Redacción El País
José Mujica fue entrevistado por el programa español "Lo de Évole" (La Sexta), del periodista Jordi Évole. La nota fue dada a conocer en su totalidad este domingo. El expresidente de la República recibió al equipo periodístico español en julio de 2024, ya con el diagnóstico de cáncer de esófago confirmado. "Complicado", reconoció el exmandatario sobre su estado de salud en ese entonces.

"Me hicieron un tratamiento de radioterapia y es bravo. Te cocina todo por dentro. Ahora tengo que esperar 40 días, más o menos. ¿Qué vamos a hacer? Te deja medio cocinado ¿viste?", comentó.

"Cuando quiera venir que venga (sobre la muerte) y le diré si quiere servir otra vuelta. No queda mucho. El último día va a llegar, en algún momento va a llegar", expresó.

En ese sentido, Mujica lamentó el modo de vida de la nuevas generaciones que están demasiado tiempo con el celular y que "van al shopping a mirar vidrieras".

"Las parejitas nuevas están con el teléfono en lugar de estar haciendo mimos, cariño. Se pierden la poesía de la vida. Lo más hermoso de la vida, que es el tiempo perdido, el tiempo que gastás con los amigos, el tiempo que gastás de tu vida para nada, para vivir. Hay que ser eficiente, rendir, es bravo. El consumo de psicólogo, pastillas para dormir", indicó.

Mujica fue consultado sobre su etapa en la cárcel y dijo que "es difícil, pero conveniente" vivir sin resentimiento. "La vida continúa. El asunto no es aplastar, es convencer. Si tu fuiste mi enemigo, yo tengo que luchar por transformarte en adversario", aclaró.

"Hay gente que quedó presa definitivamente y que anda por la vida esclavizada por lo que pasó. Siguen hablando de la cárcel, como quien da vueltas alrededor de una columna. Otros, miramos para adelante. Son actitudes distintas. Biológicamente soy optimista. ¿Por qué? Yo qué sé. Ahora estoy peleando con un cáncer. Tengo 90 años y sé que me voy a morir pronto, pero ni pienso en la muerte. Sigo haciendo proyectos. Mañana me despertaré muerto y chau. Ahora, hay que aprender algunas cosas. Hay cuentas en la vida que no se cobran. En la vida hay que cargar con cosas que no tienen arreglo y seguir andando. Triunfar no es llegar, triunfar es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae. Eso es vivir", manifestó.

El expresidente recordó que la primera vez que pensó que iba a morir fue cuando, en su participación en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, fue baleado. "Me pegaron varios tiros y me llevaron al Hospital Militar que estaba cerquita. Estaba desangrado y la pasé horrible. Perdí medio pulmón y el bazo. Tengo nueve balazos encima. Como perdí medio pulmón de los balazos, al corazón le quedó un espacio mayor y se inclinó para allá (a la izquierda). Ahora lo vieron y me vino fenómeno", bromeó.

Foto: archivo El País.

Mujica fue crítico con el presente que atraviesa Europa: "Hay 52 guerras hoy en el mundo. Todavía estamos en la prehistoria. Es increíble que tengamos que acudir a la guerra. Es increíble la plata que gastamos y tiramos. Es increíble que seamos un animal tan inteligente y tan estúpido, pero es la realidad. Mirá Europa, se está armando hasta los dientes. Ha perdido personalidad Europa. No solo giró a la derecha, no tiene conservadores que miren lejos. Se está comiendo una guerra al pedo con Ucrania, que la podrían haber evitado hace 15 años. Es increíble que Europa no se dé cuenta, se dejó llevar por los gringos".

"Rusia hace 15 años que está jodiendo con la OTAN. El problema de Rusia es la OTAN. Ninguna potencia se va a dejar poner cohetes en la frontera. Ni Rusia, ni China, ni Estados Unidos. No pidan lo imposible", agregó.

Asimismo apuntó contra al presidente ruso Vladimir Putin: "Es un hijo de puta. Es hijo de un imperio. Crearon el capitalismo más mafioso que puede haber, pero es Rusia y Europa se la está regalando a China. Le están regalando un continente entero".

Foto: AFP

El periodista español consultó a Mujica para conocer la visión que tiene respecto a su país: "Represento una cosa distinta. Tu ves cómo vivo, ¿dónde viste a un presidente que viva así? Pero yo no vivo para disfrazarme, vivo cómodo que es distinto. Se complican la vida al pedo. Algunos de tus presidentes ha venido acá. Felipe, dos veces vino. Tengo buena relación con todos. Hasta el rey viejo vino (en referencia a Juan Carlos)".

"Estuve comiendo con ellos (en la Zarzuela). Me llevaron, estaba (Mariano) Rajoy y me trató muy bien. Hasta me puso un avión para moverme en España. Y fuimos a comer con el rey. Están locos los españoles. La Zarzuela es una estancia en la boca de Madrid. Pero bueno... No soy monárquico, España es monárquico y ta", analizó.

"España debía de ser un Estado mucho más federal, más abierto a reconocer las identidades que tiene en sus entrañas", sumó.

Respecto al lugar que en su vida ocupa su esposa, la ex vicepresidenta Lucía Topolansky, reflexionó: "Andábamos perseguidos y solos. El amor es un refugio y quedamos ahí, hasta hoy. Ha pasado mucho tiempo. Tuve suerte, porque somos dos viejos. El amor tiene edades. En la vejez es una dulce costumbre. Es dispararle a la soledad. Nosotros somos privilegiados. Somos dos viejos autovalentes, no precisamos sirvientas ni nada. Tenemos dificultades, pero nos arreglamos. Si existe la felicidad, soy feliz. Que me quiten lo bailado".

Foto: Estefania Leal

"Hago algo cuando el día está lindo, una horita con el tractor. Pero muy poco, estoy extrañando mucho porque yo tengo mentalidad de campesino. Crio mis gallinitas, hago la ración, me entretengo con esas cosas", contó sobre su vida en la chacra mientras transita la enfermedad.

"Pasé muchos años preso. Dentro de los años estuve siete sin poder leer libros, en soledad absoluta. Para defenderme contraje una costumbre, la misantropía. Hablar con el que llevo adentro. Me salvó que en mi juventud yo había leído muchísimo. Era pobre, pero había un ómnibus de mi barrio que paraba frente a una biblioteca pública que había, y yo con un boleto iba y venía. Cuatro o cinco años leí de todo, después me dediqué a cambiar el mundo, la lucha… Una cosa es leer y otra es rumiar, con la perspectiva que te dan los años y la vida. Eso me cambió el carácter y ya no puedo volver atrás. En el campo ando siempre hablando conmigo. No consulto el teléfono, hablo con el que tengo adentro, que fue el que me salvó sino me hubiera vuelto loco. El trabajar en el campo es encontrarme en la soledad y hablar conmigo y ver cosas. La cultura es hija del tiempo perdido", confesó.

Foto: Archivo El País