Lacalle abrazó a su militancia y dio "ánimo" a la dirigencia blanca: crónica del último discurso presidencial ante el Parlamento

En el Partido Nacional celebraron que palabras del jefe de Estado dio "argumentos" para el debate pública con la oposición en esta campaña electoral

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Discurso de Lacalle Pou ante la Asamblea General.
El discurso de Lacalle Pou ante la Asamblea General desde el salón de los Pasos Perdidos
Foto: Leonardo Maine/Archivo El País.

Había mucha expectativa en el Partido Nacional con el discurso que dio ayer el presidente Luis Lacalle Pou ante la Asamblea General. Sería su última rendición de cuentas ante el Parlamento, sí, pero sobre todo por el contexto político y electoral: son momentos en que el Frente Amplio comenzó ostensiblemente a recrudecer el discurso en pleno año de campaña, mientras que algunas encuestas -es cierto que no todas- parecen confirmar la ventaja con que llega la coalición de izquierda al presente ciclo electoral.

“Estamos en una posición incómoda”, había reconocido a El País esta semana un dirigente nacionalista que integra uno de los comandos de campaña de los precandidatos blancos. Y agregó: “Tenemos esperanza de escuchar el sábado algún mensaje que ayude. No creo que Luis vaya a la fiesta sin regalos; me sorprendería que llegue con las manos vacías”.

Y, a juzgar por la opinión, tanto en público como fuera de micrófonos, que tiene por estas horas la dirigencia nacionalista sobre lo escuchado al mediodía de este sábado en el Parlamento, el mandatario al menos cumplió con “levantar los ánimos” a la “tropa”, expresiones bien comunes entre políticos blancos.

“Bajó línea y dio argumentos a la militancia, mostrando nuestras debilidades antes que lo hagan los adversarios”, resumió otro operador del Partido Nacional horas después de la exposición.

En su círculo algo más íntimo -por ejemplo, entre ministros- la conformidad fue aún más cerrada. “Un estadista”, se limitó a comentar uno de ellos.

Pero por lo general, el comentario blanco más extendido daba cuenta de que el discurso fue íntegramente de rendición de cuentas, y que “marcó el rumbo” conceptual y político de los nacionalistas en esta campaña electoral.

La tormenta

Lacalle Pou saludó a los militantes bajo la lluvia.
Lacalle Pou saludó a los militantes bajo la lluvia.
Foto: Leonardo Maine.

Luis Lacalle Pou llegó ayer a las 11 de la mañana al Palacio Legislativo con un previo resbalón al bajarse de la camioneta que fue capturado por las cámaras y que, en cuestión de minutos, se volvió viral en las redes sociales.

Escalera arriba, y luego del tradicional saludo a la Guardia de Honor, Lacalle Pou entró en un mundo que ya les es conocido desde hace años: el saludo del militante, el vecino que tiene un reclamo para hacerle y que habitualmente se lo deja escrito en una carta que la entrega allí mismo, o el de los pedidos de selfies que no suele rehuir casi nunca. “Dale que me van a retar”, le señaló a uno de los demandantes mientras posaba para la cámara del celular.

Y la misma historia se repitió una vez terminado el discurso que, como los cuatro anteriores, promedió una hora. Pero fue peor: los pedidos de foto se multiplicaron cuando Lacalle Pou -acompañado de cerca por la vicepresidenta Beatriz Argimón- apareció en el Salón de los Pasos Perdidos y una brisa fuerte, con truenos largos y profundos, comenzó a sentirse entre el gentío apretado en busca de una selfie y las frías columnas de mármol.

Afuera, mirando hacia la salida por Libertador, la cortina de agua prácticamente no dejaba ver más allá, algo que no pareció importarle a Lacalle Pou, que ya una vez sentado en su vehículo ordenó al chofer detenerse en cuanto vio a los militantes de su partido -sobre todo del Espacio 40 y la Lista 71- esperándolo para saludarlo.

El presidente se bajó y, soportando una intensa lluvia que todavía no arreciaba, continuó allí la parsimonia de los besos y las fotos.

El clima era intensamente electoral. “Presidente, presidente”, le gritaban los suyos, que a su vez lo abrazaban y le decían “muchas gracias”, le pedían para firmar una bandera o simplemente le recordaban alguna complicidad lejana, como hizo una funcionaria de la Policía que, empapada como todos, se acercó a saludarlo.

De fondo, al mismo tiempo, se escuchaban los cánticos de un pequeño grupo de manifestantes que cuestionaban la aplicación de la ley de género. “Justicia, justicia”, exclamaban estos, junto con gritos como: “Queremos que vayas al juzgado de Colonia”, que fue lo que se escuchó decir a una mujer mientras un hombre buscaba hablar con el presidente tocándole insistentemente el hombro y obtuvo como respuesta que el jefe de Estado se “llevaba la carta” con los reclamos.

Cuando entendió que los saludos y el contacto bajo lluvia habían sido suficientes, dio el aviso de que se iba, se subió a la camioneta -para alivio de su guardia de seguridad, que siempre se tensiona en momentos como este- y se marchó, evitando nuevamente hacer declaraciones a la prensa.

Los momentos que generaron aplausos en el Parlamento

En más de 10 veces el discurso del presidente generó los aplausos de los militantes que lo escuchaban en el salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, que muchas veces coincidían con la celebración que, por su parte, mostraba la bancada oficialista dentro del recinto de la Asamblea General.

El primero de los aplausos llegó cuando el presidente reconoció el apoyo político y “personal” de la vicepresidenta Beatriz Argimón. Muy poco después se refirió al mantenimiento en las urnas de la Ley de Urgente Consideración y la confirmación de que no se registró ningún “efecto desastroso” como advertía el Frente Amplio, lo que volvió a despertar a la sala en aplausos.

La misma reacción se produjo cuando reconoció la labor del exministro de Salud Pública Daniel Salinas durante la pandemia y cuando recordó el 23 de marzo de 2020, fecha en que el mandatario decidió no decretar la “cuarentena obligatoria” como por entonces habían pedido algunos actores de la oposición.

Aplausos hubo también cuando el jefe de Estado defendió su gestión de la seguridad pública, y declaró que “por primera vez en muchos, muchos años la tendencia al alza de los delitos quebró y hoy es una tendencia a la baja”.

Y aplausos recibió asimismo al referirse a temas sociales como las soluciones habitacionales que se dieron en algunos casos, a las reformas de seguridad social y educativa, luego de la mención a la compra de nuevos mamógrafos o cuando se refirió a la inversión en una nueva planta de agua potable que se hará en la zona de Arazatí, entre otros pasajes de su discurso.

Además

El duelo de hinchadas blancas bajo lluvia

Los militantes nacionalistas viven a flor de piel cualquier campaña electoral, en especial aquellos que se movilizan sin importar el estado del clima.

Dentro de estos últimos suelen estar el Espacio 40 -que lideran el ministro Javier García y el senador Sebastián Da Silva- y la Lista 71 -la principal del Herrerismo, liderada por los senadores Luis Alberto Heber y el diputado Juan Martín Rodríguez, entre otros dirigentes-, que ayer se vieron las caras en las afueras del Palacio Legislativo.

Cada espacio, como ya se sabe, apoya a un precandidato diferente: la 71 integra el paraguas de Sumar, la plataforma política de Laura Raffo -que también es conformada por Alianza Nacional y el Movimiento Nacional de Rocha- , y el Espacio 40 es parte del sector Espacio País, una de las “vías de acceso” a la precandidatura de Álvaro Delgado -al que también lo apoyan Aire Fresco, El futuro es D Centro, Renovación y Victoria y 13 intendentes nacionalistas.

Y esa confrontación se hizo sentir ayer entre los gazebos, banderas y paraguas, que estaban apostados sobre Avenida Libertador. El duelo puedo apreciarse una vez que se retiró el presidente Luis Lacalle Pou y llegaba el turno de la salida de Delgado y Raffo.

La primera en acercarse fue la economista, que al igual que Lacalle Pou se bajó del auto para sumarse a los militantes, quienes le cantaron “presidenta, presidenta”. Pero no solo eso: también se escuchó el clásico “poropopó, poropopó, vinieron todos, Delgado no”, para frustración de los militantes de la Lista 40 y risas de los herreristas.

Pero Delgado también apareció. En un video que puede verse en su cuenta de Instagram, bajo una lona azul, los seguidores de la 40 también cantaron “presidente, presidente” con el precandidato en el centro.

El exsecretario de la Presidencia tuvo, además, otro encuentro con militantes blancos en Pocitos. A un grupo de jóvenes que pertenecían al sector D Centro y a Aire Fresco les anunció que dejará “el alma en la cancha” para intentar lograr otro triunfo de la coalición de gobierno.

“Sé que ustedes también lo van a hacer -les dijo-. Tengan claro que la gente tiene que decidir por sí y por su familia en qué país va a querer vivir”.

Delgado: “Queremos que se reelija este camino”

Minutos después de terminado el discurso de Luis Lacalle Pou ante la Asamblea General, el precandidato nacionalista Álvaro Delgado se trasladó ayer hasta la esquina de Avenida Brasil y la Rambla, en donde militantes jóvenes del sector D Centro y Aire Fresco, lo aguardaban para escuchar un breve discurso de análisis de la exposición del jefe de Estado.

Ya con la lluvia vuelta una llovizna y ante no más de una treintena de jóvenes blancos, Delgado tomó el micrófono para resaltar a sus militantes la importancia de que en este año electoral la gente “compare” la gestión actual con las administraciones del Frente Amplio.

“Nosotros somos más que la continuidad”, dijo después el exsecretario de la Presidencia, que desde hace semanas encabeza una campaña que lo presenta como el representante de un equipo que busca la “reelección” del gobierno.

Y en ese sentido recalcó que él y quienes lo acompañan se consideran “el corazón del gobierno”. “Queremos que reelijan al gobierno, pero no son solo nombres. Es el camino lo que queremos que reelijan”, agregó, luego de afirmar que ese camino está, a su entender, conduciendo “al desarrollo”.

Sobre este año electoral, volvió sobre una idea que es recurrente en sus discursos: que lo que se juegan los uruguayos en las elecciones de octubre y noviembre -en caso de que haya balotaje- “es mucho más que cinco años” de una nueva administración.

“Tenemos en juego qué rumbo sigue el Uruguay, y nosotros queremos que continúe este rumbo, con mejoras, con cosas nuevas, con desafíos nuevos, y obviamente con desarrollo. Este es el rumbo de la inversión, del empleo, de las políticas sociales, de la descentralización; es el rumbo de las certezas”, reafirmó Delgado, que anunció que dejará “el alma en la cancha” para evitar el regreso del Frente Amplio. “Tengan claro que la gente tiene que decidir por sí y por su familia en qué país va a querer vivir. Yo quiero el Uruguay de la alegría, el Uruguay de la esperanza, el Uruguay de las oportunidades; quiero el Uruguay del futuro”, cerró.

Entre el público que escuchaba al precandidato estaban el subsecretario del Interior, Pablo Abdala, y la exdirigente sindical de Adeom, Valeria Ripoll. Algo más tarde llegó la vicepresidenta Beatriz Argimón, una de las referentes más importantes de este espacio, para fundirse en un abrazo con Delgado.

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