LA ESTRATEGIA DEL MINISTRO
El ministro del Interior dijo que lideró una gestión signada por el “desastre” y habló del aumento de 338% de las rapiñas. Además, destacó cifras récord de su cartera.
Ya estaba por comenzar la sesión por la convocatoria al ministro Luis Alberto Heber, cuando el subsecretario de la cartera, Guillermo Maciel, mostraba al senador blanco Sergio Botana una nota de prensa que tenía impresa en una hoja en su escritorio, con un cabezal que rezaba: “Esa memoria selectiva…”. El título del artículo hacía referencia a un hecho policial de 2018, en el que un niño de 10 años había sido internado tras recibir un balazo al quedar en el medio de un tiroteo entre criminales en el barrio de Casavalle.
Porque la de ayer, y todos lo sabían de antemano, fue una guerra de archivos. Estaba claro en el Frente Amplio, que convocó a Heber por la escalada de homicidios en las últimas semanas -que llevó a que en mayo se duplicaran los asesinatos comparado con el mismo mes de 2021-, y en el oficialismo, que ya tenía definido que se pondrían arriba de la mesa los resultados obtenidos en los 10 años de la gestión del fallecido exministro Eduardo Bonomi, en la que se sufrió un aumento de todos los delitos.
Y esto se vio de entrada. El senador convocante, Enrique Rubio, basó gran parte de su primera exposición de una hora y media en el repaso de declaraciones de los protagonistas de este gobierno contra la entonces administración de Bonomi. “El doctor (Álvaro) Delgado, que nos acompaña por acá -dijo Rubio y el secretario de Presidencia sonrió desde la barra- en 2011 preguntaba: ‘¿Quién se hace cargo de los muertos inocentes por la delincuencia? ¡Por favor! Asuman la responsabilidad y garanticen la seguridad de la gente’”.
Y así como esa frase, el senador frenteamplista citó otras -las que ilustraba en placas que pasaban por las pantallas- para intentar demostrar, como dijo luego en rueda de prensa, que “el pasado está cayendo sobre la espalda del ministro Heber y de otros miembros del gobierno”.
“No se pueden usar los argumentos de los que se reían en el pasado, y pedían la renuncia de ministros permanentemente... ahora terminan usando los mismos argumentos para defender su gestión”, sostuvo el dirigente de la Vertiente Artiguista en el cuarto intermedio de la sesión, al mediodía.
La estrategia de Heber -en su rol parlamentario, papel en el que suele sentirse cómodo- fue clara: por un lado, compararse con la gestión frenteamplista, y por el otro, aportar elementos concretos sobre la investigación de algunos de los casos más sonados -como la identificación de los autores del homicidio de Martín Migales-, o conclusiones extraídas de la inteligencia policial aplicada al narcotráfico, muchas de las cuales fueron planteadas en “sesión secreta”.
Al hablar de Bonomi, el ministro dijo directamente que lideró una gestión signada por el “desastre” y habló del aumento de 338% de las rapiñas, lo que configuró una “vergüenza nacional”; y contrapuso el descenso de los crímenes logrado por esta administración en sus dos primeros años, así como cifras récord relativas a incautaciones de droga, cierre de bocas y procedimientos policiales.
Pero más allá de los calificativos, el tono del debate, al menos durante la primera mitad -cuando miembro convocante y ministro plantean sus primeros argumentos, y allí marcan la pauta de los decibeles del intercambio posterior- fue más bajo que lo que suponía más de un dirigente del oficialismo. “Mucho fuego artificial”, señaló un senador nacionalista al referirse al tenor de la exposición de Rubio, que no se salió de su usual estilo oratorio, lento y pausado. Esto llevó a que por momentos hubiera varios legisladores que se distrajeran con su celular y que la única tensión de la sala se registrara en las barras, cuando funcionarios del Senado buscaron expulsar a un periodista por no sentarse en el rincón dispuesto para la prensa.
Porque al no ser una interpelación, sino un llamado en régimen de comisión general, no hubo una instancia en la que se promovieran mociones de respaldo o rechazo a las explicaciones del secretario de Estado. De hecho, consultado al respecto, Rubio descartó que la oposición reclamara -al menos tras esta instancia- un cambio de autoridades en el Ministerio del Interior. En cambio, sí reconoció que el problema de la inseguridad es un asunto “muy pesado, que viene desde hace una enorme cantidad de años, donde las drogas, sin duda, fueron un acelerador fundamentalmente en los últimos 15 años”.
El debate luego se centró en el rechazo del FA al plan anunciado por Heber -porque para la oposición no es tal- y en idas y vueltas personales a raíz de enunciados políticos, como cuando la senadora nacionalista Graciela Bianchi gritó a voz en cuello al FA que “dejen gobernar”.