Con el foco puesto en la relevancia que ha tenido para Uruguay el desarrollo sostenible y su ambición de incrementar la inserción internacional de su país, el presidente Luis Lacalle Pou dio ayer un nuevo discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, tras una larga jornada y dos horas de atraso de la organización.
Como viene ocurriendo en los distintos foros internacionales pero sobre todo en la agenda de la ONU, uno de los temas mencionados por muchos de los jefes de Estado que hablaron en la primera parte de las ponencias -otra seguirá durante este miércoles- fue el conflicto desatado por Rusia al invadir Ucrania en febrero de 2022. Lacalle Pou volvió a condenar “firmemente” esta invasión sobre el final de su discurso, momento en que también cuestionó a “los populismos autoritarios que empobrecen a la población, (y) vulneran los derechos humanos, condenando así a las generaciones actuales y futuras”.
“Una vez más -dijo a este respecto- quizás en este ámbito debamos hacer un mea culpa porque muchas veces la ausencia de una reacción contundente y eficaz de la comunidad internacional ha profundizado o no evitado estas situaciones”. Y en esa línea también criticó el “escaso poder coercitivo” del derecho internacional sobre todo con los más fuertes -“las grandes potencias”-, a quienes no se los “mide con la misma vara”.
Pero el eje de su exposición se ancló en la defensa del desarrollo sostenible que lleva adelante Uruguay y que, a su entender, no ha obtenido el re- conocimiento y los benefi- cios comerciales que el país se merece.
Fue así que se refirió a lo que jocosamente llamó “el pecado de hacer las cosas bien”, luego de recordar que la marca “Uruguay Natural” se ha sostenido a lo largo del tiempo, y de reconocer que “después de muchos años de declaraciones y de asumir compromisos, la comunidad internacional realmente comprendió que la economía y el ambiente estaban íntimamente relacionados”.
Su tesis es que Uruguay no ha hecho otra cosa que seguir este camino, y que hoy puede constatarse en acciones concretas, como ejemplo la emisión de “un bono sostenible, un bono que se basa en premios y castigos, según se cumplan parámetros establecidos en el Acuerdo de París”.
Todo lo cual, agregó, se refleja en algunos resultados tangibles, como el hecho de que en Uruguay más del 90% de su energía es “renovable”, o que cuenta con una “importante reforestación” y “procesos productivos sostenibles”.
Entonces llegó la queja. “Nuestro país -señaló- ha logrado un desarrollo humano y económico importante, y gracias a la obtención de esos estándares muchas veces quedamos afuera del acceso a determinada cooperación, sistemas de preferencias o determinados instrumentos de relacionamiento comercial”.
"Uruguay no viene a mendigar; simplemente apelamos a la libertad responsable internacional”.
Agregó que esto no significaba que no comparta “el espíritu por los cuales fueron creados esos mecanismos”, que aunque no detalló cuáles, invitó a buscar la manera de modificarlos. “Creo que tenemos que rediseñarlos”, solicitó.
Ahora bien, ¿qué quiso decir exactamente? Fuentes del gobierno señalaron que la dificultad reseñada por Lacalle Pou es que Uruguay hoy suele ser considerado en la esfera internacional como un país no “en desarrollo” sino “en transición”. Y que es esta nueva categoría lo que “dificultad mucho la solicitud de cooperación”, un asunto que a nivel diplomático se viene reclamando desde hace tiempo y que lo mismo le ocurre a otros estados, como por ejemplo Costa Rica, se señaló.
“Uruguay no viene a mendigar ni a hacer reclamos exagerados; simplemente apelamos a la libertad responsable internacional”, siguió diciendo, al recuperar un concepto que utilizó al arranque de su discurso, y que se hermana con la frase que buscó extender en Uruguay durante el desarrollo de la pandemia por el coronavirus en 2020.
“Queremos que se actué con justicia; si hacemos las cosas bien -volvió a pedir- queremos que se actúe en consecuencia y eso significa nada más y nada menos que mejorar el acceso a oportunidades”.
Muchas veces quedamos afuera del acceso a sistemas de preferencias o de relacionamiento comercial”.
Por lo demás, Lacalle Pou destacó de nuevo la “democracia plena y estable” con que cuenta Uruguay, “pleno respeto institucional” que a su juicio hay en este país, y aprovechó también para mencionar cifras que su gobierno suele exponer como logros de gestión cuando entra en conflicto con la oposición.
“Ha mejorado el empleo, ha bajado el desempleo, tiene una inversión pública histórica en infraestructura, ha recibido una importante inversión extranjera y gran parte de esos réditos han sido reinvertidos en nuestro país, lo que marca una confianza importante”.
Y continuó, ya casi como si se dirigiera directamente a las críticas del Frente Amplio que enfrenta dentro de fronteras: “Las finanzas públicas están ordenadas, la inflación es la más baja de los últimos 18 años, hemos podido bajar impuestos y al mismo tiempo hemos hecho reformas que desde hace larga data eran urgentes, como la reforma educativa y la reforma de la seguridad social”, esta última impugnada por el Pit-Cnt, que promueve un plebiscito en su contra.
Así terminó un discurso de 10 minutos -corto comprado con el de muchos otros-, y una serie de varios días movidos en materia internacional, que incluyó ayer un encuentro con el norteamericano Joe Biden, y largo diálogo la semana pasada con el presidente de Francia, Emmanuel Macron -en ocasión de su visita a París y la ciudad de Lille para ver el debut de Los Teros en el Mundial de Rugby-, tras el cual se acordó una muy posible visita del francés a Uruguay en el primer semestre de 2024.
Defensa de los ODS
El día anterior fue el turno del ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Francisco Bustillo, quien durante la cumbre de líderes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) apuntó a los denominados objetivos de desarrollo sostenible (ODS), acordados en 2015 con el compromiso de alcanzarlos en 2030
Según dijo allí el canciller, “los desafíos del contexto actual requieren de un compromiso político renovado y el fortalecimiento de las alianzas para impulsar acciones concretas, equitativas e inclusivas hacia el desarrollo sostenible” porque “cuando se lanzó la Agenda 2030 el escenario internacional era diferente al actual”.
“A los desafíos planteados en 2015 -agregó- se han sumado nuevas problemáticas como las emergencias sanitarias y la incertidumbre asociada a los desarrollos tecnológicos”.
Bustillo pasó a referirse entonces al escaso avance que ha tenido el mundo en esta dirección, cuando ya pasó la mitad del plazo estipulado desde que se trazaron estos famosos 17 objetivos. “A Uruguay le preocupa que con un bajo porcentaje de cumplimiento de las ODS la consecución de la Agenda 2030 esté en riesgo”, dijo así el canciller.
Asimismo y en contrapartida, Bustillo aseguró que Uruguay “ha tenido un firme compromiso” en la materia y agradeció el financiamiento brindado por Naciones Unidas. Entre otros logros, destacó “la descarbonización energética e industria sostenible, el financiamiento vinculado a la sostenibilidad, la política tributaria, la alimentación, uso de los suelos, agua y océanos sostenibles”.
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