FA EVALÚA INTERPELAR AL MINISTRO
La decisión de Jorge Larrañaga de remover al jefe de Policía de Montevideo, Erode Ruiz, contó con el aval del presidente, que fue consultado por el ministro del Interior el lunes de mañana.
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Tal como se podía prever, la remoción del jefe de Policía de Montevideo, Erode Ruiz, sacudió el escenario político. La oposición le sacó punta al tema y adelantó una probable interpelación al ministro del Interior, Jorge Larrañaga, mientras que varios jerarcas de primera línea de gobierno expresaron ayer su respaldo al ministro tras su sorpresiva decisión.
Erode Ruiz no era uno más. El jefe capitalino tenía 50 años de servicio, 20 como jefe y una excelente relación con el presidente Luis Lacalle Pou, con quien tiene un trato personal. De hecho, Ruiz fue uno de los nombres que Lacalle sugirió y Larrañaga adoptó para las jefaturas policiales.
A pesar de esto, la remoción tuvo el aval de Lacalle. El ministro llamó al presidente el lunes a las 10 de la mañana para decirle que Ruiz ya no era de su confianza y comentarle su idea de cesarlo. Consciente de las consecuencias que generaría, y más allá del aprecio personal que le tiene a Ruiz, Lacalle le respondió que estaba en su derecho de hacerlo. El presidente prefirió no meterse en el tema de fondo; dijo que no era su competencia. Optó por priorizar que el ministro tuviera confianza con sus jerarcas, y respaldó la decisión.
Unas horas después de que se anunciara la destitución, Lacalle volvió al teléfono, esta vez para comunicarse con Ruiz. En la conversación Lacalle expresó su desazón. Sin embargo, lo saludó y le agradeció por sus servicios.
Larrañaga y el ahora exjefe de Policía capitalino habían tenido diferencias, pero hubo una que fue “insalvable”: reunirse con un jerarca del gobierno anterior sin avisarle. La reunión de Ruiz con el exdirector de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Gustavo Leal, incomodó especialmente a Larrañaga, entre otras cosas porque se dio en la propia sede de la Jefatura de Policía de Montevideo y él se enteró por terceros.
Eso, más el hecho de que Ruiz no hubiera invitado al encuentro con Leal al actual director de esa área, Santiago González, terminaron de desmoronar la confianza.
González y Ruiz habían tenido varios cortocircuitos. El primero se dio días después del cambio de mando. González, mano derecha de Larrañaga, se había dirigido a la seccional 25, ubicada en el barrio Vista Linda, con el objetivo de hacer alguna averiguación. Ruiz, al enterarse, se comunicó con González. Le dijo que las comisarías dependían de la Jefatura de Montevideo y que si tenía interés en recabar alguna información debía comunicarse con él, y que él se encargaría.
Fuentes policiales contaron a El País que luego del encuentro entre Ruiz y Leal, el viernes pasado, el ahora exjefe de Policía le avisó al subsecretario Guillermo Maciel y también a González de la reunión que había mantenido.
Defensor de su autonomía, Ruiz no consideraba necesario comunicarle sus pasos al ministro y menos aún sus reuniones. Sin embargo, con su remoción quedó claro que Larrañaga pretende estar al tanto de todos los movimientos. Ayer reforzó ese mensaje el director nacional de Policía, Diego Fernández, con un comunicado en el que ordena a los jefes departamentales y de área informar con antelación a la Unidad de Comunicación del ministerio cualquier participación en un acto o conmemoración, y toda invitación a autoridades fuera de la órbita de la cartera, informó Subrayado.
“En cualquier ministerio, pero fundamentalmente en el Ministerio del Interior, hay que trabajar de manera coordinada. Respetando los mandos y las jerarquías. Eso se tiene que hacer de esa forma. El ministro tiene que tener conocimiento de instancias que puedan llevar adelante integrantes del ministerio. Eso ocasiona una diferencia en la forma de encarar una gestión que no es salvable”, declaró Larrañaga luego de participar de un acto de Bomberos.
Según supo El País, Ruiz ya tenía decidido dejar el mando policial capitalino en marzo del próximo año, pero la manera en que fue cesado le “dolió”.
Ayer, ya como exjefe de Policía, sin su uniforme, Ruiz se dirigió una vez más a su despacho para recoger las pocas cosas que tenía. El comisario mayor y su esposa decidieron mudarse a un balneario en el departamento de Canelones. Entre plantas y muebles cargados en camiones, Ruiz se despidió no solo de su cargo sino también de la capital.
Interpelación.
En tanto, la bancada del Frente Amplio analiza convocar a Larrañaga a una interpelación por su decisión de remover a Ruiz.
“Está en análisis de la bancada. Parece que quiere que lo interpelen por esa acción que toma en su gestión. Siempre creemos que hay que dar tiempo a las autoridades y el FA ha hecho gala de ello. Pero ni la gestión ni las actitudes ayudan”, dijo a El País el senador José Carlos Mahía (Asamblea Uruguay).
Mahía dijo que es un “un pésimo mensaje” hacia la interna del Ministerio del Interior, “porque parece que los subalternos solo deberían dirigirse a quienes están de acuerdo con el gobierno y aíslan a sus funcionarios del sistema político”. “Es un mal mensaje para la sociedad que da la señal de que la seguridad es un tema de partido y no de Estado”, insistió.
El asunto se trató el lunes en la bancada del Senado, aunque no se tomó ninguna resolución, y se volverá a tratar en los próximos días para terminar de definir los pasos a seguir.
El senador Enrique Rubio (Vertiente Artiguista) dijo a El País que considera que se le debe dar “estado parlamentario” a la remoción de Ruiz, en ese sentido indicó que Larrañaga “está haciendo méritos” para la interpelación.
Rubio, vicepresidente de la comisión de Seguridad y Convivencia del Senado, dijo que la comparecencia de Larrañaga estaba prevista para el 20 de setiembre, pero fue cambiada por las elecciones a pedido del ministro y quedó de realizarse el 11 de noviembre. Ahora se deberá definir si las explicaciones se dan en este ámbito o en sala.
Así lo vieron ellos.
“Nos duele que con esta actitud del gobierno, con esta actitud del presidente Lacalle Pou y con esta actitud del ministro Larrañaga, lo que hacen es fomentar la grieta y nosotros no podemos fomentar la grieta. La campaña electoral ya pasó y este es el momento en el que se tienen que hacer cargo”, opinó Carrera. “Nosotros lo que tenemos es una profunda preocupación por lo que ocurrió ayer”.
“Nosotros respetamos muchísimo el trabajo que está llevando adelante el ministro Larrañaga. Sabemos de su compromiso con todo este tema y vamos a esperar su versión sobre los hechos”, dijo Argimón. Sobre una eventual interpelación, respondió que “forma parte del derecho de los legisladores” y que en caso de ser así “el ministro concurrirá como lo hace siempre”.
“No me deja nada feliz esta situación. Es un profesional de la mayor capacidad demostrada a lo largo de su carrera y en la gestión actual”, dijo Botana. Indicó que “todo jerarca de confianza” merece “reunirse con quien quiera”. “Es lo primero de lo que debería gozar cada jerarca, pero no he tenido la oportunidad de hablar con el ministro Larrañaga para interiorizar- me del tema”, agregó.