Redacción El País
Como todos los 19 de junio, la jornada pública del presidente Luis Lacalle Pou fue larga, y comenzó en Montevideo, en la Plaza Independencia, en donde colocó la ofrenda floral al pie del monumento a Artigas, y siguió en Sauce (Canelones), donde tuvo lugar el tradicional desfile militar y los discursos oficiales.
Al ser año electoral era esperable que los mensajes de los jerarcas, en ocasión de los festejos por un nuevo aniversario del nacimiento del prócer, tuvieran una carga política o alusiones al debate público que por estos días enfrente a los precandidatos de todos los partidos.
Y así ocurrió, sobre todo a partir de la exposición que hizo por la tarde y en Sauce el actual intendente de Canelones, el dirigente comunista Marcelo Metediera, que dedicó los minutos finales de su discurso a criticar el estado actual de la seguridad pública.
"La violencia en los barrios, en los centros educativos, todo aquello que parecía muy distante, que parecía impensado en Uruguay hoy lamentablemente es una realidad y en casos extremos tiene como víctima a niños niñas y adolescentes", comenzó a decir el intendente, con una voz que por momentos se escuchaba temblorosa ante el abucheo creciente de los presentes, que entre otras cosas le reclamaban —gritaban— que estaba hablando en "un acto patrio" y no partidario.
Pero pese a todo siguió, ante la atenta mirada de Lacalle Pou, que lo escuchaba desde el centro del palco oficial. "Este tema es muy delicado. El narcotráfico claramente está teniendo una incidencia como nunca la imaginamos. No podemos tomar esto como un tema superficial ni naturalizarse", dijo y advirtió: "No debe ser tomado como un botín electoral o como una campaña electoral". Por eso propuso abordar el tema "rápidamente y con seriedad y en colectivo" y pidió retomar la comisión multipartidaria que trabajó meses atrás en elaboración de medidas de consenso para solucionar el tema a largo plazo, pero que quedó en la nada.
Siguió recibiendo abucheos como respuesta, pero no tuvo el menor reproche por parte de Lacalle Pou, una vez que el intendente volvió a su sitio y se sentó a su lado. De hecho, según supo El País, Metediera le transmitió que su intención fue "tender la mano" y la respuesta del presidente fue que lo entendía y que estuviera "tranquilo". Más tarde, se saludarían afectuosamente. "Un gustazo verte", le dirá Lacalle Pou.
Por lo demás, el evento terminó con lo predecible —una demanda de selfies con el primer mandatario, quien dedicó no menos de 40 minutos para los saludos, igual de intensos que cuando llegó a la ciudad canaria— y un buen clima entre los dirigentes presentes —estaban también, entre otros, la presidenta de la Cámara de Representantes, la frenteamplista Ana Olivera, y el senador y precandidato cabildante Guido Manini Ríos— que en determinado momento comieron juntos de una bolsa con tortas fritas que el primer mandatario repartió por el palco.
La "inspiración" artiguista según Bouvier
El ministro de Ambiente, Robert Bouvier, fue el elegido por Lacalle Pou para dar el discurso en nombre del gobierno. El colorado dijo que esta administración se insipira en "valores" artiguistas, y que estos estuvieron presentes "en la pandemia, donde lo principal fue defender el derecho a la libertad", con la única restricción de la "responsabilidad". Y que lo mismo se tuvo presente a la hora de afrontar "la sequía más importante" de la historia uruguaya, al igual que al momento de enfrentar el avance de la delincuencia.
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