El año 2022 fue de cifras récord en materia de víctimas de explotación sexual infantil. Se reportaron 529 casos, lo que implica un aumento en relación a 2021, cuando hubo 494, lo que ya era un 20% más que en 2020.

El panorama adelantó los plazos para la concreción del proyecto por el que se creará el primer centro exclusivo para adolescentes víctimas de “explotación sexual, violencia extrema y trata”.

Así lo explicó el presidente del INAU, Pablo Abdala, quien aseguró que se trata de una “innovación” para dar una atención integral a un problema que desde hace varios años “ocupa y y preocupa a la sociedad”.

El proyecto buscará albergar a adolescentes de entre 13 y 18 años las 24 horas del día por un plazo aproximado de seis meses, con la posibilidad de una prórroga de hasta tres meses en casos que así lo ameriten.

“El propósito de que se trate de una estadía breve es desplegar una estrategia de reparación del daño. Es para aquellos jóvenes que se encuentren en la etapa inicial desde que se constata que son víctimas de explotación sexual”, dijo el jerarca.

Los equipos multidisciplinarios del centro trabajarán con un cupo de 20 personas, dentro de los cuales 15 serán residentes y cinco estarán en contexto. Este último formato refiere a aquellos jóvenes que son víctimas de explotación sexual, pero tienen un sostén familiar al cual acudir.

“INAU se encargará del acompañamiento de estos jóvenes, disponiendo un equipo técnico que se acerque al hogar en que residan”, afirmó Abdala.

El centro estará abierto para mujeres y hombres, quienes convivirán en el edificio. No se prevé determinar una cuota para alguno de los sexos, aunque se tiene en cuenta que en su amplia mayoría suelen ser mujeres las víctimas.

En esta línea, Abdala recordó la advertencia del Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial y No Comercial de la Niñez y la Adolescencia (Conapees), quien luego de recoger los datos en los últimos años observó un proceso de “masculinización incipiente” de la explotación sexual.

El presidente del INAU aseguró que el foco del proyecto es otorgar a las víctimas un espacio donde su carga emocional tenga una contención focalizada. Se entiende, desde el punto de vista técnico, que trasladarlos -como se hace ahora- a un centro de 24 horas común no puede generar tan buenos resultados.

“Para quienes son víctimas es complejo adaptarse y socializar con el resto, mientras que para quienes ya viven allí puede ser también perjudicial”, explicó Abdala.

No obstante, sostuvo que la intención no es “aislar y solo proteger a la víctimas”, sino que en un período puedan volver, de forma gradual, a una vida normal que les permita retomar la educación formal y tener vínculo con el exterior.

En noviembre del año pasado se cerró el plazo para que distintas ONG se presenten al concurso de licitación, para llevar adelante el proyecto.

La que resulte seleccionada por el directorio tendrá a su cargo la construcción del edificio, el armado de un equipo técnico y la elaboración de una metodología asociada.

En esta línea, Abdala mencionó que se priorizará la experiencia de las candidatas, el trabajo interdisciplinario que se proponga “con la ANEP, con el Mides y con otros organismos”, y la concreción de un equipo técnico amplio. Este deberá ser integrado por al menos un coordinador general, dos psicólogos, un psiquiatra, asistentes sociales e incluso un abogado que brinde asesoramiento letrado a las víctimas.

Por el momento no se conoce de forma cabal cuál será la inversión total del proyecto, pero sí se maneja que INAU invertirá de forma directa para el financiamiento de los cupos unos $ 25.000.000 por año y más de $ 2.000.000 por mes.