Las diferencias en la orientación de la política exterior entre el actual gobierno de Yamandú Orsi y el anterior de Luis Lacalle Pou son notorias, y se han ido plasmado en conceptos y acciones que ya en el primer mes esta administración frenteamplista comenzó a poner en práctica.
Palabras como “integración” o “cooperación” relacionadas al tipo de vínculo que se buscará con -y se pretenderá que tenga- la región, o mensajes vinculados a la necesaria pacificación de todo conflicto mundial que a su vez posicionan a Uruguay como un potencial actor mediador, han marcado la impronta de los primeros pasos de la actual gestión presidencial en política exterior. Que además se inaugura con un escenario internacional diferente y, por eso -como se repitió en campaña electoral-, tampoco forma parte del actual vocabulario diplomático la sigla TLC, como sí ocurrió -e insistentemente- en la administración anterior al buscar un amplio acuerdo con China que hoy ni se vislumbra (ver recuadro).
El mundo de ahora está cerrado y es incierto -tiene continuas “sorpresas”-, con lo cual se necesita certidumbres; tal es la cosmovisión de Orsi, que volvió a remarcar eso mismo este lunes tras la primera reunión con otro jefe de Estado que tuvo en el extranjero: lo recibió el presidente panameño José Raúl Mulino.
Y en ese contexto, más una afinidad a priori con algunos gobiernos de la región -como ocurre con el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva, cuyo liderazgo regional se buscará seguir, o con el presidente colombiano Gustavo Petro, entre otros-, hay un ámbito de integración continental que ya se sabía que este gobierno frenteamplista buscaría reivindicar, y se confirmó este martes.
A diferencia de lo ocurrido en su última reunión, el 1° de marzo del año pasado, a la que el entonces gobierno de Lacalle Pou envió a su vicecanciller Nicolás Albertoni, Uruguay desembarcó ahora en esta IX Cumbre de la Celac -un foro en donde no se encuentra Estados Unidos- con su presidente y el ministro de Relaciones Exteriores, Mario Lubetkin. Y este último, en el diálogo entre cancilleres, basó su alocución en una clara reivindicación de la importancia de este ámbito. “Venimos a esta cumbre convencidos de la enorme importancia que tiene este espacio que es el único que incluye a los 33 Estados de América Latina y el Caribe, para escucharnos, entendernos mejor e intentar coordinar y concertar acciones conjuntas en los temas que más nos preocupan y nos unen”, sostuvo el secretario de Estado, que anunció la incorporación de Uruguay a este ámbito con “un espíritu constructivo e integracionista, (y) con una mirada de mediano y largo plazo” que tiene como norte la noción de que “el destino” de las naciones sudamericanas “es común”.
“No nos olvidemos -pidió también Lubetkin- que uno de los objetivos originales de la Celac es promover la comunicación, la cooperación, la articulación, coordinación y la complementariedad entre los organismos e instituciones sub-regionales. No existe un foro más inclusivo que este en nuestra región y somos nosotros quienes tenemos la capacidad institucional y política y la responsabilidad para enviar señales claras en esa dirección”.
Sin críticas
La exposición de Lubetkin también marcó un contraste con la última intervención de Uruguay en este foro, cuando Albertoni -en línea con la postura que Lacalle Pou había marcado en su discurso del 24 de enero de 2023- criticó los abusos del régimen del venezolano Nicolás Maduro. “Nos resulta inadmisible las proscripciones arbitrarias como la de María Corina Machado y la detención de la activista Rocío San Miguel, así como la expulsión del representante del alto comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas”, dijo el entonces vicecanciller en el encuentro que se celebró en San Vicente y las Granadinas, y en donde también cuestionó que en la declaración conjunta se hablara de “democracia”, cuando “en varios países de la región hoy se limita la libertad y la competencia electoral”.
Nada de esto estuvo presente en el discurso de Lubetkin, quien a pesar de hacer mención a las “diferencias políticas, ideológicas, sociales y de diversa índole” que hay entre los diversos países asistentes, cerró su discurso apuntando a la unidad: “Es mucho más lo que nos debe unir que separar para que nuestra región avance como pienso que todos deseamos”.
Las reuniones
Por lo demás, según señalaron a El País fuentes del gobierno uruguayo, Orsi prepara una serie de encuentros que tendrá en esta jornada con “la mayoría” de los presidentes que asistieron a la cumbre, entre los que se encuentran Lula da Silva, Xiomara Castro (Honduras, la anfitriona), Petro, Miguel Díaz-Canel (Cuba) y Claudia Sheinbaum (México).
Lubetkin, mientras tanto, tuvo encuentros con sus pares de Costa Rica, Trinidad y Tobago y Jamaica.
Un panorama donde “no hay ninguna negociación” por un TLC
Tanto por el escenario internacional que está instalado hoy como por los objetivos que se ha trazado el gobierno de Yamandú Orsi, Uruguay no tiene previsto ningún acuerdo que implique un tratado de libre comercio (TLC), subrayó el canciller Mario Lubetkin el jueves pasado, al comparecer ante la Comisión de Asuntos Internacionales del Diputados.
Durante el gobierno de Luis Lacalle Pou, la apuesta fuerte fue la negociación de un acuerdo de este tipo con China, e incluso se llegó a aprobar un estudio de factibilidad con el gigante asiático, pero el objetivo luego se enfrío tras los reparos que surgieron de parte de los socios del Mercosur.
Ahora, de cualquier modo, eso no es ni siquiera parte de las conversaciones. “No estamos en ninguna negociación. Hasta ahora, ninguno de los grandes países nos ha solicitado absolutamente nada y, en el marco del Mercosur, vamos a tener la reunión de ministros y no está planteado absolutamente nada”, sostuvo el canciller como respuesta a algunos de los planteos trasladados por los legisladores. Agregó que eso no implicaba “que en el futuro no se haga”, pero insistió con que hoy “no está planteado”.
Respecto al Acuerdo Transpacífico, al que Uruguay quiere entrar y que fue otra de las apuestas de Lacalle Pou en política exterior, la visión del nuevo gobierno sigue siendo pesimista, en función del escaso interés mostrado por este bloque. “Nosotros aseguramos que hemos cumplido con todos los pasos y seguiremos dando todos los que sean necesarios. Pero no decidimos nosotros; eso se tiene que dar por consenso de todos los países”, advirtió Lubetkin.
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