Lacalle Pou sospecha que Argentina y Brasil hicieron gestiones diplomáticas para frenar TLC con China

En la previa del viaje a Brasil en la que se reunirá con varios líderes de América Latina, el mandatario adelanta que sigue estando en contra de volver a la Unasur, algo que es impulsado por Lula.

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Luis Lacalle Pou
Luis Lacalle Pou.
Foto: Leonardo Mainé

Por Sebastián Fest
El Tratado de Libre Comercio (TLC) que Uruguay negocia con China está empantanado desde hace semanas, y que este se concrete antes de que finalice la actual administración es, para muchos en el gobierno, tan solo un sueño. El País adelantó semanas atrás que tanto en Torre Ejecutiva como en Cancillería estaban pensando en alternativas a este acuerdo, pactos puntuales que sí podrían firmarse antes de marzo de 2025, cuando Luis Lacalle Pou entregue la banda presidencial.

Las razones por las que China dio un paso atrás fueron blanqueadas ante el gobierno uruguayo: el plan del gigante asiático es avanzar, pero dentro del Mercosur. El cambio de postura sorprendió en Uruguay, pero Lacalle Pou tiene una sospecha: que Argentina y Brasil incidieron para que las negociaciones se trancaran.

“Yo no lo puedo comprobar, pero me imagino que ha habido gestiones diplomáticas, tanto de Argentina como de Brasil, para manifestar que no ven con buenos ojos que Uruguay avance en solitario. No sé qué atención le presta a eso el gobierno chino”, dijo el mandatario en el marco de una entrevista para el diario español El Mundo, del que soy corresponsal para el Cono Sur, y que incluyó respuestas y análisis del presidente que, por falta de espacio, no fueron volcados en su totalidad en la versión publicada en España.

“Las posiciones de Brasil y Argentina son claras (...). Con un elemento adicional, que es que Brasil tiene muchas negociaciones bilaterales con China en las cuales no involucra ni necesita al Mercosur. Entonces es como que está, no digo que en el mejor de los mundos, pero en un mundo que le sirve bastante”, señaló Lacalle Pou.

-¿Cómo definiría su relación con el Mercosur?

-La prédica nuestra, que no es muy diferente a la de los gobiernos anteriores, aunque fueran de otro signo político, es que Uruguay tiene que abrirse al mundo. Uruguay se tiene fe en el contexto internacional. Hasta el momento han sido bastante infructuosos los pedidos, pero está eso de que tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Y espero que el que venga después de nosotros haga lo mismo, porque necesitamos abrirnos al mundo.

-Lula da Silva lo invitó a un retiro de presidentes: serán 12 sudamericanos encerrados, sin asesores ni apoyos. Enclaustrados todos, también el venezolano Nicolás Maduro. ¿Irá a una reunión en la que participa alguien al que ha definido como dictador?

-Si no voy le dejo el espacio a los demás para que elaboren las políticas a futuro de Latinoamérica, de América del Sur. Yo creo que hay que ir y hay que hacer escuchar nuestra voz. El que abandona el puesto de lucha es corresponsal de los fracasos. La proactividad es lo que vale. Nosotros tenemos que cultivar las relaciones con nuestros países. Yo me reuní con Lula y hablé de cinco temas, tres de los cuales son muy importantes para Uruguay y pequeños para Brasil. No parece lógico, ante una invitación del presidente de Brasil, decirle que no voy a ir. Porque tampoco hay que ser descortés.

-Argentina y Brasil se proponen resucitar la Unasur. ¿Uruguay volvería a integrar este organismo?

-Si hubiera sabido que me ibas a hacer esta pregunta capaz que no te daba la entrevista, porque yo pensaba llegar a la Cumbre sin hablar de este tema. Pero no puedo rehuir: no ha cambiado mi opinión respecto a la Unasur. Es muy difícil tener procesos a largo o mediano plazo si el sustento es ideológico. Por eso a mí me preocupa mucho cuando empiezan a nacer organismos internacionales, que son los únicos seres vivos que nacen, pero no mueren. La superposición de organismos lo único que hace es quitarle fuerza a los que ya existen. Desde Uruguay tenemos: Mercosur, Aladi, OEA, Naciones Unidas. Para mí eso es lo necesario. Está todo representado. El foro de la Celac puede tener su razón de ser por su vinculación con toda América Latina y con otros bloques. Pero un foro, no un organismo. No hay que darle institucionalidad y burocracia porque así terminamos. Cuando hay coincidencia política entre algunos presidentes, sale la Unasur. Coincidencia política entre otros presidentes: sale Prosur. Y después, con la llegada de otras ideologías, esos organismos se diluyen, los meten en el freezer, después se levantan... No ayuda a la política a largo plazo la proliferación de esos organismos políticos.

-¿Cómo es posible que con el historial de dictaduras, violencia y falta de libertad en América Latina haya tantos gobiernos que miran para otro lado cuando eso vuelve a producirse? ¿Por qué?

-Capaz que no es una pregunta para mí.

-Pero usted los conoce, debe tener una explicación.

-Sí, yo los conozco, pero a esta altura uno va como pisando huevos, va despacio. Y sabés que cualquier cosa que digas puede generar consecuencias no buscadas. Ya bastantes problemas hay en el mundo como para que yo le agregue uno más. Pero obviamente hay una identificación político-partidaria. Y de ahí en adelante hay vinculaciones de otro tipo que a mí no me corresponde establecerlas. En mi país hubo una cercanía política muy grande entre los gobiernos del Frente Amplio y el régimen chavista. cercanía política, económica y el estímulo de negocios que se hicieron entre los dos países. El Fondo Bolívar-Artigas, por ejemplo.

-¿Cree que las negociaciones del Mercosur con la Unión Europea pueden llegar a buen puerto?

-Me gustaría que fuera real. El pasado reciente y no tan reciente hace suponer que es una expresión de deseo (...). Estos procesos que duran años, años y años generan primero desconfianza; segundo, no se adecuan al mundo moderno. En el mundo moderno las cosas tienen que pasar rápido. Cuando terminás de negociar el acuerdo, capaz que cosas que negociaste dejaron de existir y surgieron otras formas de vinculación. Me parece que tenemos que ir a cosas mucho más marco y rápidas, porque si hay algo que el mundo ha demostrado es que, y esto me lo dijo Enrique Iglesias hace unos años en un almuerzo: el mundo es como un gran plato de spaghetti, está de una manera, lo movés un poco y el plato termina de otra manera. Y es cierto: las conexiones, las necesidades, la oferta, la demanda, los procesos migratorios pueden cambiar de un momento a otro. En este mundo interconectado, que es un pañuelo, cada vez más chico, lo que hay que estar es liviano de cargas. Por ejemplo en la burocracia internacional. Si te comprometés en procesos tan largos no estás tan liviano de carga.

-Un columnista de El Mundo publicó recientemente que el acuerdo entre el Mercosur y la UE está frenado por una coalición de ecologistas y agricultores austríacos. ¿Es así? ¿O el problema está también en el sur del sur?

-Hace unos años, antes de que Merkel dejara el gobierno, tuve la oportunidad de hablar con ella por teléfono y le hice esa pregunta, si este era un tema de los Verdes alemanes, de los Verdes europeos o era un tema realmente de un sentir europeo. Me refería a lo que hablaban de la Amazonía. Y me dijo que no, que era un tema de Europa, un tema de procesos electorales internos de cada país. Además, agregó, y luego me lo dijeron explícitamente diversos presidentes, salvado ese obstáculo está el tema agrícola, donde Francia y otros países iban a jugar fuerte. Sumado a que acá en América del Sur el gobierno argentino dijo que había que rever algunos temas del acuerdo y Brasil tiene un discurso en un sentido y una acción que quizás no se corresponde tanto. Porque Brasil es una economía muy grande que tiene reflejos proteccionistas naturales. No lo estoy diciendo como algo negativo.

-¿Se está refiriendo a los industriales de San Pablo?

-La economía, no sé si el poder de los industriales. Lo que digo es que la economía brasileña, históricamente, ha sido muy proteccionista.

-Días atrás entrevisté al presidente electo de Paraguay, Santiago Peña, que pronunció un claro “no” ante la insistencia suya a encarar negociaciones por separado. ¿Está solo en el Mercosur?

-A priori sí, por distintas razones. Cuando uno mira el comercio exterior de los cuatro países, la matriz es distinta. Tenemos que dedicarnos más a las coincidencias, a los baby steps, los pasos de bebé. Lo que nosotros hicimos con Brasil, un mini TLC en lo que hace a las zonas francas, para Uruguay fue un salto importante. Este acuerdo permite exportar a Brasil desde todas las zonas francas por tiempo indeterminado. La premisa hacia afuera del bloque es que vamos todos o no vamos. Pero no estamos todos de acuerdo en avanzar. Es un punto muerto. Hacia afuera, el bloque está más complicado.

-¿Funcionó plantarse ante el resto del Mercosur?

-Es que el planteo que yo me hago es, ¿y si no, qué? Nos habíamos comprometido a hacer determinadas cosas durante la campaña electoral. Es la primera vez que firmamos un acuerdo de factibilidad con China. Arrimamos el bochín, como decimos acá. Vamos a ver hasta dónde llega.

-¿Por qué es tan caro y complejo viajar entre Uruguay y Argentina? ¿No es, en cierto modo, un fracaso del Mercosur?

-Creo que obedece mucho más a la coyuntura. Uruguay tuvo mucha mayor conexión con Argentina y el mundo. La pandemia fue muy dura, y la pospandemia, cuando uno lee que hay más demanda de pasajes que ofertas de pasajes con repliegue de las aerolíneas, que pierden dinero. Cobran más caros los pasajes y se viaja cuando se puede, no cuando se quiere, así se está moviendo el mundo, también en el transporte de mercaderías. Nosotros teníamos muchas frecuencias diarias con Aerolíneas y con Pluna. Hay errores/horrores que se cometieron desde este lado del Plata...

-¿No tener una aerolínea es un problema para Uruguay?

-Capaz que sería mejor tenerla. La política de cielos abiertos que tiene Uruguay ayuda, y también la posibilidad de negociar con una aerolínea brasileña o argentina el usufructo de algunas líneas de puente aéreo. No necesariamente tenemos que tener una aerolínea de bandera para tener más comunicación con Argentina.

-¿Qué ve cuando mira hacia la otra orilla?

-Argentina es un gran país, para mí de los países potencialmente más ricos del mundo. Y no hablo solo de la geografía, de sus tierras, de sus ríos. Hablo de su gente. La resiliencia argentina es admirable, admirable. Y hasta ahí puedo opinar.

-¿Cuán difícil fue en estos años su relación con Alberto Fernández? ¿Más difícil de lo que esperaba?

-Nunca me planteé cómo iba a ser, fue la que pudimos nosotros y ellos. Yo en lo personal tengo buena relación.

-Pero políticamente están muy en desacuerdo.

-No me meto en lo que él hace en Argentina.

-Preguntaba por los temas que tienen en común.

-En algunas cosas sí, el tema más importante que hemos tenido tiene que ver con liberarnos del corset del Mercosur.

-Lastre, esa fue la palabra que usted usó en una cumbre al referirse a lo que el bloque no debía ser.

-Es como dicen los gringos, no te lo tomes personal. Uruguay lo ve así, y no solo este gobierno.

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