Los problemas de deterioro del colector de Punta Carretas —el emisario subacuático que echa al Río de la Plata las aguas servidas de la ciudad— existen prácticamente desde que se construyó en 1986. Porque ya en la década del 90' —el artefacto quedó pronto en 1991—fueron encontrados "dos puntos de fuga aproximadamente a 1.500 metros de la costa", tal como consta la última "Caracterización del servicio de saneamiento y drenaje" de fines de 2019.
El asunto siempre estuvo en la conversación ciudadana, pero en los últimos días volvió a la agenda por tres motivos: la situación que vivieron unos 85 deportistas argentinos, uruguayos y chilenos, que hicieron una competencia en la zona de La Estacada y resultaron intoxicados debido a que nadaron "en aguas servidas"; reclamos de vecinos de la zona por la calidad del agua; y la "exhortación" que planteó ahora a la Intendencia de Montevideo (IMM) —en un escrito presentado en el Parlamento— el diputado Martín Lema, para que se encuentren "soluciones a un problema que se arrastra hace más de dos décadas".
Según el informe de hace cinco años, con el objetivo de reparar los daños identificados ya en los primeros años de funcionamiento del colector, en el año 2005 "se realizó un trabajo de inspección (...) en 12 juntas con el fin de analizar la situación del emisario, encontrando diferentes anomalías", que luego —dos años después— fueron analizadas por la Facultad de Ingeniería, que produjo un informe que concluyó que "el emisario presentaba condiciones de estabilidad aceptables".
Sin embargo, el estudio de 2019 señaló que aquellas "tres juntas" con "fugas", si bien "a la fecha no han generado un gran impacto en la calidad del agua de las playas", había no obstante "mediciones de los seguimientos de calidad" que presentaban "resultados por encima de la norma que pueden ser atribuibles en parte a las fugas".
Las fugas siguen existiendo, pero la valoración del daño que generan varía según los actores consultados.
Profundidad del problema
Guillermo Moncecchi, director de Desarrollo Ambiental de la IMM, destacó a El País que la avería está situada a "1.500 metros de península de Punta Carretas, y a 3.000 metros de cualquier playa", y que además en esa parte el colector "está a cuatro metros debajo del lodo". "Aquel estudio que hizo la Facultad de Ingeniería en 2007, que hizo un análisis tanto estructural como de la calidad del agua —agregó el jerarca—, concluyó que este problema no está impactando nada. Y además monitoreamos sistemáticamente el agua y no ha tenido impacto en lo más mínimo. Por eso las playas siguen certificadas" y habilitadas para baños.
Pero el panorama general es algo que preocupa en el Ministerio de Salud Pública, cuyo subsecretario José Luis Satdjian ya se había mostrado en alerta luego del incidente con los nadadores el 28 de setiembre pasado —evento que de acuerdo a la versión de la IMM se produjo porque los deportistas decidieron nadar en una zona ubicada "en el área de influencia de una planta de bombeo" y cerca de un puerto deportivo.
"Fue un hecho grave donde se afectó la salud de las personas, y por eso esperamos conocer qué medidas tomó la IMM para preservar la calidad del agua de las playas montevideanas", señaló el subsecretario también en declaraciones a El País. "Nos preocupa que lo del 28 de setiembre se pueda repetir u otras cuestiones como por ejemplo el estado del colector, que también puede potencialmente afectar la salud de los bañistas", dijo y agregó: "Preocupa también que el último informe conocido sea el de 2019, y que no sepamos cuál es la calidad actual del agua".
En un pedido de acceso que un tercero formuló ante la IMM y al que accedió El País, desde 2019 a la fecha hay en realidad otro informe, que fue encomendado a un buzo y que no había sido público hasta ahora. Se trató de un "estudio diagnóstico" que llevó adelante en 2022 Eduardo Keldjian Etchessarry —arqueólogo, además de buzo—, y que según indicó la IMM consistió en "relevamientos batimétricos" y en la utilización de un "sonar de barrido lateral en toda la longitud del emisario apoyado en pilotes y en un ancho de 25 metros a cada lado de su eje", pero no se compartieron las conclusiones.
En ese mismo pedido de acceso, la IMM respondió ante la consulta acerca de la "evaluación del impacto ambiental de las fisuras", que "el emisario tiene asegurada su funcionalidad estructural frente a situaciones hidrodinámicas normales y aun relativamente significativas a condición de mantener su tapada de sedimentos" y que asimismo tiene "asegurada la funcionalidad ambiental para la cual fue diseñado".
Como "medidas de contingencia por las roturas", la comuna respondió que "el sistema de saneamiento de Montevideo se ha desarrollado de modo de permitir aplicar medidas de mitigación, pues por medio de compuertas motorizadas se deriva hacia el Sistema de Disposición Final Oeste (emisario Punta Yeguas) una parte del caudal de aguas servidas que de otra forma llegaría al de Punta Carretas".
Por último, en ese pedido de acceso solicitado a la comuna, se indicó que el colector en cuestión tiene una vida útil hasta el 2035 y que de momento "no hay reparación prevista" ya que a su entender "el emisario tiene asegurada su funcionalidad estructural en las condiciones actuales".
También en 2019, de todas formas, el resumen ejecutivo del Plan de saneamiento y drenaje urbano de Montevideo señaló que el estado del emisario de Punta Carretas, definido como "único sitio operativo de disposición final, era "cuanto menos desconocido, pero potencialmente frágil".
La crítica de Lema y el recuerdo de un compromiso del 2009
En el escrito que elevó el diputado Lema —senador electo por el Partido Nacional— este miércoles a la Presidencia de la Cámara de Diputados, además de exhortar a la IMM a que se busque una solución definitiva a este tema, dijo que no concebía que "se siga perpetuando la inacción frente a esta situación con las potenciales consecuencias que puede tener en la salud de la población y el ambiente".
Además, recordó que en 2009, el entonces director de Desarrollo Ambiental, Néstor Campal, había dicho que la reparación de las fugas del colector, pese a no ser algo urgente, sí era "una necesidad" dado que la obra estaba "diseñada para funcionar correctamente".
Por otro lado, Lema también cuestionó que la "planta de pre-tratamiento de Punta Carretas realiza sobre las aguas servidas procedimiento poco intensivos". "Con un diseño de 2.322 metros de longitud, la lejanía final del emisario y sus 24 difusores ubicados en los últimos 200 metros, son fundamentales para cumplir el objetivo de lograr la dilución adecuada de las aguas pre-tratadas antes de ser derramadas en la costa. Este sistema —siguió Lema— se encuentra lesionado dadas las fisuras que provocan derrames constantes y cercanos a la costa".
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