FISCALÍA
Un pasajero declarado que no arribó, una tablet sin dueño, entre otros hechos, llevaron a la fiscal Incardona a impulsar la investigación por supuesto terrorismo respecto al avión venezolano.
La fiscal argentina Cecilia Incardona detectó una decena de incongruencias que la llevaron a investigar a la tripulación del avión venezolano-iraní de Emtrasur. Van desde una tablet sin dueño a una credencial del piloto Gholamreza Ghasemi a nombre de la empresa iraní Qeshm Fars Air, listada por Estados Unidos como colaboradora en actividades terroristas, pasando por contradicciones en la documentación del seguro del Boeing 747-300.
La fiscal mencionó a raíz de estos indicios que debe indagar si la aeronave tenía como verdadera misión el transporte de autopartes o si el vuelo constituyó, eventualmente, “un acto de preparación para proveer bienes o dinero que pudieran utilizarse para una actividad de terrorismo, su financiamiento u organización”.
Las incongruencias señaladas en el dictamen son:
—Dentro del avión, durante la inspección ocular, fue hallado un plan de vuelo del 23 de abril de 2022, en el que la aeronave figuraría como perteneciente a Qeshm Fars Air, lo cual se contradice con la información presentada por la tripulación en cuanto a que fue adquirida por la estatal venezolana Emtrasur el 11 de enero de 2022. Qeshm Fars es una subsidiaria de carga de Mahan Airlines, que usaba este Boeing hasta el año pasado para servicios de pasajeros.
—En la inspección fueron secuestrados un colgante de cuello color azul que decía “Qeshm Fars Air”, que contaba con una credencial plastificada a nombre Ghasemi (capitán de Mahan Airlines). Y había otra credencial a nombre de Ghasemi, como capitán de Fars Air. Además, se secuestró una agenda dentro de la cual se hallaba una tarjeta que rezaba Mahan Air Hotel. El FBI informó que Mahan es considerada una compañía que colabora con organizaciones terroristas de su país y a Gholamreza Ghasemi lo retrató como CEO y piloto de Qeshm Fars Air.
—Al allanar el hotel donde se alojan los tripulantes en Ezeiza se secuestró en poder de Ghasemi una credencial de Emtrasur a su nombre como piloto al mando de la tripulación, con vencimiento el 31/12/2022, y una credencial del Instituto Nacional De Aeronáutica Civil (INAC) de la República Bolivariana de Venezuela también a su nombre.
—De acuerdo con el certificado de matrícula 8141 del Boeing 747 expedido por el INAC, el avión se matriculó el 11 de enero de 2022. Sin embargo, la póliza de seguro presentada también como documentación de la aeronave, emitida por Seguros Miranda, con sello del gobierno bolivariano de Venezuela, es anterior: data del 16 de diciembre de 2021. Así lo acredita el certificado Nº 019 de la póliza Nº 01-08-132 del ramo de responsabilidad civil de aviación, que abarca el período del 16-12-2021 al 17-12-2022. “Es decir que la documentación agregada hasta el momento es insuficiente para despejar dudas respecto de cuál es la firma verdaderamente propietaria de la aeronave aquí secuestrada y, en su caso, a partir de qué momento adquirió esa propiedad y cuáles fueron los términos de dicha operación comercial”, dice la fiscal Incardona en su ampliación del requerimiento de investigación.
—Para la fiscal “aún en el caso de que se acredite de modo fehaciente que Mahan Air ya no es propietaria de la aeronave, existe una coincidencia notable en cuanto al vínculo entre Mahan Air, considerada una compañía que colabora con organizaciones terroristas, y Ghasemi, que es CEO y piloto de Qeshm Fars Air, vinculada a Mahan Air, antigua dueña de la aeronave”.
—El FBI informó que Mahan Air fue sancionada en octubre de 2011 por la OFAC (E.O. 13224) por proporcionar apoyo financiero, material o tecnológico para el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (Fuerzas Quds) y por transportar armas y personal para Hezbollah. Esta sanción no es técnicamente información de inteligencia, sino que es un dato perfectamente corroborable. El Hezbollah es una organización listada en la Argentina como terrorista y está acusada por los atentados contra la AMIA y la Embajada de Israel.
—La información de inteligencia del FBI menciona que una de las modalidades de actuación de estas organizaciones es utilizar vuelos civiles para transportar clandestinamente armas, componentes militares avanzados, entre otros elementos. Y en este caso se trató de un vuelo comercial (civil) comandado por Ghasemi.
—Hay inconsistencias en cuanto a la tripulación ya que los que figuran saliendo de México, vía Venezuela, no son los mismos que ingresaron a la Argentina. A saber, en la planilla de declaración de tripulación que remitió Emtrasur, correspondiente al vuelo que partió desde Venezuela a Ezeiza, figuraba un tripulante de nombre Khoodadadzadeh Alí Ghaffar y no estaba Khosraviaragh Mohammad, quien ingresó a la Argentina el lunes de junio de 2022 a bordo del vuelo investigado. De acuerdo con la lista de la base de datos de la Dirección Nacional de Migraciones, a la que accedió Incardona, surgen otros registros cancelados en el mismo vuelo por diferendos en el nombre de pila (por ejemplo falta el segundo nombre) y, en un caso, por diferencias en un dígito de la numeración de su documento.
La fiscalía instó a investigar estas contradicciones. “No está claro cuál fue la razón por la que ese tripulante que salió de México no llegó a Buenos Aires y por qué ingresó al vuelo Mohammad Khosraviaragh, que fue quien, efectivamente, fue registrado por la Dirección”, escribió la fiscal. Y pidió aclarar si la Dirección de Migraciones y Emtrasur se comunicaron para aclarar esas diferencias entre la planilla de declaración jurada y el tripulante que, efectivamente, arribó a Buenos Aires. Más allá de que era otro nombre, también tenía otro número de pasaporte. Es decir, claramente se trataba de otra persona.
—Cuando se allanó el hotel en el que se alojan los tripulantes, fue hallado en la habitación 309 ocupada por Abdolbaset Mohammadi, un iPad de Apple bloqueado que habría sido retirado de la aeronave por los tripulantes, pero que no pertenecería a ninguno de ellos.
—La carga es demasiado perfecta, coinciden los kilos declarados en la salida y en el destino pero sin ninguna variación. Fueron citados despachantes de aduana para que expliquen si es habitual esta precisión. Y además para que opinen acerca de la razonabilidad económica del vuelo. Es decir si es habitual fletar un Boeing 747, con un costo muy caro por hora de vuelo, para transportar estos asientos de vehículos.