Los precandidatos favoritos del Frente Amplio, Yamandú Orsi y Carolina Cosse, están trabajando en cambios para la llamada Transformación Educativa, el plan que impulsó el gobierno y que ha sido resistido por los sindicatos.
Desde el oficialismo se ha insistido desde hace meses que de ganar el Frente Amplio estas elecciones se dará marcha atrás con la reforma, que a su vez es uno de los tres proyectos más significativos del gobierno de Luis Lacalle Pou, junto con la reforma de la seguridad social y el Ley de Urgente Consideración (LUC).
El ministro de Educación, Pablo da Silveira, aseguró a El País que, de llegar la oposición al poder, la reforma educativa será modificada, porque así está planteado incluso en las bases programáticas del FA, insumo clave, aunque previo al programa del partido.
Respecto a lo que se indicó en ese texto sobre educación, Da Silveira lo calificó como “un ataque de nostalgia”, considerando que “todo lo que propone” la oposición supone “volver al estado de cosas que existían cuando gobernaban”.
Entre esos puntos, se refirió a la voluntad de reinstalar los consejos de Primaria, Secundaria y UTU, que fueron eliminados justamente con la LUC. “No les importa que un Parlamento legítimo lo haya aprobado, ni que el pueblo votando en el referéndum que ellos convocaron le haya dado su apoyo”, sostuvo el ministro.
Consultado sobre si prevé que, de ganar el FA, se modifique la malla curricular, los programas y otros aspectos de la reforma, Da Silveira retrucó: “Es lo esperable, porque se han opuesto a todo; al enfoque por competencias, al modo en que se procesó la reforma”.
“Ni hay que interpretar, parece claro con todo lo que vienen diciendo y han escrito, no solo sería un parate, sino un inmenso retroceso”, enfatizó.
La postura de Da Silveira va en línea con la visión que ha reiterado Robert Silva, precandidato colorado y uno de los principales impulsores de la reforma cuando presidía ANEP.
MPP decidido
Orsi insiste desde hace meses que no quiere hablar de “otra transformación”, al mismo tiempo que ha cuestionado el nuevo plan, que prefirió no llamarlo “reforma”, sino que lo consideró una “superposición de parches”.
En esa línea, Orsi había indicado a La Diaria en octubre pasado: “Para mí no es una reforma, es una sucesión de planteos que tienen una cosa en común: siempre encuentra la oposición de los docentes”.
“Soy enemigo de la reencarnación permanente de (José Pedro) Varela. Me niego a hablar de ‘la nueva reforma’. Capaz que el FA termina... yo prefiero un pacto educativo en donde nos pongamos de acuerdo en tres o cuatro cosas”, señaló Orsi, favorito en las encuestas rumbo a la interna, semanas atrás.
La ampliación de más escuelas de tiempo completo, tomando el reclamo de cada vez más familias de una propuesta con doble horario y más actividades; y la expansión de la educación terciaria en todo el país son algunos de los puntos que “nadie discute”, dijo Orsi.
Pese a la idea de plantear una reforma que modifique aspectos de la actual -que se activó en 2023-, en el MPP, su principal soporte político, van directamente por una nueva transformación, dijo a El País el senador Sebastián Sabini.
“Para que una transformación educativa sea duradera, tiene que tener acuerdos amplios”, aseguró. “Estos tienen que surgir de la sociedad y de los sectores políticos. Es lo que pensamos hacer”, adelantó.
Sabini dio por sentado que el FA “restablecerá la voz de los docentes” en los consejos desconcentrados, además de poner en marcha nuevamente el Congreso de la Educación. “Deben existir más canales de participación ciudadana”, dijo.
“No se decreta”
Cosse dijo que trabajará en varias medidas, propias y planteadas en el plan del FA, en torno a la reforma educativa, y que lo hará “en diálogo” con varios actores.
“En caso de ser presidenta, lo primero que voy a hacer es no dejar a los docentes solos en todo el país”, apuntó la intendenta -ahora en uso de una licencia- tras ser consultada el jueves sobre si dará marcha atrás con la “transformación”.
Reiteró su idea de “generar equipos multidisciplinarios de salud para que trabajen en los centros educativos”, en un escenario en que una “gran cantidad” de jóvenes tienen problemas de violencia, depresión, ansiedad y adicciones, dijo.
“Los docentes quieren formarse, quieren posgrados, quieren ir para adelante. Bueno, eso no se logra si uno les da la espalda”, apuntó Cosse, en alusión a la gestión oficialista.
Sobre si cambiará la malla curricular y los programas, aseguró que “todas las acciones van a ser coordinadas con los colectivos correspondientes”, tal como señaló el FA y está determinado en su Plan País.
“Esto se arregla entre todos (...) Nosotros tenemos el diálogo como eje de nuestra política. Esto no se decreta, se dialoga y se avanza”, concluyó.
“Se entiende imprescindible que -de manera urgente- se establezcan en el primer año de gobierno, los ámbitos técnico pedagógicos que correspondan, a modo de ejemplo, ATD, salas docentes, sindicatos, comisiones de carrera, en el ámbito de la ANEP”, se indicó en las bases programáticas del FA.
Todo esto con el fin de “discutir y resolver orientaciones en lo curricular, que recuperen los niveles de autonomía y autodecisión de los actores educativos que promuevan la formación integral y humanista de la formación de docentes y educadores en esa perspectiva”.
“Un golpe fatal al país” si el FA gana y modifica la reforma
“Ya lo anunciaron. Tanto (Yamandú) Orsi como el Partido Socialista”, dijo Robert Silva consultado sobre si la reforma educativa -de la que él fue uno de sus “padres”- corre peligro en caso de que gane el FA. E incluso dijo que, con ese escenario, la oposición dará “dos golpes letales al proceso de transformación”. Por un lado, “volverá el cogobierno con los representantes de los sindicatos”, así como el “estado de asamblea permanente en el gobierno de la educación”. El colorado también estimó que habrá un “retroceso en el avance curricular logrado”, considerando que existe una “vieja discusión” que el FA “no puede saldar en su interior, entre contenido y competencias; falsa oposición, que no existe”. Pero Silva dio un paso más, y aseguró que ante un retorno del FA, “van a cambiar todas las formas de enseñar, las nuevas, por ejemplo, el trabajo por proyectos”, porque se modificaría la currícula basada en desarrollo de competencias, con trabajo “interdisciplinar”, que incluye nuevos reglamentos de evaluación.
Con este pronóstico, para Silva, un retorno del FA supondría “un golpe fatal al país, no a la educación, porque sería replicar aquello en lo que el FA ya es especialista: destruir procesos de avance educativo, como lo hizo en 2005, con los nefastos planes de educación que hicieron retroceder al 1947 en Ciclo Básico de Secundaria y al 1976 en Bachillerato”. Para el colorado, la “gran disyuntiva” es entre “volver al pasado y al fracaso” o mantener la reforma.
Por otro lado, El País intentó sin éxito comunicarse con varios dirigentes sindicales de la educación, quienes han marcado desde el inicio una postura crítica con esta reforma, cuestionando que el gobierno no auspició un debate acorde para los cambios, y que estos representan un retroceso. En octubre pasado, el máximo dirigente sindical de la educación, José Olivera, subrayó: “No puede avanzar ni un gramo, no puede avanzar ni un milímetro” esta reforma, porque “atenta contra el futuro de las nuevas generaciones”, así como “atenta de forma criminal contra los docentes”, dijo.
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