Redacción El País
El gobierno avanza con la compra de unas 55 viviendas en la capital que serán brindadas a personas que viven en la calle. La medida —que se enmarca en el Plan Avanzar, programa de asentamientos del Poder Ejecutivo— busca ser parte de una solución para una problemática que se volvió una imagen recurrente —al menos— del Centro de Montevideo, con personas durmiendo en la vereda e incluso algunos instalados con “campamentos”.
En noviembre, se anunció la adquisición de 100 inmuebles habitables en una conferencia de prensa del ministro de Vivienda Raúl Lozano y el de Desarrollo Social (en ese momento) Martín Lema. Pero habrá unos 55 hogares después de una primera depuración que hizo un equipo —integrado por un arquitecto, un escribano y un especialista inmobiliario— que analizó los 114 que se presentaron al llamado. Así lo informó a El País Fernanda Auersperg, directora nacional de protección social del Ministerio de Desarrollo Social, quien aclaró que después habrá otro llamado con el objetivo de conseguir más viviendas.
Una vez que estén los inmuebles —la jerarca calcula entre uno o dos meses, aunque aclaró que las fechas pueden variar—, se van a definir los perfiles de las personas que serán seleccionadas para que las habiten. Auersperg remarcó que no se les da la titularidad del inmueble, sino la posibilidad de usufructo.
No es el primer programa del Mides con estas características ya que existe el plan Viviendas con apoyo, que permite —a diferencia de los refugios— tener una larga estadía en un lugar —aunque mantiene el apoyo social— para mayores de 18 años. Auersperg resumió que es para “quienes ya tienen un nivel de autonomía y algún ingreso pero que no pueden costear una vivienda o alquilar”.
El programa Viviendas con apoyo —el que consideró “super importante”— tiene unas 50 soluciones habitacionales que el Mides le alquila (a través de un convenio) a la Agencia Nacional de Vivienda, en las que viven a veces de a dos o tres personas. Son para individuos que “tienen algún nivel de autonomía, algún ingreso —ya sean formales o informales— que les permiten costearse el día a día (como la alimentación y la luz) pero no una pensión o un alquiler”. Es una situación que “pasa mucho con personas que tienen una pensión a la vejez, por ejemplo, que es cerca de un salario mínimo y no le da para todo”, ejemplificó.
En 2023 había 1.360 personas viviendo en las calles de Montevideo —según el último censo del Ministerio de Desarrollo Social (Mides)—, 440 más en comparación a 2021.
En ese sentido, Auersperg destacó que se trabaja “muy fuerte” con la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado para el trabajo de prevención. La jerarca marcó que egresan unas 26 personas del sistema carcelario por día y, si se hace una "cuenta simple", hay 13 que “terminan en calle”. Por eso está el Programa de Inclusión Asistida (PIA) que busca darle —además de boletos para transporte— tickets de alimentación, “acompañamiento de un técnico de referencia, y un lugar donde la persona puede perncotar o vivir”.
Por otra parte, se coordina con el área de trabajo social del Hospital Vilardebó para que le informe al Mides las altas con el objetivo de poder darle a las personas una “respuesta de salud mental en un medio camino”. Esto es porque “muchas veces esas personas, por sus patologías, rompieron todos los vínculos familiares y terminan en la calle con una bolsita de remedios y sin ninguna contención”.
El Ministerio de Desarrollo Social decidió en abril convertir 24 refugios nocturnos en 24 horas. Por lo tanto, al momento la cartera tiene 30 refugios bajo esta modalidad, los que suman 510 cupos. Hay lista de espera para ingresar a los hogares de 24 horas pero, según la directora nacional de protección social, Fernanda Auersperg, no es una “gran lista”.
La decisión de convertir más refugios en 24 horas hizo que se “descongestionaran determinados barrios o lugares donde se generaban conflictos entre las personas cuando esperaban para ingresar (a estos) y los vecinos”, destacó, y aseguró que ya no tienen “más reclamos” de las personas que viven cerca de los refugios, algo que era “permanente”.
Así como también hizo hincapié en que generan un “cambio radical” en los usuarios que hacen uso de los refugios porque es “como si tuvieran un hogar”, en las que viven 12 personas. Allí “pueden estudiar, tener sus mascotas, e ir a trabajar de noche y tener donde dormir de día”, indicó la jerarca, y añadió que “algunas personas —como las que consumen— no pueden sostenerlo” y se le da el cupo a otra.
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