El fenómeno Milei

La irrupción de Milei en Argentina y su repercusión en Uruguay. ¿Qué piensan Sanguinetti, Mujica y otros dirigentes políticos?

El economista argentino crece en las encuestas desde su posición de outsider. Políticos uruguayos coinciden en que la fortaleza del sistema de partidos evita que este tipo de fenómenos crezca en el país.

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Conferencia de Javier Milei
Javier Milei.
Foto:Fernando Ponzetto/Archivo El Pais

La figura de Javier Milei es vista con lejanía por el sistema político uruguayo. Pese a la cercanía cultural y geográfica, en la tierra de penillanuras levemente onduladas y que se precia de tener los partidos más antiguos del mundo, la prédica anti estatista del diputado que aspira a la Presidencia de Argentinano es vista, a priori, como algo replicable de este lado del río.

La postura se repite en todo el arco político. Desde el dos veces presidente colorado Julio María Sanguinetti, que lo ve con “preocupación” y dice que “sin dudas no ayuda al ejercicio democrático”, hasta el senador cabildante Guillermo Domenech, que debutó en este período legislativo y entiende que Milei es un “fenómeno circunstancial” que no tiene “bases firmes” como para “timonear” la Argentina.

Pero antes de adentrarse en los fundamentos de los dirigentes locales, cabe preguntarse: ¿quién es Javier Milei?

El economista bonaerense de 52 años, líder de La Libertad Avanza, tuvo una carrera política meteórica. En cuatro años pasó del completo anonimato a posicionarse como el referente del tercer espacio político con mayor intención de voto para las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto, según las últimas encuestas.

Aunque es diputado dentro de un sistema republicano y aspira a la presidencia a través del voto popular, dos por tres lanza dardos contra la “casta” política y define al Estado como un “ente ladrón que te roba los impuestos”.

Ahora, en plena campaña electoral, Milei propuso “dolarizar” la economía argentina para frenar la inflación, que trepó a 104.3% en la última comparación interanual. “Volar por los aires” el Banco Central. Reducir de 24 a ocho la lista de ministerios, aunque sin detallar cuáles eliminaría.

Además, marcó agenda al cuestionar la cifra de 30.000 desaparecidos durante la última dictadura y se mostró dispuesto a discutir sobre la venta de órganos y de niños, como “un mercado más”, a pesar de que no crea que este sea un debate que su país deba tener en el corto plazo.

¿Cuán cerca o lejos está Uruguay de tener “su” Milei? ¿Qué piensan los políticos sobre sus chances de que sea el próximo presidente argentino, y cómo se vería afectada la relación bilateral en tal caso?

Marco académico.

El politólogo argentino Iván Schuliaquer ha dedicado 11 años de su trayectoria al estudio comparado entre los sistemas políticos de Uruguay y Argentina, además de haber profundizado en sus ecosistemas mediáticos.

En diálogo con El País, el especialista planteó que, a pesar de que las dos naciones son “casi hermanas” en muchos sentidos, “tienen culturas políticas y mediáticas muy diferentes”. Y esto, a su entender, permite poner en discusión las perspectivas europeas o norteamericanas de la Historia, que a grandes rasgos plantean que América Latina es toda igual, sin matices.

Para Schuliaquer, los casos de Ernesto Talvi y Juan Sartori en 2019 “explican bastante” la singularidad del sistema político uruguayo. Tanto el excandidato del Partido Colorado a la Presidencia como el precandidato blanco, dos outsiders, se lanzaron a la arena política dentro de partidos ya establecidos y con larga tradición.

“Multimillonarios que se meten a hacer política y son desconocidos ha habido en muchos países, no es una novedad de Uruguay. Lo que es muy raro, en el caso de Sartori, es que no se armara un partido político propio y jugara por él solo. ¿Por qué se metió en el Partido Nacional? Porque claramente se dio cuenta de que, para ser competitivo en las elecciones, necesitaba esa instancia de mediación que son los partidos políticos”, planteó.

Milei por un lado responde a una corriente mundial de ideas, con exponentes como Donald Trump o Jair Bolsonaro, que alcanzaron la presidencia y ahora desde el llano ostentan una fuerte base de apoyos, según Schuliaquer.

Sin embargo, agregó que también responde al descontento de la sociedad argentina con su presente, un punto en el que también coincidieron los dirigentes uruguayos consultados por El País.

Es que, hasta el triunfo de Alberto Fernández en 2019, en el país vecino hubo una suerte de “bicoalicionismo”: Juntos por el Cambio y, en su momento, el Frente para la Victoria. “En esa doble dimensión hubo sin dudas una decepción grande de una base de Juntos por el Cambio con Mauricio Macri. Y ahora, una decepción grande de cierta base más cercana al Peronismo con lo que prometió el gobierno actual y lo que hizo”, nucleado en el Frente de Todos, opinó el politólogo.

“Hay una disponibilidad de gente que hace unos años estaba incorporada a alguna de esas coaliciones y aparece alguien diciendo otra cosa, planteando otros escenarios. Y también tiene una disponibilidad de gente más apática con la política, menos abrazada o incorporada en el sistema partidario. Y ahí es donde está la fortaleza uruguaya: Uruguay sigue teniendo un sistema partidario muy fuerte y muy claramente representativo de su sociedad”, sintetizó Schuliaquer.

En Argentina, Milei ha sido el único candidato que logró “colarse” como una opción competitiva y masiva, como una tercera vía. “Cuando estas opciones aparecían, lo hacían integradas en partidos”.

Quizás el fenómeno más parecido que el analista encuentra en Uruguay es el del excomandante en jefe del Ejército Guido Manini Ríos, que irrumpió en la pasada elección con el recién fundado Cabildo Abierto y conquistó a 11% del electorado. Aunque discursivamente, por su reivindicación del rol del Estado y el integrar la coalición de gobierno, no existan puntos de contacto.

Coincidencias

“El fenómeno no es Milei, sino ustedes que le dan pelota”. Con esta frase dicha a la prensa argentina, el expresidente frenteamplista José Mujica resumió su parecer sobre la figura del economista libertario.

Pero su par Sanguinetti -con quien Mujica participó de la gira para promocionar “El horizonte”, un libro que reconstruye conversaciones entre ambos exmandatarios y fue escrito por Gabriel Pereyra y Alejandro Ferreiro- no está tan de acuerdo. En diálogo con El País, señaló que el ascenso astronómico de Milei parece “ser el de aquellas figuras que generan un encantamiento y luego son la base del futuro desencanto”.

“América Latina recorre la idea de los desencantos y es el resultado de un encantamiento anterior, cuando alguien prometió el paraíso. A Milei lo veo en esa tesitura y además con una actitud antipolítica, que sin dudas no ayuda al ejercicio democrático. Y por eso me preocupa”, advirtió el dirigente colorado.

Además, valoró que su forma de hacer política es una modalidad del populismo, una “metodología usada para llegar al poder sobre la base del rechazo a lo existente y a la política, sobre la base de la construcción de un sueño basado en respuestas simples para problemas complejos”. No obstante, Sanguinetti no avizora una victoria de Milei y tampoco que su forma de hacer política o su ideario permeen en la sociedad uruguaya. Entre otros motivos, porque en Uruguay la tradición “está muy referida al desarrollo del Estado”.

Pablo Iturralde, presidente del Partido Nacional, también apuntó contra el “facilismo tremendo” de figuras emergentes que, como Milei, capitalizan el descontento de los votantes con la economía, “después de tantos años de populismo”.

“Una cosa es el liberalismo y otra es la ausencia de conducción del Estado y de sus cometidos esenciales. Si bien no es esencial, hay un rol importante en llevar adelante políticas sociales que ayuden a los sectores más vulnerables. (...) Siempre aparecen nuevos iluminados y después en la práctica esas cosas no funcionan”, opinó el dirigente nacionalista.

Pablo Mieres, ministro de Trabajo y referente del Partido Independiente, señaló el curioso “desdoblamiento” que se da con outsiders como Milei: “son político que ingresan a la política diciendo que no les gusta la política”.

“Creo que estamos viviendo una época en el mundo de emergencia de estos personajes, que tiene relación con cierto desgaste de la instituciones y de los dirigentes políticos tradicionales. Aparece en este caso con un componente de hiperliberalismo, que nosotros no compartimos para nada”, dijo.

Qué opinan los uruguayos de la dolarización económica

Milei tiene todas las características de un outsider. Y, sin embargo, reivindica fuertemente el plan de Carlos Menem, al punto de decirle a La Nación que fue “el mejor gobierno de la historia”. Este mandatario, que gobernó entre 1989 y 1999, fue quien igualó el valor del peso y el dólar.

Schuliaquer interpreta que con este antecedente histórico reciente, más allá de las consecuencias perjudiciales que pudo haber tenido, “ la dolarización aparece como una solución mágica y casi entendible para todos”.

Los políticos uruguayos, sin embargo, descreen de la medida. Domenech directamente la catalogó como “una renuncia a la soberanía nacional”.

Iturralde, por su parte, consideró que no tendría mayores consecuencias para Uruguay, más allá de que no cree que a Milei le den los votos para ser el próximo presidente.

“Por suerte hemos logrado despegar nuestra economía. Hoy tenemos una autonomía importante, que nos afecta mucho menos”, aseguró el nacionalista.

En otra línea, Sanguinetti apuntó que la actitud de Milei en sus spots y actos de campaña “parece una reconstrucción del viejo eslogan ‘¡Que se vayan todos!’”. Este fue un movimiento que, a comienzos del siglo, motivado por la crisis económica, política y social que atravesaba Argentina, demandaba la renovación inmediata de autoridades.

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