Por Joaquín Silva
Ante un nuevo escenario y al mismo tiempo la certidumbre de que Luis Lacalle Pou no pretende moverse un ápice del camino en que cree, en el gobierno -en particular en la Cancillería- hacen los aprontes tanto del encuentro que mantendrá el mandatario con su par brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, y la participación de Uruguay en la VII cumbre de jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Lo esencial de estas instancias que tendrán lugar la semana próxima, tanto para el Poder Ejecutivo como en el Ministerio de Relaciones Exteriores, es empezar a estudiar el posicionamiento real que tendrá Lula en la región y, sobre todo, en qué grado ello impactará en los intereses del gobierno uruguayo. Lacalle Pou, de hecho, recordó ayer uno básico para Uruguay, y que da por descontado que estará arriba de la mesa en el encuentro que mantendrá con Lula el miércoles que viene en la residencia de Suárez y Reyes: le dirá, por si no ha quedado claro en las últimas cumbres del Mercosur -en las que la posición uruguaya fue tajante-, que “Uruguay se tiene que abrir al mundo”. Ese es un tema a “insistir”, dijo en la tarde de ayer Lacalle Pou, durante la inauguración de la planta de Cementos Artigas en Lavalleja.
“Por supuesto que necesitamos que nos dejen abrirnos al mundo. (...). Y no es caprichoso, es porque nos tenemos fe, y porque una empresa que se instale en Uruguay tiene como foco la institucionalidad, pero también dice: ‘Yo quiero crecer hacia afuera’”.
Y es una insistencia, recordó Lacalle Pou, que no solo parte de un convencimiento propio sino que está comprometido en el documento programático firmado por todos los partidos de la coalición de gobierno en 2019.
Pero también se es consciente de que el Brasil comandado por el nuevo presidente tendrá una impronta muy distinta a la que tenía con el gobierno de Jair Bolsonaro. Este había dado señales de comprensión de la postura de Uruguay -aunque no necesariamente con muchos resultados-, que junto con el reclamo de una mayor apertura comercial del bloque ha anunciado y defendido su camino propio en la negociación con terceros países para firmar acuerdos comerciales -como son claros ejemplos el anhelado Tratado de Libre Comercio con China o el ingreso al Acuerdo Transpacífico-, así como la necesaria flexibilización del Mercosur para ello.
Las declaraciones que han hecho sobre este tema el excanciller brasileño y hoy principal asesor de Lula, Celso Amorim, y el actual conductor de Itamaraty, Mauro Vieira, no son alentadoras. Este último, por ejemplo, señaló en entrevista con Clarín el 30 de diciembre pasado que el bloque debería “negociar en conjunto”, y que “incluso para Uruguay sería central hacerlo de ese modo porque aumentaría los volúmenes de atracción si se avanza en conjunto, es decir, con todos los integrantes”.
En cuanto a Amorim, en la Cancillería tienen asumido que “no es muy cercano” a la histórica línea de política exterior uruguaya.
De modo que para el gobierno, entonces, será clave lo que ocurra en la semana siguiente, primero en la cumbre de la Celac, que es interpretado por Cancillería como un “partido amistoso”, de prueba, y luego en el encuentro mano a mano en la residencia presidencial.
El primer caso es, para el Ejecutivo, una instancia para observar “qué posición va a sentar Brasil”. Es decir, la estrategia -la que se analiza, al menos, a nivel diplomático- es de estudio más que de proactividad, por lo que se ve más que conveniente que el gobierno uruguayo no vaya con el perfil con el que ha ido a la cumbre de este organismo en setiembre de 2021, recordada por el cruce dialéctico que tuvo entonces Lacalle Pou con los mandatarios Nicolás Maduro (Venezuela) y Miguel Díaz-Canel (Cuba), a los que les recriminó sus regímenes dictatoriales. “Si vamos pechito abierto con Brasil nos puede reventar la cabeza”, señalaron desde el Ejecutivo a El País.
Del segundo caso, el mano a mano entre Lacalle Pou y Lula, se espera que sea una etapa siguiente al primer paso evaluado como más que exitoso, aquel dado el 1° de enero en Brasilia, cuando el mandatario uruguayo fue a la asunción presidencial del país norteño acompañado por los expresidentes José Mujica (Frente Amplio) y Julio María Sanguinetti (Partido Colorado).
Sin embargo, ya han surgido voces en la coalición de gobierno con algunos matices respecto a cómo está organizada la visita oficial, y el papel preponderante que tendrá la izquierda en la jornada del miércoles, pues está previsto que el brasileño se reúna con Mujica en su casa del Rincón del Cerro, pero también con el presidente del Fernando Amplio, Fernando Pereira, y lo mismo esperan en el Pit-Cnt, como informó ayer El Observador.
En diálogo con El País, Sanguinetti dijo que no debería ser “posible” que un presidente extranjero se reúna solo con un partido político, al tiempo que lamentó que el gobierno uruguayo no haya coordinado un encuentro parlamentario con el mandatario brasileño.
El hecho de que la agenda oficial de Lula no tenga actividades en la tarde del miércoles es algo que también ha sido lamentado por autoridades de gobierno.