En un ambiente de cordialidad y distensión, el presidente Luis Lacalle Pou recibió ayer a sus pares Alberto Fernández (Argentina) y Santiago Peña (Paraguay) para continuar las conversaciones sobre el Mundial 2030, cuyo inicio -inauguración conmemorativa del aniversario de los 100 años del primer partido de este torneo, que se jugó en Montevideo en 1930- se realizará con al menos un partido en Uruguay y otros dos en estos países vecinos.
Al buen clima se le agregó el optimismo que reinó entre los asistentes en torno a lo que se considera como un “logro” antes que un premio consuelo, que es tener al menos la participación inicial del Mundial que en verdad se jugará en España, Marruecos y Portugal. Porque si bien se reconoció que la aspiración de todos era organizar por completo el máximo torneo de fútbol, en realidad primó el pragmatismo asumido por los países y sus delegaciones deportivas de comprender que era imposible alcanzar los votos en la interna de la FIFA por más carga simbólica que hubiera -al sumar a Marruecos los europeos se hicieron con una cantidad inigualable de votos africanos-, por lo que había razón más que suficiente como para contentarse con ser anfitriones de los primeros tres partidos.
Con un asado que estuvo acompañado de ensalada -y helado de postre-, y un mediodía más veraniego que primaveral que acompañó la jornada en la residencia presidencia de Suárez y Reyes, Lacalle Pou dio un breve discurso a sus invitados en ese sentido: destacó que el hecho es en verdad muy “positivo” y que así, con esa perspectiva, tendrían que seguir viéndolo todos los presentes de aquí en más. Es decir, que se pondere que lo que se obtuvo es un vaso medio lleno. “Dijo que lo que se consiguió es algo muy importante, cuando la alternativa era la nada”, indicaron a El País participantes de la reunión.
Y además, en la visión de Lacalle Pou y de su entorno en Presidencia hay un detalle por demás relevante que, se entiende, hasta el momento ha pasado casi desapercibido: la FIFA -aunque todo esto todavía tiene que refrendarse por su congreso- dispuso que también en Uruguay se haga la ceremonia conmemorativa propiamente dicha de los 100 años que pasaron desde que se hizo el primer partido del primer Mundial. “Y Uruguay es el más beneficiado porque el mundo entero va a ver esa ceremonia”, afirmaron desde el Ejecutivo, quienes a su vez subrayaron que esa fiesta estará íntegramente a cargo de la FIFA.
Negociación
Además de los jefes de Estado y el canciller Francisco Bustillo, fueron a la reunión el ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, Rubén Ramírez, los ministros de Deporte de cada país, y el presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), Alejandro Domínguez, quien durante el almuerzo “agradeció los esfuerzos” que hizo Lacalle Pou para que este tema saliera adelante, comentaron las fuentes consultadas.
De estos, los tres jerarcas representantes de los deportes -de parte de Uruguay estaba Sebastián Bauzá, secretario nacional de Deporte- brindaron una conferencia de prensa una vez terminada la reunión, en la que resumieron lo conversado y, fundamentalmente, transmitieron que de ahora en más se abre un extenso capítulo de nuevas negociaciones para intentar profundizar el grado de participación que tendrá la región en el codiciado torneo mundial.
De hecho, el ministro de Turismo y Deporte de Argentina, Mathías Lammens, sostuvo que se buscará que haya más partidos que solamente los inaugurales, tanto en su país, como en Uruguay y Paraguay.
“Por supuesto que vamos a tratar, y se habló con el presidente Domínguez, de que sean más”, precisó Lammens, que adelantó que el presidente paraguayo Peña convocó para una nueva reunión sin fecha en Asunción.
Admitieron, eso sí, que esperaban más, pero prefirieron destacar, como dijo también Lammens, la oportunidad que ofrecerá este espectáculo para “visibilizar la región”, en el entendido de que supondrá un fuerte impacto económico y turístico, no solo varios meses antes del inicio de la competencia sino también por efecto de otros “eventos” deportivos y no deportivos -como la eventual ceremonia del sorteo del mundial- que los anfitriones trabajarán para que se hagan en esta zona.
Bauzá, en tanto, subrayó la importancia de la etapa que se inicia ahora, en la que los países involucrados deberán prepararse para estar a la altura de las “exigencias” de la FIFA.
En el caso de Uruguay, como explicó a El País días atrás, eso implicará la definitiva remodelación del estadio Centenario, de una forma mucho más profunda que la que ya se hizo para recibir las finales de las copas Libertadores y Sudamericana en 2021.
Bauzá estimó entonces que esa inversión, que supondrá también ampliar el aforo a unas 80.000 personas, no bajará de los US$ 80 millones. Entre otras cosas, además de techar el recinto manteniendo intocada la Torre de los Homenajes, hay que bajar el terreno de juego unos tres metros y medio -obra que se estima compleja porque se sabe que abajo de césped hay “rocas y agua”-, la instalación de un “césped híbrido” y la construcción de un gran estacionamiento aledaño al estadio, con lo cual ya se proyecta una intervención a fondo y un posible cambio de la fisionomía del Parque Batlle.
Alberto Fernández: “Massa es expresión de lo que creemos”
Luego de reunirse con Luis Lacalle Pou, el presidente argentino Alberto Fernández -cuyo mandato terminará el próximo 10 de diciembre- fue hasta la chacra en el Rincón del Cerro del exmandatario José Mujica, para saludarlo y tener un breve encuentro.
A la salida, en una corta rueda de prensa, ambos jefes de Estado resaltaron que allí continuaron hablando de fútbol, e incluso hicieron bromas acerca del actual director técnico de la selección uruguaya, el argentino Marcelo Bielsa.
De ahora en más, dijo Fernández, los países deberán ponerse “a trabajar” para ver “cómo” puede llevarse adelante la preparación para recibir los tres partidos. “El fútbol nos integra mucho”, dijo el presidente argentino, que pasó entonces a resaltar el concepto de “integración” sudamericana sobre el cual Mujica viene trabajando desde hace meses.
Acto seguido, Fernández fue consultado por las elecciones que se hicieron en su país el domingo pasado -comicios de primera vuelta- y que posicionaron a su ministro de Economía, Sergio Massa, como favorito para imponerse en la próxima ronda, el 19 de noviembre próximo, al haber alcanzado ahora un 36% de los votos, seis puntos más que el liberal Javier Milei.
Fernández aseguró que no haría comentarios políticos, pero sí respondió cuando fue consultado acerca de si el candidato oficialista continuaría la política que él ha defendido en el Mercosur, y que ha implicado roces con el gobierno de Luis Lacalle Pou por su persistente reclamo de mayor flexibilidad del bloque sudamericano y que se permita a Uruguay hacer acuerdos con terceros países sin el aval de los socios. “Massa es expresión de lo que nosotros creemos. Con lo cual para nosotros el Mercosur tiene un valor significativo, y por eso creo que vale la pena escuchar a Pepe (Mujica) en ese punto”, dijo en referencia al trabajo del líder del Movimiento de Participación Popular referido a la búsqueda de caminos de integración del continente.