Redacción El País
Apenas 138 votos le faltaron a Pedro Manini Ríos -abuelo del líder de Cabildo Abierto Guido Manini Ríos- para ser elegido presidente en las elecciones de 1930, aunque ese resultado pudo haber originado controversias de inimaginables consecuencias, ya que se apoyaba en un extraño pacto interno en el Partido Colorado.
Abogado, productor rural y periodista, con larga experiencia como ministro y legislador, Manini Ríos había sido estrecho colaborador de José Batlle y Ordónez, de quien se distanció políticamente después con posiciones cada vez más conservadoras. Ello lo llevó a dejar el Batllismo para fundar su propio sector, el Partido Colorado Fructuoso Rivera, conocido como riverismo. Por este sector se presentó Manini como candidato a la presidencia el 30 de noviembre de 1930.
El Batllismo, que tuvo dos candidatos, Gabriel Terra y Federico Fleurquin, estableció además un acuerdo con el riverismo para evitar que votara fuera del lema, conocido como “hándicap”: si Manini Ríos obtenía por lo menos el 17,5% de los votos totales del Partido Colorado (y este ganaba la elección), le correspondería la Presidencia. Se trataba de un pacto de muy discutible constitucionalidad, por lo cual fue denunciado de inmediato por el Partido Nacional, aunque la Corte Electoral lo aceptó. “Esa pretendida solución de pleitos internos es netamente violatoria de los principios democráticos y constitucionales, yendo contra el sufragio universal y directo y contra las prescripciones terminantes de la Constitución y la ley. (Es una solución) reñida en absoluto con las normas más elementales de moral republicana”, declaró el Directorio blanco. Los batllistas, pese a ser muy críticos de las propuestas de Manini, defendieron el acuerdo.
Mientras tanto, para evitar su propio cisma, el Partido Nacional reformó su Carta Orgánica y autorizó la doble candidatura presidencial: por un lado, su líder Luis Alberto de Herrera, y por el sector “doctoral” Eduardo Lamas. Por el Partido Comunista, el candidato presidencial fue Eugenio Gómez, peluquero y sindicalista portuario, ya convertido en su máximo dirigente.
Curiosamente, las listas de los partidos no se identificaron con números sino con letras. Así, en el Partido Nacional, Herrera presentó las listas A, C, E y F, en tanto Lamas llevó la B y la D. Los colorados tuvieron las listas M, Ñ, O, S, T, U e Y. Y el Partido Comunista la P.
El Partido Colorado se impuso con el 52% de los votos, en tanto el Partido Nacional sumó el 47,27%. El Partido Comunista obtuvo el 0,72%. Gabriel Terra sumó 136.832 sufragios contra 28.882 de Manini, en tanto Fleurquin obtuvo escaso apoyo. Con el 17,42% de las adhesiones coloradas, al dirigente riverista le faltaron apenas 138 votos para ser presidente. El vespertino El Diario, uno de cuyos propietarios era Manini, llegó a titular en portada la noche de las elecciones que era el nuevo presidente.
Como el escrutinio fue lento y el “hándicap” se definía por pocos votos, durante el mes de diciembre de 1930 volvió a discutirse el tema con dureza. Entre los blancos, Herrera recogió 132.345 votos y Lamas 18.987. Gómez, el candidato comunista, obtuvo 2.291 sufragios (0,7%).
Finalmente, el nuevo presidente fue Gabriel Terra, abogado, empresario industrial y hacendado. Era una de las principales figuras del Batllismo, pero se manejaba con independencia y más después de la muerte de Batlle en 1929. Ya en la Presidencia, insistió en la necesidad de reformar la Constitución de 1917 porque según afirmaba era ineficaz para gobernar. Como no tuvo eco para hacerlo por la vía legal, en 1933 terminaría dando un golpe de Estado con apoyo de Herrera y Manini Ríos.
El resultado electoral de 1930, además, agravó las diferencias en el Partido Nacional y la oposición interna a Herrera. Un año después, un sector, en buena medida vinculado al diario El País, se alejó del lema y constituyó el Partido Nacional Independiente.