PROCESO DE AUTOCRÍTICA
En el documento de autocrítica que analiza la derrota electoral, el Frente Amplio reconoce “contradicciones”, “inconsistencia estratégica” y “marchas y contramarchas” en sus tres gobiernos.
En un documento cargado de liturgia frenteamplista, la izquierda admite que pasa por un “retroceso electoral” y coloca como uno de los puntos determinantes de la derrota ciertas “contradicciones”, “inconsistencias estratégicas”, y marchas y contramarchas de sus gobiernos.
A las 11 páginas que se habían redactado para octubre se agregaron 10 más en base al aporte que hicieron diferentes sectores y bases. El trabajo, al que tuvo acceso El País y que será considerado en un Plenario previsto para el 20 de este mes, parte de la base de una frase del general Líber Seregni: “Debemos medir cuidadosamente nuestros errores, como única forma de superarlos y marchar por la buena senda. Porque no es la derecha la culpable de nuestros errores sino nosotros mismos”.
En el texto no solo se analiza la derrota, también se hacen consideraciones ideológicas e históricas. Por ejemplo, al sostener que el FA nació “con una marcada concepción antiimperialista y a caballo de las luchas obreras”, o que combatió “contra el golpe de Estado y se transformó en referente de la lucha contra la dictadura, en calles, en cárceles y en el exilio”.
La autocrítica se inicia con una referencia al resultado electoral, a nivel nacional, departamentaly municipal, que según dicen “marca un escenario complejo, de derrota electoral y política”. “Hay un retroceso ideológico y político”, reconocen.
¿Cuáles son las causas del retroceso? Para el Frente no hay una única respuesta, pero un aspecto que se considera clave es el “proceso de degradación y pérdida de conexión con la sociedad”. Lo resumen en la siguiente frase: “En los gobiernos del FA se hizo para la gente, pero no siempre con la gente”.
“La reducción de las distancias entre clases sociales tampoco alcanzó los niveles deseables, y eso fragilizó los logros alcanzados”, aseguran. Sostienen que no se trabajó para que “se comprendieran los logros” y no fueran visualizados como “milagros”. A su vez, se señala la falta de capacidad para frenar “procesos de desideologización y despolitización”.
Se reconocen los “errores”, pero también se menciona una “inconsistencia estratégica”, en la medida que “el impresionante inventario de reformas y logros alcanzados en tres períodos de gobierno consecutivos, no logra disimular ni ocultar la existencia de un nivel de inconsistencia y hasta de contradicciones en la acción de los gobiernos del Frente Amplio”. Sostienen que esto se repitió a lo largo de los tres períodos.
“Si un bloque social y político aspira a predominar en forma sostenida debe procurar implementar políticas coherentes en todos los frentes, continuas a lo largo del tiempo (…) y que sean sostenibles en distintas fases del ciclo económico y en diferentes contextos internacionales”, afirman.
Señalan que las políticas no pueden ser sostenibles “solo en la fase de bonanza”, y agregan: “Nuestros gobiernos no siempre se atuvieron a esas reglas”. “No siempre se mantuvo una línea de continuidad adecuada: en las políticas públicas muchas veces implementamos estrategias de agregación: con marchas y contramarchas”, explican. En consecuencia, se reafirma la idea de que “se gobernó más en favor del pueblo, que con el pueblo”.
Otro aspecto de la autocrítica es la “erosión” del vínculo histórico del progresismo “con los sectores medios” de la sociedad, “por el impacto de la instrumentación de ciertas reformas, la cuestión de la seguridad y cierta falta de determinación”. También se admite que “algunos grandes proyectos no se pudieron concretar” y “se generaron expectativas desmedidas que no siempre el FA fue capaz de manejar adecuadamente ni desde el punto de vista político ni comunicacional”.
Como parte del análisis que llevó a la derrota, señalan las “desavenencias en la bancada parlamentaria”, deserción de legisladores y cuestionamientos personales entre dirigentes sin mostrar suficiente capacidad de reacción. Estos, plantean, fueron “factores que sin duda influyeron en contra de la imagen y legitimidad política de los gobiernos”.
“Gobierno defiende a los más poderosos”
No por hacer un análisis autocrítico, el Frente Amplio deja de marcar sus cuestionamientos al gobierno de Luis Lacalle Pou. “El gobierno actual y su bancada parlamentaria defienden el neoliberalismo y los intereses de los más poderosos, y el
Presupuesto, la Ley de Urgente Consideración y las pautas salariales son la resultante de su proyecto de país y su ideología”, afirman.
También aseguran que “el Presupuesto 2021-2025 les da la espalda a las necesidades del pueblo”. Por ejemplo, indican que el plan económico “descarga sobre la espalda de asalariados, pasivos y pequeños empresarios un ajuste que cada vez estará más a la vista, a pesar de un discurso que lo niega”.
Campo: FA admite que su mensaje no llega.
Un análisis especial, en el marco de la autocrítica, mereció también la relación con los sectores agropecuarios. “El Frente Amplio no ha encontrado un discurso para el interior profundo, y en especial para el campo. La derecha sigue dominando con amplitud y comodidad política, cultural e ideológicamente este sector de la sociedad”, indican.
Afirman que a pesar de “excelentes gestiones”, los resultados de las elecciones departamentales indican que hay “graves problemas de inserción territorial a nivel local”. A futuro se entiende como “imprescindible” multiplicar los actores políticos que lleguen a todos los sectores del campo.