Lo que sucedió ayer es parte de algo que el presidente Luis Lacalle Pou ya había adelantado a la coalición de gobierno en una reunión que se hizo a mediados de marzo en la residencia de Suárez y Reyes. Allí estaban los principales dirigentes del oficialismo. Y, conociendo de sobra la limitación constitucional para hacer campaña política, el mandatario les dijo que estaba decidido a recorrer el país para hablar de los “logros del gobierno” y, específicamente, “inaugurar todas las obras a lo largo y ancho del territorio”, como señalaron entonces fuentes del Poder Ejecutivo.
Todo eso estuvo presente ayer al mediodía en el departamento de Treinta y Tres -o, mejor dicho, en la localidad de La Charqueada- a donde Lacalle Pou y su secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado -considerado entre varios blancos como el “candidato natural” del Partido Nacional, además de que es el favorito a ganar la interna-, fueron a inaugurar un puente de alto poder simbólico para este gobierno y este presidente.
El intendente Mario Silvera destacó esto último con una anécdota sobre un hecho sucedido el 26 de setiembre de 2019, en plena campaña electoral y cuando Silvera todavía no había sido electo intendente de Treinta y Tres. Fue un desayuno entre ambos en el que el futuro jefe de Estado le preguntó qué obra era necesaria en este departamento: “Le dije que se lo iba a anotar. Agarré un papelito, puse el nombre de la obra y se lo puse sobre la mesa. Él dijo: ‘El puente de La Charqueada’. Abrió el papel y decía eso mismo”.
Los espectadores, una muchedumbre agolpada en el flamante puente que ahora va a conectar esta localidad con Cebollatí (Rocha), aplaudieron esta parte así como varias del discurso del intendente de Rocha, Alejo Umpiérrez -que habló del “estremecimiento emocional que significa esta poblada” concentrada en el puente. En tanto, el ministro de Transporte, José Luis Falero, aseguró que este gobierno “empezó a recuperar la confianza de aquellos vecinos que se sentían ignorados”.
Todos los discursos fueron aplaudidos, e incluso algunas cosas que dijo el presidente motivaron gritos partidarios, como el tradicional “Vivan los blancos”, que se escuchó repetidas veces durante el acto que se celebró ayer.
Para ese momento, más de la una de la tarde y bajo un sol caluroso y ajeno al invierno de julio, Lacalle Pou ya había atravesado el puente del extremo olimareño hasta la carpa situada en la mitad, un trayecto que hizo en más de una hora reloj por las interminables fotos que se sacó con la gente.
Y a su lado, algo más alejando del bullicio que obstruía el paso del mandatario pero sin perderle la pista nunca, lo seguía Delgado, también -aunque con menos intensidad- abordado por militantes blancos que en todos los casos hacían referencia a su futura precandidatura, tema del que, en público, evita hablar. “Organizate y ordenate que podés ser presidente”, le dijo uno de ellos al oído, y el jerarca respondió de la forma con que suele responder a estos comentarios: con una sonrisa cómplice pero sin palabras.
Porque habla, señalan en su entorno, a través de lo que pueda mostrar el gobierno como logros, y se estima que estos -que mayormente estarán asociados a resultados en inversión de infraestructura, que es lo que la gente puede palpar directamente, según razonan en el Poder Ejecutivo- verán la luz en este último tramo del gobierno, que son menos de 580 días, cuenta que el presidente sigue con obsesiva atención.
Las obras
Básicamente, y en línea con el objetivo anunciado, el presidente ató ayer la concreción de este compromiso -que había prometido también en la campaña de 2014- con la de muchos otros en camino.
“No quiero simplificar este hecho porque tiene una dimensión enorme, no solo de una obra que va a tener un carácter social, cultural y económico, ni que hablar, sino también una concepción del país. Porque hoy es un puente, pero estamos construyendo la ruta 9, estamos con la 14, con la 15. Estamos hablando con el Brasil para (hacer) la hidrovía de las lagunas (Merín y De los Patos); hay una posibilidad de una inversión de un puerto en esta zona”, enumeró Lacalle Pou, que habló así de un “cambio sustancial solo comparado” con la obra de la ruta 6 cuando esté pronta.
Sobre el final, dijo no haber puesto nunca “la excusa de la pandemia” a la hora de buscar cumplir lo comprometido, y concluyó con un contragolpe a las críticas del Frente Amplio: entonces habló de “un desempleo que hace por lo menos siete años que no se veía en el país”; de un crecimiento de la “inversión extranjera directa” en un 150% que redundó, según dijo, en más inversiones; y afirmó que “van dos años de récord histórico de inversión en infraestructura”, además de la baja de algunos impuestos. “No hay magia”, desafió.