Laura Raffo inauguró ayer la sede que será su búnker de campaña en 2024 y que llevará el nombre de “Juntos somos más”, exactamente en frente a la Torre Ejecutiva. Se trató de un “hito” en el camino trazado por la economista cuyo punto de partida puede ubicarse a principios de 2022 cuando su nombre empezó a “sonar” como una posible precandidata del Partido Nacional, y que hoy la tiene comandando el flamante movimiento nacionalista llamado Sumar con la decisión tomada de competir en junio de 2024, pero aún sin oficializarla.

La sede fue estrenada con dos mensajes políticos claros en el discurso que dio pasadas las 19.30 horas -al fondo del salón de la planta baja del mismo edificio donde también funciona la embajada de Canadá-, minutos después de ser introducida por jóvenes integrados a este paraguas blanco y que pidieron que Raffo sea presidenta de la República. Ese es el objetivo final, para el cual debe saltar varios escollos todavía pero sobre todo alcanzar a Álvaro Delgado, que lidera las encuestas con distancia -razón por la que esperan con ansias las mediciones que llegarán en los próximos días, con la esperanza de que Raffo suba “dos o tres puntos”, señalaron a El País fuentes de su entorno.

Pero ayer, delante de una gigantografía en la que, en el auditorio de la Torre Antel, Raffo aparecía sonriente con el micrófono tipo vincha celebrando el lanzamiento de su movimiento un mes atrás, empezó a evidenciar algunas marcas discursivas que parecen remitirse al recorrido político que ya ha hecho y el que se le viene por delante.

Para empezar, la economista fue insistente en criticar a la intendenta montevideana, Carolina Cosse, a quien conoce muy bien por haber sido su rival en las elecciones municipales de 2020. La fustigó -como lo hizo muchas otras veces en este período al posicionarse como referente de la oposición departamental nacionalista- en este caso por haber estado “ausente” en la respuesta ante las inundaciones por las lluvias de estos días.

“La semana pasada e incluso esta noche, se generaron inundaciones en muchos barrios de Montevideo; hubo mucha desesperación -dijo Raffo-, a la gente le entró agua en su casa, se mojaron los colchones, se mojó la ropa y tuvieron que evacuar a su familias (...) y en esa situación de desesperación la intendenta Cosse estuvo ausente”.

Y siguió: “Los vecinos evacuaron a sus hijos de madrugada, la intendenta dijo que los protocolos salieron bien. Los vecinos perdieron sus pertenencias, la intendencia dijo ‘me siento tranquila’”.

Y todavía más: “Los vecinos están cansados de tener un gobierno departamental que invierte la plata en publicidad y no se preocupa de las necesidades de la gente”. Todo esto, diría más tarde en rueda de prensa, fue para contrastar una “manera” distinta de “hacer política”.

El otro mensaje relevante que dio sobre el final apuntó a realzar la figura del caudillo Aparicio Saravia. Fue enfática como no lo había sido hasta ahora -en los discursos que viene haciendo como precandidata no declarada- y lo hizo sin mencionar al binomio que suele generar discordia entre los blancos por quién tiene más derecho a apropiárselo: Wilson Ferreira Aldunate y Luis Alberto de Herrera.

En el lanzamiento de Sumar, de hecho, Raffo buscó generar un equilibrio entre esas dos figuras del siglo XX, ante los señalamientos, en la misma interna nacionalista, de que la economista tiene un origen y una impronta “herrerista”, incluso pese a haber sumado en sus filas al sector wilsonista de Alianza Nacional.

Pero ahora, a pocos días del aniversario de la icónica batalla de Masoller en la que el caudillo blanco fue derrotado por las Fuerzas Armadas que comandaba el colorado José Batlle y Ordóñez, Raffo se quedó con esta figura.

“Somos rebeldes como Aparicio -exclamó Raffo-, integramos a todos como integró Aparicio y dejamos todo por nuestro Partido Nacional como lo dejó Aparicio”.