Inseguridad en Prado: vecinos apuntan a personas en situación de calle; comerció cerró tras tres robos en un mes

"La zona ha cambiado. Hay muchas caras nuevas. Los cuidacoches se pelean entre sí”, dijo un comerciante.

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Propietaria y empleada del salón de belleza New Imagen Prado Look trabajan con la puerta trancada.
Inseguridad en el Prado
Foto: Ignacio Sánchez.

Desde la esquina de la avenida Lucas Obes y 19 de abril, en el barrio Prado, se visualiza una paleta de colores digna de una postal europea: un cielo de un azul profundo, techos de casas señoriales de tejas, los verdes y marrones de las ramas de un inmenso pino, un muro con un mosaico azul arabesco y un caserón de otra época, con dos pisos, terrazas y un mirador.

El olor del lugar es casi campestre. El Prado es una zona que no parece que pertenezca a Montevideo. Debe haber allí el triple de árboles que en cualquier otro barrio capitalino. Es que estas casas de estilo —donde sobresalen las tejas, los arcos, los arbustos bien cortados y bajos y las columnas— hacen parecer al visitante que está en un barrio parisino u holandés.

Pero no todo es color de rosas en el Prado, donde la sensación de inseguridad de los vecinos viene yendo de menos a más, ya desde hace mucho tiempo. Muchos comercios acostumbran trabajar con las puertas trancadas o con un guardias de seguridad armado. Los vecinos hablan de intentos de rapiñas y refieren a jóvenes delincuentes que circulan en moto con intenciones aviesas.

“Esta es una zona insegura. A una clínica estética dental, ubicado por 19 de Abril, la robaron tres veces en un mes y debieron cerrar”, dijo la dueña del salón de belleza New Imagen Prado Look, Noemí Rosas.

La empresaria agregó que trabaja con la puerta trancada por temor. “Jamás trabajé con la puerta abierta. Comencé acá hace siete años. Somos el único negocio que está abierto todo el día”, agregó Rosas. También alertó por la gran cantidad de personas en situación de calle, que suelen golpearle la puerta para pedirle comida, agua o ir al baño.

Inseguridad en el Prado
Inseguridad en el Prado.
Foto: Ignacio Sánchez.

Incendio

En una puerta lateral de la Casa de la Cultura, haciendo cruz con el salón de belleza New Imagen Prado Look, hay una escalera de material que da una habitación. Una noche fría, según relataron los vecinos, un grupo de personas en situación de calle encendió un fuego que quemó la puerta de la sede de la institución. Funcionarios de la Intendencia de Montevideo colocaron una chapa para evitar otros incidentes. Parte de la pared quedó chamuscada por el fuego y esto es algo que aún puede verse.

Julio, quien pidió no dar su apellido, saca a menudo a su perra de raza siberiana por las calles del Prado. A veces lo hace a la medianoche. “Salgo sin nada de valor encima. Mi familia dice que estoy loco, que un día no voy a volver”, dijo con una sonrisa sarcástica.

Los vecinos coincidieron en que hay cada vez más personas en situación de calle en el barrio. Y agregaron que ello genera una mayor inseguridad porque entienden que éstos son quienes protagonizan pequeños robos en la zona.

En el restaurante Don Andrés trabaja un policía armado bajo el sistema de Servicio 222. El coqueto local, con un menú con varios tipos de carnes, abrió en 2012. “Nunca hemos tenido problemas. Pero la zona ha cambiado. Hay muchas caras nuevas. Los cuidacoches se pelean entre sí”, dijo el encargado del restaurante, José Carrizo.

Agregó que el restaurante cierra a las 2 de la mañana y procuran irse juntos todos los empleados como una medida de seguridad.

Rosas, la propietaria del local de belleza, señaló que la calle 19 de Abril es muy solitaria y oscura por las noches. “Es una zona insegura si te pasa algo. El problema es que nadie camina en el Prado. Todo el mundo anda en auto”, explicó la comerciante.

La empresaria recordó que una casona ubicada al lado de la Casa de la Cultura fue tapiada hace un año. “Era una especie de aguantadero” de personas en situación de calle, dijo.

Comercio que cerró tras robado tres veces, según declaron vecinos a El País.
Inseguridad en el Prado.
Foto: Ignacio Sánchez.

Pese al deterioro, la casona es hermosa. En el frente tiene un arco que oficia de entrada de la cochera y luego dos enormes columnas sostienen el porche de la entrada. Hace mucho que está abandonada. Arriba de las tejas crecieron plantas. Sin embargo, la vegetación no logró ocultar una chimenea decorada.

En el frente de la residencia hay un viejo pino, con un tronco de unos 80 centímetros de grosor y de unos cinco metros de altura. El árbol está cargado de hojas. Eso hace que el piso del frente de la casa tenga una alfombra de hojas secas.

Las ventanas de la casa están tapiadas con chapas y las entradas con rejas para evitar el ingreso de personas en situación de calle. El portón, que da a la calle, tiene un viejo candado que se nota que hace tiempo que no se abre.

 

 

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