RELACIONES DIPLOMÁTICAS

Luis Lacalle Pou y Alberto Fernández finalmente retomaron el contacto esta semana después de más de tres meses sin diálogo. La última vez que habían conversado había sido en junio, cuando el presidente uruguayo le expresó a su par argentino su especial interés en mejorar la navegabilidad del río Uruguay a través de una hidrovía que Lacalle anhela construir aguas arriba de Salto Grande. En esa oportunidad acordaron activar la discusión sobre la obra en las delegaciones binacionales, y volver a hablar ellos dos más adelante.

Pero eso no sucedió. Entre junio y octubre fue muy difícil para Lacalle conseguir línea con Fernández, lo cual en el gobierno uruguayo atribuyeron a las complicaciones domésticas de Fernández, que no son pocas.

Según supo El País, el expresidente José Mujica se enteró de la dificultad que estaba teniendo Lacalle y, en diálogo con el senador blanco Gustavo Penadés, manifestó que él podía intentar contactarse con Fernández para que esa conversación se concretara.

El ofrecimiento de Mujica a Penadés ocurrió en el ambulatorio del Senado la semana pasada, justo el día en que se votó el desafuero de Guido Manini Ríos. Penadés le respondió que si él podía ayudar, sería importante. En la conversación intercambiaron puntos de vista sobre las relaciones entre Argentina y Uruguay.

Después de ese gesto que causó sorpresa en Torre Ejecutiva, Mujica reveló el lunes en su audición de M24 que sabía que Lacalle no estaba consiguiendo dialogar con Fernández (“no le dan pelota”, dijo), y consideró que se debía a “las medidas cacareadas en el momento de crisis en Argentina para que vengan inversores desde allá y se instalen acá”. Agregó que el canciller uruguayo, Francisco Bustillo, “es un viejo amigo del actual presidente argentino”. “Si él no tiene llave para abrir esa puerta, calcule, dijo la canaria”.

En paralelo, Bustillo ya estaba moviendo sus fichas. Fuentes de Presidencia contaron a El País que el canciller habló con Fernández y con Felipe Solá, el canciller argentino, y comenzaron a planificar una reunión entre los presidentes. No será “inminente”, adelantaron.

En Presidencia hay un fuerte malestar con Mujica por haberse inmiscuido en el asunto. “Se invitó adonde nadie lo invitó”, dijeron, y agregaron que “si hay alguien a quien el presidente no tiene pensado apelar es a Mujica”, sobre todo después de las declaraciones que circularon en medios de ambas orillas.

En la reunión para la que aún no hay fecha, Lacalle quiere conversar de la obra de hidrovía, y de la posibilidad de un TLC entre China y el Mercosur.