La democracia uruguaya en la mirada de políticos y politólogos, su salud y su “fentanilo”

Dirigentes y analistas debatieron sobre las fortalezas y debilidades del sistema.

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 Leonardo Haberkorn junto a Adolfo Garcé, Mariana Pomiés e Ignacio Zuasnabar
Leonardo Haberkorn junto a Adolfo Garcé, Mariana Pomiés e Ignacio Zuasnabar
Foto: Leonardo Mainé

El salón de eventos especiales del Senado está colmado previo al inicio del conversatorio “Democracia en Uruguay: perspectiva y desafíos”. El fiscal general de la Nación subrogante, Juan Gómez, conversa con la vicepresidenta de la República en ejercicio, Graciela Bianchi, quien ha pedido su renuncia. Le comenta que necesita presupuesto para 20 cargos de fiscales adjuntos y que, aunque ella se lo pida, él no renunciará, al menos hasta que el Parlamento no designe a otro funcionario para ocupar su cargo. Bianchi se ríe, lo saluda cordialmente y se sientan para escuchar a un panel de politólogos.

Unas horas más tarde, frente al Palacio Legislativo, en la plaza Zelmar Michelini y Gutiérrez Ruiz, Bianchi es la oradora del acto por el Día Internacional de la Democracia. “No le tengamos miedo a las discrepancias. Hay que hablar fuerte y claro, porque cuando no hablamos fuerte y claro, pasó lo que ninguno de nosotros pensó que iba a suceder, que se llevaran puesta la democracia”, dice Bianchi, que aclara que “la clave es no confundir a las personas con las ideas”. Luego, lanza su pedido: “Déjennos que debatamos, cada uno con su estilo; déjennos que representemos a los ciudadanos en sus diversas expresiones políticas. Tranquilos que entre nosotros siempre hay un buen relacionamiento y espíritu de colaboración”.

El respeto fue valorado por la mayoría de los integrantes del segundo conversatorio del día, titulado “Democracia en Uruguay: importancia y rol de los partidos políticos”. El presidente del Partido Nacional, Pablo Iturralde, expresó allí su orgullo por “el sentimiento republicano profundo” que prima en el país: “Me enorgullece poder hablar con Fernando (Pereira), el presidente del Frente Amplio, cada vez que hay cosas que tenemos que decirnos”.

El senador y presidente de Cabildo Abierto, Guillermo Domenech, planteó en tanto que “en el Senado se expresan opiniones que pueden considerarse polarizadas”, pero aclaró que existe “un gran respeto” y reivindicó “las diferencias”.

Tras reconocer algunas virtudes del sistema, el diputado colorado Ope Pasquet lamentó el flagelo de la posverdad. “Así como es legítimo y necesario que discrepemos en las opiniones, es saludable que empecemos a respetar más los hechos, a ponernos más de acuerdo con los hechos. Eso es verificable y no puede ser, como pasa todos los días acá, que cada uno salga afirmando su versión de los hechos”, se quejó Pasquet, y advirtió que “la gente al final no sabe lo que está pasando”. Además, pidió “más competencia a la hora de opinar y siempre el respeto para que siga habiendo una cultura cívica fuerte”.

La vicepresidenta del Frente Amplio, Verónica Piñeiro, la única mujer política que integró el panel que reunió a dirigentes de los siete partidos con representación parlamentaria, celebró “la buena salud” del sistema, pero sostuvo que “la democracia es socavada a partir de prácticas cotidianas de diversos actores políticos y desafiada por organizaciones criminales que intentan corromperla”. Señaló también que “no es admisible una democracia que subrepresente a las mujeres como lo hace la uruguaya”. Piñeiro recordó que el país presenta “indicadores paupérrimos de inclusión de mujeres en la política”, y es uno de los pocos de la región que no tiene ley de paridad, por lo que reclamó apoyar el proyecto que busca saldar esa deuda.

La escasa representatividad femenina fue destacada por los politólogos Mariana Pomiés e Ignacio Zuasnabar en el primer conversatorio, en una jornada en la que, casualmente, los principales cargos políticos fueron ocupados por mujeres. La presidenta de la República en ejercicio, Beatriz Argimón, se desmarcó de los temas abordados en ambas mesas y propuso poner el foco en “las democracias algorítmicas”, en cómo “determinadas manipulaciones” pueden modificar “la construcción de ciudadanía de un país”.

Imperfectos

Citando al analista Brian Winter, Adolfo Garcé describió a la democracia uruguaya como “una historia de éxito imperfecta” y propuso seguir la recomendación de Zuasnabar: evitar el exceso de crítica al sistema político y la autocomplacencia. Ambos politólogos coinciden en que es necesario, por un lado, combatir “el desprestigio de la política” (tentación frecuente en un mundo polarizado al ritmo de las redes sociales), y, por otro, avanzar en la transparencia de la financiación de los partidos.

Zuasnabar dijo que se está “en una situación de riesgo” porque “la presencia del narcotráfico como posible fuente de financiamiento de los partidos es una amenaza enorme para los Estados”. “Es momento de no estar distraídos con este tema”, aseguró. Mientras diputados oficialistas y de la oposición negocian la redacción de un proyecto de ley sobre el tema, Garcé pidió “hincarle el diente al financiamiento de la política, porque nada destruye más la confianza de la gente en la democracia que el olor a corrupción”, y alertó que esto “es como el fentanilo”, el opioide que hace estragos en Filadelfia.

“La uruguaya es una de las pocas democracias plenas que hay en el mundo. El 72% de la población mundial vive en regímenes dictatoriales”, recordó Garcé, que pidió afrontar los problemas y, en particular, revisar el mecanismo de leyes de urgente consideración, evitar “la oposición sistemática” y “la judicialización de la política”.

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