalar en otras zonas, y colocar nuevos con el proyecto Rancho Cero.
Piso de madera en horas
La Fundación Piso Digno atiende una realidad igual de extrema. El País intentó, sin éxito, comunicarse con Bartol tras la reunión de Cairo con Verde. La ONG ya colocó al menos 815 pisos de madera, donada por empresas forestales, que ya impactó en la vida de 3.000 personas de 95 asentamientos. Vivir en pisos de tierra no solo genera un perjuicio en los días de lluvia, fundamentalmente provoca un grave impacto en los niños.
La humedad interior de las viviendas precarias provoca enfermedades respiratorias graves en los más chicos que los perjudican en ir a clases, entre otras tareas. Por otro lado, si un bebé gatea en la tierra corre el riesgo de que le ingresen parásitos que pueden generarle enfermedades gastrointestinales y malnutrición.