José Mujica dijo que el tratamiento contra el cáncer lo dejó "deshecho" y que está "perdiendo" la vida

En una entrevista con The New York Times, el exmandatario fue presentado como un "filósofo sin pelos en la lengua que ofrece la sabiduría de una vida plena mientras lucha contra el cáncer".

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Elecciones internas 2024
José Mujica.
Foto: Estefanía Leal/Archivo El País.

En base a The New York Times
Tras haber atravesado duras sesiones de radioterapia por un tumor en el esófago, el expresidente José Mujica dio una entrevista a The New York Times en la que habló de su salud, pero sobre todo de sus ideas. Allí fue presentado como un "filósofo sin pelos en la lengua que ofrece una sabiduría de una vida plena mientras lucha contra el cáncer".

El cáncer de esófago que sufre Mujica fue anunciado en los primeros días de mayo. En aquel entonces, luego de una conferencia del expresidente, Raquel Pannone, la médica de cabecera que lo acompaña desde hace más de 15 años, contó que una endoscopía digestiva demostró que el exmandatario padece un tumor no demasiado extenso a nivel del esófago inferior.

Como informara El País, según Pannone, todavía no se cumplieron los tiempos como para hacer una revaluación de la salud de Mujica, pero por distintos motivos se le hicieron algunos estudios primarios como la ecografía, que demostró que "la situación está dentro de lo previsto".

"Ahora, como él mismo dice, está luchando contra la muerte. En abril, anunció que se sometería a radioterapia por un tumor en el esófago. A sus 89 años y con un diagnóstico de una enfermedad autoinmune, admitió que el camino hacia la recuperación será arduo", relata parte de la nota publicada este viernes por el citado medio.

El periodista Jack Nicas contó que Mujica lo recibió débil, abrigado con una chaqueta de invierno y un gorro de lana, y apenas podía comer.

Parte de la entrevista que Mujica dio a The New York Times

-¿Cómo está su salud?

-Me hicieron un tratamiento con radiología. Este, y según los médicos, anduvo bien, pero yo estoy deshecho.

(Sin que se le preguntase al respecto, añadió que cree que la humanidad, tal como va, está condenada)

-¿Por qué lo dice?

-Porque gasta mucho tiempo inútil. Se puede vivir más tranquilo. Mirá, Uruguay tiene 3 millones y medio de habitantes. Importa 27 millones de pares de zapatos. Hacemos basura. Trabajamos en pena. ¿Para qué?

Eres libre cuando escapas a la ley de la necesidad, cuando gastas tiempo de tu vida en lo que a ti se te ocurre. Si las necesidades se te van multiplicando, gastas el tiempo de tu vida en cubrir las necesidades.

Ahora, los humanos podemos crear necesidades infinitas. Resulta que el mercado nos domina y se queda con todo el tiempo de nuestra vida.

La humanidad necesita trabajar menos y tener más tiempo libre y ser más sobria. ¿Para qué tanta basura? ¿Por qué hay que cambiar el auto? ¿Cambiar de heladera?

Porque la vida es una y se va. Hay que darle sentido a la vida. Hay que luchar por la felicidad humana. No solo por la riqueza.

¿Cree usted que la humanidad puede cambiar?

-Podría cambiar, pero el mercado es muy fuerte. Ha generado una cultura subliminal que domina nuestro instinto. Es subjetivo. No es consciente. Ha hecho de nosotros voraces compradores. Vivimos para comprar. Y vivimos para pagar. Y el crédito es una religión. Entonces estamos como enroscados.

-Parece que no tienes muchas esperanzas.

-Yo —biológicamente— tengo porque creo en el hombre. Pero cuando pienso, soy pesimista.

-Sin embargo, sus discursos a menudo tienen un mensaje positivo.

-Sí, porque la vida es hermosa. Con toda sus peripecias, amo la vida. Y la estoy perdiendo porque estoy en el tiempo de irme. ¿Cuál es el sentido de la vida que le podamos dar nosotros? El hombre frente a los otros animales tiene la capacidad de encontrar una causa para su vida.

O no. Si no la encuentra, el mercado lo va a tener toda la vida pagando a costo.

Si la encuentra va a tener algo para qué vivir. El que investiga, el que le gusta la música, el que tiene una pasión deportiva, algo. Algo que le llene la vida.

-¿Cómo le gustaría ser recordado?

-Ah, como lo que soy: un viejo loco.

-¿Eso es todo? Hizo muchas cosas.

-Tengo una cosa. La magia de la palabra.

El libro es el invento más grande del hombre. Lástima que la gente lee poco. No tiene tiempo.

-Hoy en día la gente lee mucho desde sus teléfonos.

-Hace cuatro años lo tiré. Me tenía loco. Todo el día hablando pavada.

Porque quiero hablar conmigo. Aprender a hablar con el que llevamos dentro. Que fue el que me salvó la vida. Y como estuve muchos años solo, me quedó.

A veces ando con el tractor. Me paro, a ver un pajarito cómo hace su nido. Porque él nació con el programa. Ya es arquitecto, nadie le enseñó. ¿Conocés los horneros? Son albañiles perfectos los tipos.

Admiro la naturaleza. Casi tengo una especie de panteísmo. Hay que tener ojos para ver.

Las hormigas, son la cosa más comunista que puede haber. Son mucho más viejas y nos van a sobrevivir. Todos los seres colmenares son muy fuertes.

Acto del Frente Amplio por elecciones internas 2024
Jose Mujica.
Foto: Estefanía Leal/Archivo El País.

-Volviendo a los teléfonos: ¿Está diciendo que son demasiado para nosotros?

-La culpa no la tiene el teléfono. Somos nosotros los que no estamos a la altura de la tecnología. Hacemos un uso desastroso.

Porque un muchacho anda con una universidad en el bolsillo. Es maravilloso. Pero no, avanzamos más tecnológicamente que en valores.

-Sin embargo, el mundo digital es donde hoy se desarrolla gran parte de la vida.

-Nada sustituye esto. (Nos señala a los dos hablando). Esto es intransferible. No se habla solo con palabras. Nos comunicamos con los gestos, con la piel. La comunicación directa es insustituible.

No somos tan robóticos. Los humanos son animales muy emotivos, que aprendieron a pensar, pero primero son emotivos. Y creen que deciden con la cabeza. Muchas veces la cabeza encuentra los argumentos para justificar las decisiones que tomaron las tripas. No somos tan conscientes como parecemos.

Y está bien. Porque ese mecanismo sirve para vivir. Es como la vaca que va al verde. Si hay verde, hay comida. Y va a ser difícil renunciar a lo que son.

-Usted ha dicho en el pasado que no cree en Dios. ¿Cuál es su visión de Dios en este momento de su vida?

-El 60 por ciento de la humanidad cree en algo y hay que respetarlo. Es que hay preguntas sin respuestas. ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿De dónde venimos, a dónde vamos?

No nos resignamos a que somos una hormiga en la infinitud del universo. Necesitamos la esperanza de Dios porque quisiéramos vivir.

-¿Tiene usted algún tipo de Dios?

-No. Yo respeto mucho a la gente que cree. Es como un consuelo ante la idea de la muerte.

Porque la contradicción de la vida es que es un programa biológico que está hecho para que luches por vivir. Pero desde el momento que arranca el programa estás condenado a morir.

-Parece que la biología es una parte importante de su visión del mundo.

-Interdependemos. No podríamos vivir sin los procariotas esos que tenemos en el intestino. Dependemos de una cantidad de bichos que ni vemos. La vida es una cadena y todavía está llena de misterios.

Espero que la vida humana se prolongue, pero tengo miedo. Hay muchos locos con armas atómicas. Mucho fanatismo. Tenemos que hacer molinos de viento, cambio energético. Y no, gastamos en armas.

Qué animal, ¿eh? Qué animal complicado el hombre: es inteligente y burro.

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