La sesión del Senado dispuesta para tratar la moción del Frente Amplio sobre el pedido de renuncia del ministro Luis Alberto Heber ya había comenzado cuando un murmullo tomó la sala y la vicepresidenta Beatriz Argimón debió llamar al orden. Lo que ocurría era que prácticamente toda la bancada de la coalición de gobierno hablaba entre sí: el colorado Germán Coutinho gesticulaba, y los blancos Rodrigo Blás, Sergio Botana, Juan Straneo, Carmen Asiaín y Graciela Bianchi -entre otros- respondían preocupados, mientras se acercaba a escuchar el cabildante Guillermo Domenech.
Argimón les pidió entonces que siguieran hablando fuera de sala, a lo que Coutinho respondió: “O podemos pedir un cuarto intermedio”.
Así ocurrió. Los senadores de la coalición se reunieron a raíz de la inquietud del colorado aunque la preocupación era compartida, porque el Frente Amplio estaba al ataque contra el ministro del Interior -a raíz de la revelación de la fiscal Alicia Ghione acerca de que el recién imputado Gustavo Penadés había recibido la ayuda de al menos dos funcionarios policiales que buscaron obstruir la investigación, y que sospechaba de otros policías intentaron amedrentar a las víctimas- y el oficialismo recibía los golpes en silencio. Coutinho quería saber cuál sería la estrategia, si la había.
En la reunión la opinión mayoritaria fue que no habría defensa o no la esperada en estos casos. Se entendió que no era el momento para hacerlo y que tampoco se contaba con las herramientas suficientes, pues la indagatoria de la fiscal tenía un nivel de profundidad que ningún senador cuestionaba y no se sabe lo que aún puede descubrir. “Estábamos a ciegas”, ilustró uno de los senadores que además tenía asumido que si “trancaban con la herida abierta” el Frente Amplio arremetería con detalles “de la carpeta fiscal”.
Esto, sumado a que Heber ya es desde hace tiempo blanco de críticas de la coalición de izquierda, llevó a que nadie se “inmolara”, señalaron a El País desde la bancada nacionalista.
Botana, no obstante, llegó a plantear que entendía que debían “enfrentar” al Frente Amplio porque había argumentos a favor, como que “la Policía actuó con independencia” y fue precisamente este cuerpo el que se depuró a sí mismo y encontró a los funcionarios infieles.
Pero la propuesta de Botana no tuvo eco. Primó “ir al achique” y “dejársela pasar a la oposición”, que jugó a sus anchas con duras intervenciones de sus senadores, y que en resumen apuntaron a la “investigación paralela” a favor de Penadés en el Ministerio del Interior y al rol de Heber durante todos estos meses, empezando por el respaldo que dio en marzo a quien por entonces decía que era su “amigo”, apersonándose en el Parlamento cuando el hoy imputado dio una recordada conferencia de prensa rechazando todas las denuncias.
“Nos llenaron la cara de dedos”, reconoció un senador blanco.
La respuesta estuvo concentrada en el único orador que habló en nombre de la coalición, que fue Rodrigo Blás -quien ocupa actualmente la banca del expulsado Penadés-, integrante del Herrerismo, el sector del que Heber es referente.
Blás se enfocó en rechazar que se construyera un “relato” de que estaban en riesgo “las instituciones” cuando a su entender esto no es así. “No puedo aceptar -dijo- que digan que la Policía tenía una investigación paralela; no lo dice la fiscal, no lo dice nadie”. El punto era el mismo: si se parte de la base de que la misma Policía participó de la investigación que llevó a la detención e imputación del director del ex Comcar, Carlos Taroco, el problema sería de otra dimensión.
“La Policía como cuerpo, la Policía como institución, la Policía orgánica es la que llevó adelante esta investigación durante seis meses (...). Esa es la Policía que dirige el ministro Heber”, concluyó el senador.
Se analizó visita de ministro y se descartó
En determinado momento de la reunión de la bancada, los senadores de la coalición analizaron la posibilidad de que el ministro Luis Alberto Heber los visitara y les diera una explicación a fondo del caso. El jerarca estaba dispuesto a hacerlo, según comentaron fuentes parlamentarias. Sin embargo, los legisladores entendieron que eso “no se interpretaría” bien, pues hacia afuera se hubiera transmitido que había una falta de respaldo al ministro del Interior.
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