Redacción El País
El Poder Ejecutivo promulgó la ley que prohíbe la pirotecnia de estruendo y que fue aprobada por el Parlamento en diciembre. A partir de ahora, quedará prohibida "la importación, elaboración, comercialización mayorista o minorista y el almacenamiento" de cualquier fuego de artificio cuyo ruido supere los 110 decibeles. Además, dentro de dos años, ese límite máximo pasará a ser de 105 decibeles. Quien incumpla la norma será pasible de multas.
Sin embargo, quienes ya tengan comprados fuegos artificiales superiores a los 110 decibeles, tendrán dos años para "su comercialización, exportación, uso o destrucción".
La ley, en su segundo artículo, dice que el objetivo es limitar la pirotecnia de estruendo porque, por encima de las graduaciones mencionadas, "la actitud de divertimento se transforma en lesiva para la convivencia y salud pública".
Por este motivo, la ley establece que se declara diciembre como el "mes para la promoción y concientización del uso responsable de pirotecnia", y que tanto el Poder Ejecutivo como los gobiernos departamentales "deberán promover y ejecutar diversos programas, proyectos y campañas" con ese fin.
![Fuegos artificiales en Año Nuevo en Punta del Este.](https://imgs.elpais.com.uy/dims4/default/d14553e/2147483647/strip/true/crop/2362x1578+0+0/resize/1440x962!/quality/90/?url=https%3A%2F%2Fel-pais-uruguay-production-web.s3.us-east-1.amazonaws.com%2Fbrightspot%2F2a%2F7d%2F71deb2aa42148feda967e0aed955%2Fimagen-ano-nuevo-en-punta-del-9072330.jpg)
El pasado mes de setiembre, cuando el proyecto estaba en discusión, el jefe del Departamento de Laboratorio y Pirotecnia del Servicio de Material y Armamento del Ejército, el capitán Ignacio Laborda, detalló a El País la clasificación de la pirotecnia según su estruendo.
Por encima de los 110 decibeles está “todo lo que hace ruido”: por ejemplo, bombas o petardos. Entre 100 y 110 decibeles hay un franja importante de artículos como baterías o “chasquibunes”.
Por debajo de los 100 decibeles quedarían artículos “bastante insonoros” para una persona promedio. Por debajo de los 90, solo quedarían las “candelas de luces” y las “estrellitas” que agitan los niños.